La invasión de Ucrania lo cambió todo: la actualidad de 2022 en 12 gráficos
- Una nueva guerra en Europa marca todo lo sucedido en el año en que queríamos dejar atrás la pandemia de COVID-19
- DatosRTVE repasa en mapas, gráficos y tablas varios de los temas más destacados de este 2022
Pensábamos que 2022 traería de vuelta la normalidad a nuestras vidas, una vez que parecía que la pandemia de COVID-19 estaba más controlada gracias a la vacunación y a unas variantes del virus menos letales. Sin embargo, la guerra volvió a Europa y con ella nos vimos inmersos en una nueva crisis de alcance global.
Sin una participación militar directa, todos los países 'occidentales' se han visto afectados por un conflicto cuyas consecuencias políticas, sociales y económicas se prolongarán por tiempo indefinido. Las repercusiones de la guerra iniciada por Vladímir Putin alcanzarán incluso a la lucha contra el cambio climático, justo cuando los efectos del calentamiento global nos acucian a buscar un modelo energético sostenible. El mismo año en que Europa se agostaba en inéditas olas de calor y se calcinaba en grandes incendios, los países han aumentado su gasto en fuentes de energía fósiles.
Todos estos hechos de la actualidad de 2022 han tenido su seguimiento en DatosRTVE, y los principales gráficos y mapas que los han representado resumen de forma visual lo que ha traído este año.
Más de diez meses de guerra en Ucrania
La guerra de Ucrania ha marcado por completo el año 2022, desde que el 24 de febrero comenzó la invasión rusa bajo el pretexto de la "desnazificación" y desmilitarización de Ucrania.
En estos diez meses, la guerra ha pasado por diversas fases: el intento fallido de una invasión rápida para forzar la caída del gobierno en Kiev condujo a un conflicto más territorial en el que Rusia perseguía la conquista del este y sur de Ucrania, cerrando la salida de esta al mar y tratando de imponerse en las áreas más rusófonas del país.
Sin embargo, sucesivas contraofensivas ucranianas fueron logrando la retirada de las tropas rusas, primero de toda la región de Kiev y, tras el verano, de la región de Járkov, al norte del país. A principios de octubre, Ucrania relanzó también su contraofensiva en la región meridional de Jersón, logrando sus mayores avances y empujando a las tropas rusas al sur a lo largo de la orilla occidental del río Dniéper. El 11 de noviembre, Moscú anunció su retirada de ese lado del principal río del país y Ucrania recuperó la ciudad de Jersón, la mayor de las ocupadas por los invasores.
La ayuda económica, militar y logística de los países de la OTAN está siendo fundamental para la resistencia de los ucranianos. Con el frente militar más estable por la llegada del invierno, el ejército ruso trata de reajustar su táctica, mientras mina la resistencia de la población civil bombardeando infraestructuras para cortar el suministro eléctrico y de calefacción. Al mismo tiempo, el Gobierno de Putin ha movilizado a más de 300.000 personas a las que entrena para enviar al frente. Sin voluntad negociadora para buscar una salida al conflicto, la guerra está lejos de terminar.
El precio de la energía se dispara: gas y luz, por las nubes
La guerra ha tenido repercusiones inmediatas, amplias y profundas en todo el mundo, más allá de las fronteras ucranianas. No solo porque ha provocado la mayor ola de refugiados en Europa en décadas (casi ocho millones de refugiados y al menos 6,5 millones de desplazados internos), sino por el hondo impacto económico del conflicto, sobre todo en Europa.
A la interrupción de las exportaciones ucranianas -uno de los principales suministradores de cereales- se unió el efecto de las sanciones económicas sobre Rusia, sus empresas y dirigentes. Los Veintisiete han aprobado hasta nueve paquetes de sanciones, y se ha frenado la importación de petróleo y gas de Rusia.
