Un tribunal militar condena a Aung San Suu Kyi a siete años más de cárcel por corrupción
- La premio Nobel de la Paz en 1991 se encuentra encarcelada desde el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021
- La exlíder birmana, de 77 años, acumula penas de más de tres décadas por varios delitos
Un tribunal militar de Birmania (Myanmar) ha condenado este viernes a la derrocada líder Aung San Suu Kyi a siete años de prisión al hallarla culpable de cinco cargos de corrupción.
Con esta nueva sentencia, la premio Nobel de la Paz, de 77 años, acumula un total de 33 años de penas en varios juicios en su contra por cargos presentados tras el golpe de Estado de febrero de 2021.
La exlíder birmana, que permanece detenida en la prisión de Naipyidó, ha sido condenada en esta ocasión por abuso de su posición para el alquiler de terrenos y la compra y alquiler de helicópteros, entre otros cargos vinculados a la corrupción. Este ha sido el último juicio en contra de la premio Nobel de la Paz de 1991, que ha sido dirimido por un tribunal especial ubicado en la cárcel.
La líder electa, detenida durante las primeras horas de la sublevación, ya había sido declarada culpable por una retahíla de delitos como vulnerar las leyes contra la pandemia, la importación ilegal de "walkie talkies", corrupción, violación de la ley de Secretos Oficiales y fraude electoral, entre otros.
La primera condena contra la depuesta política, vista por el pueblo birmano como una heroína en la lucha por la democracia y que ya paso años de arresto domiciliario bajo anteriores dictaduras militares, fue anunciada el 6 de diciembre del año pasado.
Los abogados de Suu Kyi, a los que la junta militar ha prohibido hablar con los medios de comunicación, han calificado como una fabricación todas las acusaciones presentadas en su contra.
Naciones Unidas pide su liberación
La sentencia se conoce después de que la semana pasada el Consejo de Seguridad de la ONU reclamara la liberación de todos los presos políticos detenidos desde la sublevación, incluida Suu Kyi.
El texto del máximo órgano de decisión de Naciones Unidas, que ha sido objeto de negociaciones durante meses y salió adelante con doce votos a favor y tres abstenciones -de China, Rusia e India-, también reclamó un cese inmediato de la violencia en Birmania.
El golpe militar del 1 de febrero de 2021 ha sumido a Birmania en una profunda crisis política, social y económica y ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.
El Ejército justificó el golpe alegando haber descubierto millones de votos irregulares en las elecciones de 2020 -que impulsaron al poder a la Liga Nacional de la Democracia de Suu Kyi-, unos comicios que fueron considerados libres por los observadores internacionales.
Al menos 2.682 personas han muerto por la brutal represión ejercida de parte de las fuerzas de seguridad, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos y desarmados, y más de 13.100 permanecen detenidas, según datos de la oenegé birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).
Varias asociaciones en defensa de los derechos humanos han acusado al Ejército birmano de lanzar ataques aéreos contra civiles, lo que constituye un crimen de guerra.