Serrat dice adiós a los escenarios: diez momentos clave en la vida del eterno trovador
- El 'noi' del Poble Sec se despide este viernes de los escenarios con un concierto en el Sant Jordi de Barcelona
- Símbolo para varias generaciones, Serrat ha protagonizado algunos de los momentos más destacados de la música española
Joan Manuel Serrat, el cantautor más emblemático de la historia de España, dice adiós este viernes a los escenarios con un último concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona, su ciudad natal, tras una larga gira de despedida.
Convertido por méritos propios en el símbolo de varias generaciones, Serrat no cierra la puerta a seguir grabando e incluso ofrecer algún recital, pero parece claro que, a punto de cumplir 79 años, las grandes giras serán a partir de este viernes cosa del pasado.
Autor de cerca de 300 canciones, 32 discos en estudio, seis en directo y decenas de recopilatorios, casi seis décadas de carrera contemplan a un artista único e inmortal, un trovador eterno que ha protagonizado algunos de los momentos más brillantes de la música española. Recorremos los más destacados.
El 'noi' del Poble Sec
Joan Manuel Serrat nació el 27 de diciembre de 1943 en Barcelona y vivió su infancia y primera juventud en el barrio obrero del Poble Sec. Hijo de José Serrat, un catalán que trabajaba en la empresa Catana de Gas, y Ángeles Teresa, aragonesa de Belchite y ama de casa, creció en la Barcelona de la posguerra, hablando catalán y castellano, lo que a la postre sería fundamental en su obra, donde alternó las dos lenguas sin distinción.
"Tuve una infancia rodeada de cariño, con unos padres cariñosos y un ambiente familiar de posguerra: en casa llegaron a vivir 14 o 15 personas a la vez, y hablo de un piso de 50 metros cuadrados", aseguraba en 1998, en una entrevista para el libro Serrat y su época: biografía de una generación, de la periodista y escritora Margarita Riviere.
Sin embargo, en 2016, casi dos décadas después, afirmaba en El País: "Tenemos tendencia a ponerle al pasado brillos que no tuvo. Mi infancia es un territorio maravilloso para mí, pero fue oscuro: el niño le podía a la oscuridad del tiempo, abría los ojos y corría por los baldíos bombardeados, recogía vainas de armas y seguía jugando".
En todo caso, esa infancia y el barrio en que creció -al que sigue ligado- quedarían retratados en sus canciones: "La Tieta", "Mi niñez", "La aristocracia del barrio" o "Mare Lola", entre otras, son reflejo de esos años.
Radio Barcelona y la primera oportunidad
A pesar de proceder de un entorno obrero, Joan Manuel Serrat -o 'Juanito', como era conocido en su círculo familiar- pudo graduarse como perito agrónomo, aunque nunca llegó a ejercer esa profesión. El veneno de la música ya estaba dentro de él, acumulando diferentes influencias: Brassens y el resto de representantes de la chanson francesa; la incipiente Nova cançó catalana -de la que el propio Serrat se convertiría en uno de sus principales símbolos; The Beatles y los conjuntos pop que llegaban desde Reino Unido; y también las músicas populares españolas, como la copla o la zarzuela, que sonaban de manera constante en la radio de aquellos tiempos.
"Yo no escogí la copla, la copla me escogió a mí. Aquello salía de la radio, yo estaba sentado escuchándola", afirmaba el cantante en 1998 al hablar de aquellos años de formación musical
Con ese equipaje a cuestas, compone sus primeros temas, como "Una guitarra". Y a principios de 1965 consigue su primera oportunidad en Radio Barcelona, donde el locutor Salvador Escamilla dirigía un programa de música en directo. "Estaba claro que era muy bueno (...) Así que le propuse venir a cantar tres veces a la semana, cosa que hizo durante dos años", recuerda Escamilla en el libro Serrat y su época: biografía de una generación.
A través del locutor consiguió un contrato con la discográfica Edigsa y pudo entrar a formar parte del grupo Els Steze Jutges (Los 16 jueces), que reivindicaba la canción en catalán y en el que también militaron nombres destacados de la cançó como Quico Pi de la Serra, Lluis Llach o Maria del Mar Bonet.
El vértigo del éxito
En 1967 aparece Ara que tinc vint anys, su primer disco de larga duración, cantado íntegramente en catalán y que supone un gran impacto. En su lengua paterna compone temas como el que da título al disco y otros que cimentan su popularidad, como "Paraules d'amor", "Cancó de matinada" o "Balada per un trobador".
El éxito es tal que le permite iniciar una corta carrera cinematográfica, que arranca con Palabras de amor (1968) de Antoni Ribas y abarca otros títulos como La larga agonía de los peces fuera del agua (1970), Mi profesora particular (1972) o La ciudad quemada (1976), aunque la gran pantalla nunca pasó de ser una anécdota al lado de la enorme importancia que alcanzaría su legado musical.
