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Vaticano

El papa Francisco pide rezar por Benedicto XVI ante el empeoramiento de su salud: "Está muy enfermo"

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El papa Francisco pide "rezar" por Benedicto XVI
El papa Francisco y Benedicto XVI, en el Vaticano en 2016.

El papa Francisco ha pedido una "oración especial" por Benedicto XVI, cuya salud es extremadamente débil, según ha apuntado al término de su audiencia general este miércoles. "Está muy enfermo. Pidamos a Dios que lo consuele y lo sostenga en su testimonio de amor a la iglesia hasta el final", ha señalado el pontífice. "Me gustaría pedirles a todos una oración especial para el papa emérito Benedicto, quien, en silencio, está sosteniendo la Iglesia", ha añadido.

El papa ha hecho esta declaración sorpresa sin revelar más detalles sobre el estado de salud del papa emérito. Posteriormente, han anunciado que la salud de Benedicto XVI ha "empeorado de forma repentina". "En cuanto a las condiciones de salud del papa emérito, por quien el papa Francisco ha pedido oración esta mañana, puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento por el avance de la edad", ha señalado el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni. No obstante, su condición está "bajo control" y se encuentra en constante tratamiento médico.

El alemán Joseph Ratzinger, de 95 años, se convirtió en 2013 en el primer papa en renunciar en 600 años. Desde entonces, vive retirado de la vida pública en el convento Mater Ecclesiae en el interior de la Ciudad del Vaticano. De hecho, el papa Francisco le ha visitado aquí tras pedir la oración por él, según ha confirmado la Santa Sede.

El anuncio del estado de salud de Benedicto XVI no solo ha generado alarma en la Iglesia católica. En Alemania, su país natal, el gobierno ha señalado que siguen "las informaciones sobre su estado de salud" y confían "en su recuperación".

Débil, pero lúcido

Retirado de la vida pública, rara vez se deja ver desde su renuncia. Una de las últimas fotografías que se conocen de Benedicto fue publicada por la Fundación Joseph Ratzinger el pasado 1 de diciembre, cuando se reunió con los ganadores de un premio para teólogos en su honor. En la imagen, que denotaba debilidad, aparece sentado y muy delgado, aunque atento a la conversación. En otras fotografías recientes, aparece en silla de ruedas por los jardines vaticanos.

Benedicto XVI, de 95 años, recibe a los galardonados con el

Benedicto XVI, de 95 años, recibe a los galardonados con el "Premio Ratzinger" en el Vaticano GM / FONDAZIONE RATZINGER

Hasta ahora, se conocía que su salud es muy frágil, si bien no padece ningún problema mental, según ha explicado en varias declaraciones su secretario personal, Georg Gänswein. Sin embargo, todos los que le han visitado en los últimos meses aseguran que el pontífice emérito habla con un hilo de voz y no camina.

Según el Vaticano, Ratzinger mantiene su rutina con disciplina pese a su edad: concelebra la misa a las 7:30, después escucha música en su sofá. Además, sigue recibiendo algunas visitas, como la de los nuevos cardenales, que acudieron en agosto.

Últimas declaraciones en febrero

Benedicto XVI ha pasado los últimos meses en silencio, excepto a principios de año. Su última declaración pública se remonta a febrero, cuando en una carta pidió perdón a las víctimas de abusos sexuales tras la publicación de un informe sobre esta cuestión en Alemania. "Una vez más, solo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica", subrayó en la histórica misiva.

Ratzinger, que fue arzobispo de Múnich, emitió esta disculpa por los "errores" cometidos durante sus mandatos en los diferentes cargos que ha ocupado. "He mirado a los ojos las consecuencias de una culpa muy grande", señaló.

Ocho años de luces y sombras

Benedicto, el primer pontífice alemán en 1.000 años, fue elegido en 2005 para suceder al muy popular Juan Pablo II, que reinó durante 27 años.

Cuando se puso al frente de la Iglesia católica el 19 de abril de ese año, las revelaciones sobre abusos a menores por parte de sacerdotes ya eran un asunto de primer orden en Estados Unidos. La cuestión se extendió rápidamente a otros países del mundo. En 2008, Ratzinger se convirtió en el primer papa que expresó su “vergüenza” y que se reunió con víctimas.

Otros escándalos, al margen de la pederastia, salpicaron su pontificado, desde las filtraciones de Vatileaks a la investigación por el supuesto blanqueo del 'Banco Vaticano'.

Ratzinger destacó por ser el primer pontífice en admitir el uso del preservativo, aunque solo en casos muy limitados, para evitar la propagación del sida. En un libro en 2010, admitió que ese podía ser el primer paso hacia una "sexualidad más humana".

No obstante, al igual que su predecesor Juan Pablo II, continuó inflexible acerca de las cuestiones morales. En nombre de la defensa de la vida, mantuvo la condena del aborto, de las experimentaciones genéticas, de la eutanasia y del matrimonio homosexual.