Enlaces accesibilidad

Carpanta cumple 75 años cuando comer carne vuelve a ser un lujo para muchos

  • Se publica un volumen con las mejores historietas del personaje de Escobar
  • Más noticias sobre cómic en El Cómic en RTVE.es

Por
Detalle de la portada de 'Carpanta 75'
Detalle de la portada de 'Carpanta 75'

Carpanta significa, según la RAE, hambre atroz, así que Josep Escobar no pudo elegir mejor nombre para el protagonista de la historieta que creó en la mísera España de posguerra, del estraperlo y el racionamiento, un entrañable personaje que acaba de cumplir 75 años, justo ahora que comer carne vuelve a ser un pequeño lujo para muchos.

Ediciones B ha publicado Carpanta 75 un volumen con una selección de las páginas y viñetas que el barcelonés Escobar (1908-1994) dedicó durante más de tres décadas -todas ellas en cabeceras de la mítica editorial Bruguera- a este humilde hombrecillo, que soñaba con pollos voladores y que hizo del "ñam ñam ñam" una de las onomatopeyas más reconocibles de la historia de los tebeos españoles.

Esta edición de lujo -con un título en dorado- sirve de paradójico contrapunto a la intemperie moral de una época más que gris e incluye una selección de páginas que reflejan la evolución gráfica del personaje, desde su primera aparición en la revista Pulgarcito en 1947, portadas de la colección Súper Carpanta y varios dibujos inéditos procedentes de la familia Escobar, creador también de los míticos Zipi y Zape.

Posiblemente, Escobar, junto a Francisco Ibáñez (Mortadelo, Pepe Gotera y Otilio, 13, Rue Percebe...) y Manuel Vázquez (Las hermanas Gilda, Anacleto, La familia Cebolleta...) son los autores más recordados de aquella época dorada del tebeo español que Bruguera supo capitalizar y "monetizar" durante décadas, con decenas de miles de ejemplares vendidos de sus revistas semanales.

En el prólogo de este Carpanta 75, el historietista Paco Roca, autor de El invierno del dibujante, novela gráfica que narraba la "dictadura" que estos creadores sufrieron por las duras condiciones de trabajo en Bruguera, que prácticamente les encadenó a sus mesas, desvela que gracias a la documentación que tuvo que realizar para este libro se "enamoró" de Escobar y de su historia personal.

"No solamente era un dibujante prodigioso de trazo elegante, sintético, dinámico y de una gran ternura, era además una persona interesantísima. Era culto e inquieto, daba clases de dibujo, escribía obras de teatro, era animador y director artístico de dibujos animados, e incluso era inventor de juegos y artefactos", comenta Roca de un Escobar que fue represaliado en los primeros años de posguerra por haber estado del lado de la República.

Páginas de 'Carpanta 75'

Y esa visión del mundo que le acercaba a los más desfavorecidos, le llevó a crear un personaje tan incómodo para el discurso oficial de la época como Carpanta, icono del hambre, cuando la mayor parte de los españoles vivían en la más absoluta miseria, muchos en chabolas y en la marginalidad, y al que este pícaro vagabundo vestido con unos harapos y un "canotier" arrugado representaba a la perfección.

"Carpanta se convierte en el símbolo de esa España invisibilizada por la dictadura, que no aparecía en el NO-DO ni en la prensa, y apenas en el cine y las novelas", señala el valenciano Paco Roca.

Un personaje de estas características en las páginas de una revista infantil, en las que la resignación, el temor a la autoridad o la melancolía del perdedor se colaban entre las viñetas.

Y unos dibujos que a un ojo poco avezado le podrían parecer simple humor blanco y costumbrista, pero que arrastraban una carga de fondo de crítica social que le provocó algunos problemas a Escobar, que incluso vio peligrar la continuidad de la serie, por lo que tuvo que suavizar el "hambre" del protagonista por un concepto menos comprometido, "apetito", que se amoldaba al modelo desarrollista que los censores querían mostrar de España.

"Las viñetas de Carpanta son tan útiles para comprender una época como lo son las novelas Nada o La colmena o películas como El pisito. Eso lo convierte en un clásico de obligada lectura", concluye Roca en el prólogo de este libro homenaje.

Portada de 'Carpanta 75'