Hasta este año, Rusia era el principal suministrador de gas a Europa, pero a causa de la guerra se han reducido drásticamente sus exportaciones y Moscú ha interrumpido el suministro en varias ocasiones. Los países iniciaron una carrera para cambiar de proveedores y disminuir su dependencia del gas ruso, lo que ha conducido al incremento de las reservas y a un interés renovado por el gas natural licuado y las plantas de regasificación para distribuir el gas importado de países como Estados Unidos y Argelia, para lo que España desempeña un papel estratégico.
El precio de la luz, que ya se había disparado en 2021 por el encarecimiento del gas natural, no ha dejado de subir por esta misma razón, pero también por la demanda no satisfecha por las fuentes de energía renovable en un año de extraordinaria sequía. El Gobierno trató de contener los precios, que afectan directamente a los hogares, impulsando el mecanismo de la "excepción ibérica", un tope al precio del gas para tratar de abaratar el precio de la luz en España y Portugal, vigente desde el 15 de junio y aprobado hasta diciembre de 2023.
Inflación: el coste de la vida se encarece
La subida de los combustibles y las fuentes de energía, que ya se había iniciado en 2021, así como el de la mayor parte de materias primas, tiene un efecto en cascada sobre toda la cadena de producción de bienes y servicios que desemboca inevitablemente en la subida de los precios.
Todo ha subido de manera drástica en el último año, que ha enlazado la crisis de suministros de finales del año pasado con los efectos económicos de la guerra en Ucrania. Las mayores subidas en lo que va de 2022 se han producido en los combustibles líquidos, los aceites comestibles (oliva, girasol, palma…) y en el azúcar, productos que han subido en torno al 50% o más. Otros productos como la mantequilla y el azúcar han subido alrededor del 35% y alimentos básicos como la leche entera (31%) y el pan (15%) protagonizan las subidas más sensibles para los bolsillos.
Pero el impacto de la inflación en la economía doméstica no se detiene ahí. Las autoridades monetarias han tratado de controlar la inflación aumentando los tipos de interés. Pero, como consecuencia, las subidas del euríbor han impactado de lleno en las hipotecas de tipo variable, que están provocando el encarecimiento de las cuotas en más de 200 euros al mes. Este mes de diciembre, el euríbor intradiario superó el 3% por primera vez en 14 años, y los expertos vaticinan que puede acabar el año en ese valor y superarlo en próximos meses.
Incendios: el peor año del siglo XXI
El año 2022 ha sido el peor de este siglo para España en lo que se refiere a los incendios forestales. Una sequía prolongada y extensas olas de calor desde mayo hasta septiembre han hecho que el fuego haya arrasado más de 309.000 hectáreas desde enero, según las estimaciones del Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS), aunque los datos provisionales hasta el 30 de noviembre del Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) rebajan la cifra hasta las 267.000 hectáreas.
Solo hasta julio, la superficie quemada superó a la que se abrasó en todo 2012, que era el peor año desde que hay registros. Hasta el 30 de agosto se registraron en España 63 grandes incendios, es decir, aquellos que calcinan más de 500 hectáreas. Con los últimos datos, hasta el 12 de diciembre, el fuego ha arrasado cuatro veces más que la media de superficie quemada entre 2006 y 2021.
Zamora fue la provincia más castigada por los incendios, con grandes fuegos en Tábara y Losacio y en Ferreras de Arriba, donde se quemaron en conjunto más de 60.000 hectáreas. Los incendios dejaron al menos cuatro muertos en esta provincia y arrasaron en torno a un 6,5% de su superficie. De los 17 incendios de más de 10.000 hectáreas registrados en España en lo que va de siglo, ocho se han producido este año.
Olas de calor: máximas y mínimas de récord
Los incendios fueron una consecuencia directa de la escasez de lluvias y de las temperaturas extraordinariamente altas del pasado verano, en un año que se ha encargado de recordar los efectos del cambio climático en el día a día.
España atravesó este verano tres grandes olas de calor en la Península y Baleares, y dos en Canarias. En el primer caso, fueron 42 días con los termómetros por encima de lo normal, lo que equivale a cerca del 45% del verano climatológico.