El escándalo de Eurovisión
En 1961 España participó por primera vez en el Festival de la Canción de Eurovisión, un anhelo para el régimen de Franco, que veía en el certamen una forma de limpiar la imagen exterior de la dictadura, aunque hasta el momento su mejor puesto había sido la sexta posición de Raphael en 1967 con "Hablemos del amor".
Para la edición de 1968, Joan Manuel Serrat fue elegido como representante español, aunque como intérprete de un tema ajeno, el "La la la" que habían compuesto Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, integrantes del Dúo Dinámico.
Pero apenas unos días antes del festival, Serrat anunció que no acudiría a Eurovisión si no podía cantar la canción en catalán. TVE y el Gobierno franquista no cedieron ante lo que consideraron un chantaje y finalmente eligieron a Massiel como intérprete, quien lograría el triunfo.
Se ha especulado mucho sobre los motivos de Serrat para lanzar aquel ultimátum: presión de los sectores catalanistas, una maniobra publicitaria, intereses de su discográfica... En abril de 2022, más de cinco décadas después, en una entrevista en el Canal 24 Horas de TVE, Serrat afirmaba: "Cada vez que alguien me ha preguntado en qué prefiero cantar, si en catalán o en castellano, yo siempre he respondido que en la que me prohíban cantar". Seguramente esta declaración encierra, más de medio siglo después, parte de la respuesta a aquellos sucesos.
La negativa a cantar el "La la la" en castellano supuso para Serrat su veto en TVE y en las emisoras de radio estatales durante un lustro. Paradójicamente, el 'noi' del Poble Sec comenzó a publicar en estos años la mayor parte de sus canciones en castellano, redoblando su éxito a pesar de la campaña en contra de los sectores más reaccionarios y convirtiéndose en uno de los símbolos de la oposición al régimen.
Los discos dedicados a los poetas
Lejos de transitar por la parte más cómoda del éxito, en 1969 Serrat da un paso arriesgado que, a la postre, supondría uno de sus mayores triunfos: musicar algunos de los poemas de Antonio Machado en el disco Dedicado a Antonio Machado, poeta. Un esfuerzo que repetiría tres años después en el disco Miguel Hernández, poniendo música a los textos del autor de Orihuela. Ambos trabajos ayudaron a popularizar aún más a ambos poetas y supusieron un enorme éxito de ventas, con temas como "Cantares", "Para la libertad" o "La saeta" que siguen ocupando un lugar principal en el repertorio del cantautor barcelonés.
Luis García Gil, autor del libro Serrat y los poetas, aseguraba en 2021 en una entrevista en RTVE.es que "la poesía cantada de Serrat es una parte indispensable de su obra, tan trascendente como aquellas canciones que son de su propia autoría en letra y música" y comparaba su importancia para la música en castellano con la de The Beatles para la música anglosajona.
El crítico Fernando González Lucini destaca en una entrevista en RNE la importancia de estos discos, que coloca en lo más alto de la producción del catalán: "Miguel Hernández es conocido en este país a través de Serrat, en un momento en el que sus libros estaban prohibidos y no se podían ni comprar", señala.
Estos discos tendrían continuidad con otros dedicados a la obra de Joan Salvat-Papasseit (Res no és mesquí, 1977), Mario Benedetti (El sur también existe, 1985) y el propio Miguel Hernández (Hijo de la luz y de la sombra, 2010). Además, Serrat ha jalonado sus discos de poemas musicales de autores como Rafael Alberti ("La Paloma"), León Felipe ("Vencidos"), Joan Vergés ("El vell"), Ernesto Cardenal ("Epitafio para Joaquín Pasos") o José Agustín Goytisolo ("Historia conocida"), entre otros.
'Mediterráneo' y la consagración
En 1971, cerca de entrar en la treintena y a pesar del boicot de los medios del régimen, Joan Manuel Serrat era ya una de las principales voces de la canción española y contaba a sus espaldas con éxitos como "Penélope", "Fiesta", "El titiritero", "Señora", "Tu nombre me sabe a hierba", además de los temas que formaban parte de su disco dedicado a Antonio Machado.
Sin embargo, ese año se consagraría con su trabajo más importante, la obra maestra de su discografía: Mediterráneo. Diez temas compuestos en su retiro de Calella de Palafrugell, en la Costa Brava, y grabados en Milán con arreglos de Juan Carlos Calderón.
El contenido es oro puro, comenzando por el tema título, seguramente el más emblemático del cantautor. Una canción que supone una reivindicación de lo latino frente a lo anglosajón y que perdurará como la favorita de varias generaciones a ambos lados del Atlántico.
No es la única joya de un disco que incluye canciones como "Pueblo blanco", "Aquellas pequeñas cosas", "Lucía", "Tío Alberto" o "La mujer que yo quiero", indispensables en su trayectoria. A pesar de sus problemas con el régimen, la carrera del cantautor fue ya imparable.
