De los comentarios gordofóbicos al terror a la comida: "Las reuniones familiares son un infierno si tienes un TCA"
- La Navidad puede ser un momento crítico para los trastornos de la conducta alimentaria
- Psicólogos y nutricionistas ofrecen consejos para afrontar las fiestas y los reencuentros
Son fechas de celebración, de regalos, de reencuentros y, sobre todo, de comida. Si algo caracteriza las fiestas en España es la importancia que muchos le dan a la mesa: desde el marisco de Nochebuena hasta el roscón de Reyes, los alimentos ocupan un papel protagonista. Algo que, para las personas con trastornos de la conducta alimentaria, supone un verdadero averno. “Las reuniones familiares son un infierno si tienes un TCA”, explica Diego, un joven de 27 años que lleva casi una década enfrentándose a la bulimia. Hasta hace poco los copiosos platos le provocaban auténtico “terror”. “Solo pensaba en que luego acabaría vomitando”, añade
Pero la comida no lo único que temen muchas personas con trastornos alimentarios. Los comentarios de familiares y amigos durante las veladas pueden marcar igualmente el proceso de recuperación de un TCA. Frases gordofóbicas como “se nota que has engordado” o, por el contrario, aquellas que buscan forzar a comer a la persona, pueden llegar a hacer mucho daño. “Lo suelen decir con buena intención, pero afecta mucho a los pacientes”, señala por su parte la nutricionista y superviviente de anorexia nerviosa y bulimia Elisa López.
“El apoyo de la familia es fundamental“
Por eso, organizaciones como la Asociación de Trastornos de la Conducta Alimentaria de La Rioja (Acab Rioja) ofrecen talleres para preparar ante las fiestas no solo a los pacientes, sino también a sus allegados. “El apoyo de la familia es fundamental”, recuerda el psicólogo de dicha entidad Daniel Esteban. Entre otras pautas, el experto recomienda “cuidar las verbalizaciones” a la vez que “preocuparse de la persona y no de su aspecto físico”. Y, por supuesto, no perder la esperanza. Hay luz al final del túnel del TCA, y "el porcentaje de rehabilitación es muy elevado".
"Un momento crítico" para los trastornos alimentarios
Se estima que más de 400.000 personas sufren un trastorno de la conducta alimentaria en España, de las cuales nueve de cada diez son mujeres, según recoge la Associació Contra l'Anorèxia i la Bulímia de Cataluña. Pueden aparecer en cualquier edad, aunque la adolescencia es la etapa de mayor riesgo: su prevalencia es de hasta el 4,5% entre los 12 y los 21 años. De hecho y de acuerdo a la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, son la tercera enfermedad crónica más frecuente.
Los trastornos más habituales son la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón y otros trastornos alimentarios no especificados, mientras que en su origen multifactorial se encuentran causas como la presión de las redes sociales por el cuerpo "perfecto", el acoso escolar o los eventos traumáticos. En cualquier caso, sea cual sea el TCA que se sufra o los motivos que lo desencadenaron, el psicólogo Daniel Esteban advierte que la mayoría de los pacientes lo pasan especialmente mal durante la Navidad y sus reuniones: "Todos tienen los mismos miedos y el mismo sufrimiento".
"La Navidad es un momento crítico del año", coincide la profesional de la salud mental y directora de la Acab de Cataluña Sara Bujalance. Aunque un TCA va más allá de la alimentación y del peso, "todo lo que tiene que ver con la comida genera mucha ansiedad", y alimentos calóricos comunes en estas fiestas como los turrones se vuelven auténticas fobias para los pacientes. Si a esto se le suma la "exposición social" de las reuniones familiares y los comentarios desafortunados, los pensamientos "invalidantes" que tienden a padecer se intensifican y se vuelven más frecuentes. "Es un machaque continuo hacia uno mismo", detalla.
La "prisión" del TCA: "No puedes disfrutar de nada"
Diego comenzó a padecer bulimia cuando iba al instituto. El acoso escolar y los comentarios despectivos de sus compañeros sobre su aspecto físico fueron el desencadenante principal. Llevaba a cuestas desde entonces tanto pavor a no ser aceptado y un autodesprecio tan grande que mantuvo en silencio su sufrimiento durante siete años. "Me daba miedo ser una carga", pero "en el confinamiento exploté y lo conté, no podía más", y gracias a ese acto hoy día ha vuelto "a vivir".
