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Arranca un 2023 de alta tensión política e ininterrumpida campaña electoral

  • España se adentra en la campaña para las municipales y autonómicas del 28 de mayo y las generales de fin de año
  • Tras un 2022 de alto voltaje político, se espera un 2023 aún más intenso con candidatos aún por decidir

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Arranca 2023, un "intenso" año electoral

"Descansen que el próximo año apunta a intenso". Así se despidió de 2022 el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su última rueda de prensa del año y seguramente en esa afirmación, y en poco más, van a estar de acuerdo todos los líderes políticos y candidatos, que afrontan un 2023 de alto voltaje y en perpetua campaña electoral.

España deja atrás un 2022 político de infarto con imágenes que pasarán a la historia: el primer gobierno de coalición de PP y Vox en España, tras las elecciones en Castilla y León; la aplastante victoria de Juanma Moreno en el mayor bastión del socialismo, Andalucía; la

mayor crisis interna vivida nunca en el PP que 'enterró' a Pablo Casado y aupó a Alberto Núñez Feijóo como líder; votaciones en el Congreso tan decisivas como la reforma laboral, que salió adelante solo por el error de un diputado; el caso de espionaje Pegasus; la crisis institucional sin precedentes después de que el Tribunal Constitucional parase por primera vez en democracia una votación en el Senado; y un Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que cumple cuatro años caducado. Como imagen más que simbólica de un cierre de año político intenso, abrupto y bronco, muy bronco, la del rey Felipe VI alertando de la "erosión" de las instituciones, la "división" y el "deterioro de la convivencia".

Sin contener la respiración, los partidos encaran este 2023, que da sus primeros pasos, con una fecha ya apuntada en el calendario: el 28 de mayo, cuando se citarán con las urnas los ciudadanos de doce comunidades autónomas (Aragón, Asturias, Islas Baleares, Islas Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, La Rioja, Región de Murcia y Navarra) y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Ese día además se celebrarán comicios en los más de 8.000 municipios de España.

Pero cuando ese macroproceso electoral pase, aún quedará el plato fuerte del nuevo año: las elecciones generales que serán, si no hay sorpresas, en el mes de diciembre cuando se agote el actual mandato de Pedro Sánchez, con una fecha límite, el 10 del último mes del año.

En este contexto, estas son algunas de las claves del 2023 electoral que viene:

Elecciones municipales y autonómicas: los partidos se la juegan

Paso a paso, los partidos engrasan ya su maquinaria electoral en cada territorio, en cada comunidad y en cada pueblo, desde los más pequeños a las grandes ciudades. No se vota igual a un alcalde que a un presidente autonómico que a un inquilino de La Moncloa.

Más allá de lo que cada formación política, cada presidente regional y cada regidor local se juegue en su plaza, unas elecciones municipales y autonómicas se convierten en la mayor y más real encuesta posible para medir el estado de ánimo electoral de un país y la tendencia de voto. Las olas arrastran y suelen influir, tal y como apuntan los datos de los últimos años.

Las elecciones autonómicas de mayo de 2015 las ganó el PP y el triunfo 'popular' se repitió en las generales siete meses después. Misma fotografía en 2019: el PSOE se hacía con la victoria en las elecciones regionales y locales y meses después Sánchez llevaba el triunfo a Ferraz y el PSOE ganaba unos comicios generales al PP tras once años. Los partidos saben que de lo que pase el 28M dependerá también en parte su devenir en el ámbito nacional. De ahí que las campañas se mezclarán más que nunca.

Se ha llegado a hablar incluso del 28 de mayo de 2023 como superdomingo electoral, con la posibilidad de celebrar también las elecciones generales ese día, pero esas voces se han disipado y no parece una opción muy real. Salvo que los sondeos aprieten al PSOE o haya un giro de guion inesperado, no parece que Sánchez vaya a renunciar al escaparate que supone la presidencia de la Unión Europea a partir del 1 de julio de este año, cuando España ya esté totalmente inmersa en la incesante campaña electoral y con las generales a la vuelta de la esquina.

El presidente del Gobierno debe acometer además en los próximos meses una remodelación de Gobierno para sustituir a dos de sus ministras ya que Reyes Maroto y Carolina Darias serán, respectivamente, las candidatas socialistas a las Alcaldías de Madrid y Las Palmas. Habrá que esperar para ver si los cambios se limitan a las ya designadas cabezas de lista o Sánchez se decanta por una crisis en su Ejecutivo más amplia en clave electoral.

Líderes consolidados, nuevos e indecisos

En las elecciones generales habrá candidatos que repiten, candidatos primerizos y candidatos que aún se lo están pensando. Pedro Sánchez ya eligió un primer lema para la larga campaña de este año en su balance de 2022 de hace tan solo unos días: "Avanzar y proteger". Si por algo se ha caracterizado un mandato que llega a su fin es por los retos inéditos a los que el presidente ha tenido que hacer frente, entre los que destaca una pandemia que aún no ha marcado su final y la guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas y sociales devastadoras, que han copado casi todo el 2022. Sánchez llegará a las urnas presentando como aval la que él define como una "salida social" a la crisis que pone como prioridad- añade- a las clases medias y trabajadoras.

Frente a Sánchez, un Feijóo novato como candidato nacional que ha pedido ya en varias ocasiones un adelanto electoral para echar de La Moncloa a un presidente que, en su opinión, "reduce a cenizas la democracia" y es "servil" con el independentismo. Se ve como la única opción real para sacar a Sánchez de la Presidencia del Gobierno.