El exilio en México
Aunque Serrat ya había protagonizado varios choques con la dictadura franquista, el más grave se produjo en septiembre de 1975. El cantautor -que desde finales de los sesenta había consolidado su posición al otro lado del Atlántico, sobre todo en países como Chile y Argentina- se encontraba en México cuando condenó con dureza las penas de muerte ordenadas contra 11 miembros de ETA y el FRAC. Además, se solidarizó con las declaraciones del presidente de México, Luis Echeverría, quien aseguró que solo reconocía al gobierno de la Segunda República.
A pesar de que el franquismo vivía sus últimos estertores, el Gobierno español emitió una orden de búsqueda y captura contra el cantautor, que decidió autoexiliarse en México. Junto a sus músicos, inició una gira por el país centroamericano en un autobús que llamaron 'La Gordita', el apodo de su amiga mexicana María Elena Galindo, que supuso un gran apoyo para Serrat durante su estancia mexicana. En agosto de 1976, once meses después, por fin pudo regresar a España.
Serrat también fue objeto de censura por otras dictaduras como la de Augusto Pinochet en Chile o la dictadura cívico-militar en Argentina: curiosamente, dos de los países en los que más difusión tiene la música del 'noi' del Poble Sec.
Comprometido políticamente y ligado al Partido Socialista, el cantautor siempre ha alardeado de su catalanismo pero asegura no ser partidario de la independencia.
En tránsito hacia la madurez
Serrat inaugura la década de los ochenta con un disco en catalán, Tal com raja, y otro en castellano, En tránsito, que van a suponer un nuevo impulso en su carrera y le convierten en un artista de masas, un cantautor que se desenvuelve de igual manera en la intimidad de un teatro que entre la multitud de un campo de fútbol o una plaza de toros.
En estos años en los que triunfa la Movida, Serrat -ya un clásico indiscutible- mantiene su solidez y moderniza su sonido, abriendo camino a otros cantautores, como Joaquín Sabina, que deben tanto a Brassens como a Bob Dylan. De esta época son temas como "Temps era temps", "Hoy puede ser un gran día", "Cada loco con su tema" o "De vez en cuando la vida", que están a la altura de lo mejor de su producción.
Serrat y Sabina, dos pájaros a tiro
En 1996, Serrat formó parte de la exitosa gira 'El gusto es nuestro' que, junto a Miguel Ríos, Ana Belén y Víctor Manuel -compañeros de profesión pero, sobre todo, amigos muy cercanos- les llevó por numerosos puntos de España y Latinoamérica. Una experiencia que repetirían 20 años después, con una acogida similar.
En estos años siguió publicando discos en ambas lenguas y girando con regularidad, aunque tuvo algunos problemas de salud: en 2004 superó un cáncer de vejiga que le tuvo un tiempo apartado de los escenarios y tuvo que afrontar la enfermedad de nuevo en 2010 y 2013, aunque logró recuperarse.
Uno de los momentos más destacados en esta etapa fue su asociación con Joaquín Sabina, con quien en 2007 realizó más de 70 conciertos en la gira "Dos pájaros a tiro". El proyecto tuvo continuidad cinco años después, con la grabación del disco La orquesta del Titanic y una nueva gira por España, Estados Unidos y varios países de Latinoamérica bajo el título "Dos pájaros contraatacan".
El 'tour' sirvió de base para el rodaje de El símbolo y el cuate, un documental dirigido por Francesc Ralea que refleja cómo dos personalidades tan dispares como las de Serrat y Sabina son capaces de casar de una manera tan eficiente en el apartado personal y artístico.
En 2019 la pareja se embarcó en una tercera gira, "No hay dos sin tres", que tras ofrecer varios conciertos por Latinoamérica tuvo que ser suspendida tras la caída de Sabina del escenario del WiZink Center de Madrid y la posterior pandemia de coronavirus.
La gira del adiós
En diciembre de 2021, Joan Manuel Serrat anunció una última gira a lo largo de 2022 que serviría como retirada de los escenarios. Según explicó en una entrevista en el Canal 24 Horas, fue la llegada del coronavirus lo que le llevó a organizar su despedida: "No quería que me retirada la epidemia. Y pensé que cuando hubiera una posibilidad tenía que hacerlo".
Un largo adiós que, bajo el título 'El vicio de cantar 1965-2022', comenzó el 27 de abril en el Bacon Theatre de Nueva York, para proseguir por Miami, Puerto Rico, República Dominicana, México, Colombia, Costa Rica, España, Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile, Perú y Uruguay, colgando en todos ellos el cartel de 'no hay billetes'. La alta demanda le llevó a redoblar fechas, con un balance final de 75 conciertos, 45 de ellos en España, incluyendo el de esta noche en Sant Jordi, que contará con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y de varios amigos del artista.
"Se acabó / El Sol nos dice que llegó el final / Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual", reza la última estrofa de "Fiesta", la canción con la que previsiblemente Serrat dirá adiós esta noche y que resume a la perfección el sentido de su lírica, sencilla y popular, pero capaz de recoger en solo unos versos todo el sentir de varias generaciones. Aunque el maestro abandone las tablas, su música inmortal seguirá para siempre con nosotros.