Antes de recibir ayuda profesional, el joven era incapaz de "disfrutar de nada". "Tener un TCA es como estar en una prisión que te va consumiendo poco a poco", hasta que un día los alimentos son sinónimos de terror. En las reuniones familiares, por ejemplo, lo que más pánico le suscitaba era "ver mucha comida encima de la mesa". "Lo único en lo que pensaba era en si me pasaría comiendo, si vomitaría y cuando lo haría", narra a RTVE.es. Una obsesión propia de los trastornos alimentarios que durante muchos años le impidió gozar de los encuentros sociales.
Cuenta una experiencia similar la nutricionista y superviviente de anorexia nerviosa y bulimia Elisa López, quien empezó a desarrollar estos TCA cuando tenía alrededor de 13 años. Para ellas "las comidas familiares eran muy difíciles", sobre todo cuando comenzó su recuperación, pues sentía que todos los invitados la observaban y vigilaban su plato. "Era agobiante, solo quería huir", pero tampoco eran especialmente sencillos estos encuentros antes de su diagnóstico. Comentarios como "qué delgada estás" o "te sientan muy bien los kilos de menos" hicieron que el incipiente trastorno alimentario se le fuese "de las manos".
La regla de los cinco segundos y otros consejos para los familiares
El apoyo de la familia y de los amigos es imprescindible para la recuperación de un trastorno de la conducta alimentaria, según coinciden tanto los expertos entrevistados por RTVE.es como los pacientes. Por eso es necesario que ellos también busquen la ayuda de profesionales de la salud mental y acudan a grupos y talleres como los de Acab Rioja para prepararse de cara a las fiestas. Entre las pautas principales, y quizá sea la más sencilla, se encuentra la que la dietista llama "la regla de los cinco segundos".
"Si la persona no puede cambiar lo que le vas a decir en cinco segundos, no lo digas", resume López. Se trata, continúa, de no hacer observaciones sobre el aspecto físico del otro, como si este ha engordado o ha adelgazado desde el último encuentro, pues puede incidir gravemente en el desarrollo de un trastorno alimentario. "Otra cosa distinta es que tenga un trozo de lechuga en los dientes, eso se puede cambiar", bromea.
“Hay que preocuparse más por la persona que por lo que come“
A esta regla hay que sumarle igualmente abstenerse de comentar la cantidad de comida que se lleva al plato la persona, algo que puede afectar en gran medida al proceso de recuperación de un TCA, agrega por su parte el psicólogo Esteban. Por el contrario, "hay que preocuparse más por la persona que por lo que come o su aspecto físico", dejando de lado las exigencias y la culpabilidad.
Preguntar por los estudios o por cómo se sienten son algunas buenas estrategias, así como no sacar todos los platos a la mesa a la vez para evitar generar ansiedad en las personas con un trastorno alimentario y no forzarles a comer. En cualquier caso, los expertos hacen hincapié en lo más importante: buscar ayuda profesional para conocer las mejores pautas para cada caso. Y es que, como recuerda la psicóloga Sara Bujalance, con el tratamiento de un equipo multidisciplinar, las Navidades "no tienen por qué alterar el proceso de recuperación"
"La recuperación existe": volver a disfrutar de las reuniones es posible
No es solo que las Navidades, con ayuda, pueden no interferir en la recuperación, sino que volver a disfrutar de las reuniones familiares es más que posible, asegura Diego. "Estoy muy contento con mi proceso, ahora siento que vivo de verdad, más y libremente", celebra el joven, que hace un par de años comenzó a salir de la cárcel del TCA. Las terapias grupales e individuales y el calor de sus seres queridos le han hecho confiar en que "la recuperación completa existe".
"Apoyaos en vuestra familia y contadlo a vuestros amigos, no sois una molestia", y tampoco "estáis solos", insiste Diego, quien hace hincapié igualmente en la importancia de visibilizar que los trastornos alimentarios no entienden de sexo para que más chicos como él se animen a verbalizar su sufrimiento. "Hablarlo da mucha tranquilidad", sobre todo de cara a las fiestas, dice. "Mi familia ahora ha reducido la cantidad de comida", y esa es solo una de las muchas pautas que pueden aprenderse al buscar apoyo profesional.
Las recaídas también existen, señala por su parte la nutricionista, pero no hay que perder la esperanza. "Con ayuda psicológica, se puede salir", promete López. Ahora le encantan las Navidades y sus reuniones: "Llega un momento en el que ya no piensas en comida y solo disfrutas", asegura a RTVE.es.