Las elecciones generales pondrán a ambos frente a frente por primera vez. Feijóo, acostumbrado al cómodo triunfo en tierras gallegas, medirá su fuerza en las elecciones generales y tratará de aupar al PP a una victoria que Pablo Casado no alcanzó. El denominado 'efecto Feijóo', que le hizo liderar de forma abultada las encuestas nada más coger las riendas de un PP abierto en canal, ha ido perdiendo intensidad.

La mayoría de prospecciones electorales, eso sí, siguen situando en cabeza al PP, aunque con menos distancia, salvo el CIS, que augura un triunfo del PSOE, también con menor diferencia que anteriores sondeos y con los 'populares' subiendo posiciones. Según el último barómetro del año, las últimas polémicas derivadas de la reforma del delito de sedición y malversación han castigado al principal partido del Gobierno. Pone de manifiesto esta última encuesta que la preocupación de los ciudadanos por los "problemas políticos en general" alcanzan su mayor valor desde 2020.

Y a ambos lados, a izquierda y a derecha, Sánchez y Feijóo miran al socio con el que podrían gobernar. Así, el PP se fija en Vox- que se llevó su primer batacazo en Andalucía, tras unos años acumulando techos electorales- aunque con una relación poco fluida entre Feijóo y su líder, Santiago Abascal. Y el PSOE busca, pero de momento no encuentra, coalición electoral cerrada a su izquierda ya que el espacio de Unidas Podemos sigue sin definir su futuro electoral con Yolanda Díaz sin dar aún el paso definitivo. Todo ello en medio de unas relaciones cada vez más tensas de la segunda vicepresidenta del Gobierno con Podemos, que no quiere perder relevancia en la suma que ella pretende sin protagonismo de partidos. En determinados círculos de Podemos se observa a Irene Montero como posible candidata si finalmente no hubiese acuerdo con 'Sumar'.

No parece que vaya a mejorar en este 2022 la ya difícil convivencia del primer gobierno de coalición en España con dos partidos que pugnarán por apuntarse los tantos de las medidas más sociales de cara a un electorado común por el que luchar. Tanto PSOE como Unidas Podemos restan importancia a estas diferencias y justifican que son gajes de un gobierno bicolor al que España parece tendrá que acostumbrarse, según apuntan los sondeos, que marcan que las mayorías absolutas son excepción.

Ciudadanos, por su parte, se juega seguir existiendo en una debacle electoral que no ha cesado en todas y cada una de las citas con las urnas, ahora además en medio de un proceso de primarias en el partido más dividido que nunca con dos candidaturas en liza, la de Inés Arrimadas y la de Edmundo Bal. Los próximos 15 y 16 de enero y bajo el lema "Radicalmente libres" el partido celebrará su VI Asamblea Nacional para dedicir el rumbo que tomará un partido que no levanta cabeza. En los últimos días del año Feijóo y Arrimadas se reunieron pero, según han dicho, no se habló de posibles fichajes.

Por el lado catalán, ERC ya aprieta el acelerador electoral y ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de celebrar un referéndum de independencia en Cataluña en 2023, en medio de unas relaciones más que difíciles con Junts. Ambos partidos, exsocios de Govern, medirán sus fuerzas en ayuntamientos catalanes y pelearán por conseguir más escaños en el Congreso. Cataluña ha vuelto a situarse en la parte alta de las 'guerras políticas' entre el Gobierno y el bloque de derecha tras la reforma acometida por Sánchez en el Código Penal, que aún tiene capítulos por escribir y que ha revolucionado el fin de 2022.

¿Puede aumentar aún más la tensión y la crispación en 2023?

Los últimos años en la política española se han caracterizado por un nivel de tensión y crispación llegando a una 'violencia política' que, sesión a sesión, se ha apoderado del Congreso de los Diputados. Ya es habitual en debates parlamentarios, plenos, ruedas de prensa y en cada espacio político un tono durísimo y hosco que no aminora y que en 2023 podría elevarse aún más con mítines y actos de partido constantes en los que los decibelios siempre suben para arrancar votos.

La 'guerra', además, aumentará por todos los flancos: entre los partidos que forman el Gobierno de coalición, entre el Ejecutivo y el principal partido de la oposición, con unos líderes nacionales que casi no se hablan y entre los socios parlamentarios, que medirán mucho más las distancias y los acuerdos.

Consciente de que en 2023 el Congreso va a ser más un campo de batalla que un lugar para fomentar el acuerdo, Sánchez apretó el acelerador legislativo a final de 2022 con las ya citadas y polémicas reformas de la malversación y la sedición, y las no menos controvertidas ley 'del sí es sí', ley de aborto o 'ley trans' para despejar la agenda y centrarse en lo que toca este año: las elecciones.

A pesar de la minoría parlamentaria del Gobierno, las disensiones en la coalición y la dura oposición de los partidos de la derecha, el bloque de investidura se ha reforzado en la recta final del año dando luz verde a la agenda del Gobierno, pero a partir de ahora cada partido querrá enfatizar su perfil propio para atraer a su electorado más fiel, pero también captar al que no lo tiene tan claro.

Alcaldes, presidentes regionales y candidatos a La Moncloan arrancan ya una batalla que va a durar 12 meses y que avivará más el fuego político. La guerra de todos contra todos empezará en enero y acabará, si no hay sorpresas, rozando el 2024.