La primera ola de calor llegó a la península el 12 de junio, duró siete días, afectó a 39 provincias y fue la más temprana desde 1981. El 9 de julio comenzó la segunda ola de calor, que duró 18 días y el 16 de julio llegó a afectar a 43 provincias, lo que la convierte en la más extensa de la serie histórica. Y apenas cuatro días después de terminar, llegó a la península la tercera ola de calor del verano, que duró 17 días, entre el 30 de julio y el 15 de agosto, y que en su pico, el 2 de agosto, se extendió a 27 provincias.
En provincias como Baleares y Barcelona pasaron la mayor parte del verano sin bajar por la noche de los 20 °C, una sucesión inédita de noches tropicales, que este verano experimentaron casi todas las provincias. Las consecuencias de este calor extremo fueron más allá de los récords de temperaturas: las muertes atribuidas al calor en España triplicaron la media de los cinco años anteriores
La pertinaz sequía se mide en embalses vacíos
Las anomalías meteorológicas no se limitan al verano. En diciembre, España también ha registrado temperaturas más altas de lo normal en esta época del año. El calentamiento global afecta a la normalidad de las precipitaciones, en un año 2022 no solo más cálido, sino también más seco de lo normal.
La pertinaz sequía, como dice el cliché periodístico, o la sequía prolongada, en términos más científicos, afecta al 43,3% de la superficie española, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Transición Ecológica, del mes de noviembre. Hay poca agua, y la elevada demanda, sobre todo para usos agrícolas, vacía aún más los acuíferos.
En la actualidad, el 22,3% del territorio está en un escenario de emergencia por escasez grave de agua, cinco puntos más que el año pasado en la misma fecha. Además, el 15,6% se encuentra en alerta y el 11,8% en prealerta, es decir, en situación de escasez moderada. La peor situación se encuentra en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir, así como en las cuencas de los ríos Segre, Aragón y Bajo Ebro, y en la cuenca del río Pisuerga, en la demarcación hidrográfica del Duero.
El año hidrológico 2021-2022 fue el tercero más seco en España de las últimas seis décadas. Las lluvias acumuladas en las últimas semanas no compensan el déficit de precipitaciones del 25% que se arrastra del año pasado y que mantiene a los embalses españoles en su nivel de reservas más bajo desde 1995.
COVID-19: encomendados a la vacuna
Parece que ha pasado más tiempo, pero hace justo un año, la variante ómicron del SARS-CoV-2 trajo consigo una sexta ola en la pandemia de COVID-19, con una gigantesca explosión de contagios que contribuyó a acelerar la vacunación en aquellas personas pendientes de completar su pauta o de ponerse la dosis de refuerzo que recomendaban las autoridades sanitarias.
Afortunadamente, la gravedad de los contagios y la letalidad fueron mucho menores que en olas anteriores. Una vez superado ese episodio, el 22 de marzo el Gobierno empezó a aplicar una nueva estrategia de vigilancia de la COVID basada en la ‘gripalización’ de la enfermedad, con el seguimiento de la enfermedad centrado en los mayores y colectivos vulnerables.
Hace un año afrontábamos las reuniones navideñas consultando dónde pedían el pasaporte COVID para entrar o viajar. Hoy, las restricciones han desaparecido de nuestro día a día, salvo el uso de mascarillas en determinados espacios, y la vacunación continúa, para tratar de mantener la protección frente a las infecciones graves.
Así, desde septiembre se empezó a administrar una cuarta dosis de la vacuna, adaptada a ómicron, que el 15 de diciembre se acordó ampliar a todos los menores de 60 años sin factores de riesgo que lo soliciten.
Sin embargo, mientras China sufre una gran ola de contagios y mortalidad tras el fin de su política de 'COVID cero', la evolución de la cobertura de la vacuna en España es un claro reflejo de que el coronavirus ha dejado de percibirse como el problema que fue. En tres meses, más de la mitad de los mayores de 60 años tiene la cuarta dosis contra el coronavirus, mientras que más de un año después de empezar con las dosis de refuerzo, apenas el 55% de la población general ha recibido el tercer pinchazo.