Una de cada tres agresiones sexuales en España se habría cometido con la víctima bajo sumisión química
- Las víctimas no recuerdan lo sucedido, lo que complica la superación del drama al que se han visto sometidas
- Documentos TV ha hablado con expertos y con cinco víctimas de este delito que relatan sus terribles experiencias
- Preestreno: ya puedes ver el documental en RTVE Play
La sumisión química es un delito deleznable que puede afectar a mujeres y hombres y a todas las clases sociales, aunque el gran porcentaje son mujeres. Las víctimas son objeto de agresiones sexuales, robos o estafas, aprovechando su vulnerabilidad dado que su voluntad ha sido anulada.
Los casos han ido en aumento y los expertos apuntan a que las cifras oficiales son solo la punta del iceberg, porque muchas víctimas no se atreven a denunciar al considerarse culpables por lo que les ha ocurrido.
Víctimas sin memoria
Las víctimas de sumisión química coinciden en que no recuerdan lo sucedido o tienen recuerdos muy vagos y confusos. Son víctimas sin memoria lo que complica todavía más la superación del drama que han vivido.
"Recuperé la conciencia en una habitación de un apartamento completamente desnuda. Con un chico al lado, desnudo también. A esta persona yo la confundí con un compañero de trabajo y le pregunté que qué pasaba, que hacía yo ahí y por qué iba desnuda, dónde estaban mis cosas. El aprovechó mi confusión para hacer ver que era mi compañero de trabajo", recuerda, al borde del llanto, Olivia. Fue agredida sexualmente por ese desconocido y lleva esperando más de dos años y medio el juicio contra él.
Lola, víctima de dos sumisiones químicas con agresión sexual en 20 años, por fin, ha roto su silencio y ha pedido ayuda médica y está en tratamiento, aunque solo un familiar conoce su tragedia.
"No tenía voluntad para poder decidir lo que podía o no hacer. Y eso fue lo que me dio tanta vergüenza para luego contarlo, porque no era yo la persona que lo hacía. No sentía que había sido yo la persona a la que le había ocurrido esto. No me identificaba con ello”, asegura.
“No tenía voluntad para poder decidir lo que podía o no hacer“
"Unos vecinos de mi edad, jubilados también, me invitan a comer y, durante la comida, me van suministrando barbitúricos y llega un momento que pierdo la conciencia", recuerda Gloria Martínez, de 72 años, que no quiere relatar en detalle lo que pasó. Asegura que le grabaron y califica de aberrante y sucio lo que le hicieron y que podrían haberla matado.
Alfredo, de 81 años, fue víctima en 2019 de una estafa después de que unos jóvenes le drogaran en la calle. "Estaba un poco como mareado, como un autómata, yo hacía lo que me decían y le llevé el dinero. Y, entonces, dice: pero ¿usted tiene dinero en el banco? Pues sí. Pues vamos al banco y saca dinero", nos explica. Y sacó 6.000 euros que les dio, pero no fue consciente de lo que había hecho hasta muchas horas después.
“Estaba un poco como mareado, como un autómata, yo lo que me decían lo hacía“
La pareja de Marta Asensio abusaba sexualmente de ella por la noche. "Él me lo decía y yo no me daba cuenta, él me daba lo que llamaba el 'cola-caíto' de la somnolencia y yo me di cuenta de eso, después de años. Claro que eso tenía una doble lectura. Él, en realidad, me estaba echando algo en el cola-cao por la noche antes de dormirme, para…, para eso, para tenerme totalmente sumida".
Sentimiento de vergüenza y culpa
Las víctimas sienten culpabilidad y vergüenza porque no saben lo ocurrido tras ser anulada y manipulada su voluntad. Alfredo comenta que se sentía "como un fracaso, como una derrota", pero que no pudo reaccionar, que hacía lo que le decían tras drogarle. Reconoce que estuvo fastidiado un tiempo, aunque se le acabó pasando. "Me dijeron que eso le puede pasar a cualquiera, que no era culpa mía".
"Era yo la que lo estaba haciendo, sin voluntad, pero era yo", dice Lola que se ha culpado por eso durante 20 años. "Yo en un principio pensaba que podía ser simplemente que yo tenía un sueño muy pesado. De hecho, yo me sentía muy culpable por no despertarme cuando él abusaba de mí y no ser consciente de ello", reconoce Marta Asensio.
“Era yo la que lo estaba haciendo, sin voluntad, pero era yo“
Uno de los efectos que se buscan en la sumisión química es la amnesia. Según refiere Ana María Costero, catedrática de Química Orgánica de la Universidad de Valencia, "la persona, a partir del momento en que ha ingerido la droga, deja de recordar con exactitud qué es lo que ha ocurrido". Costero añade que algunas drogas producen también alucinaciones y la víctima no es capaz "de hacer un relato coherente de lo que le ha pasado porque no tiene conciencia de todo".
"La culpa nunca es de la víctima, la culpa siempre es de la persona que ha cometido el delito. Y lo que pasa es que aún hoy día se suele culpabilizar, responsabilizarle, por haber consumido alcohol, drogas o por lo que sea, a la víctima. La víctima puede haber consumido lo que ella quiera, que nunca va a ser su culpa", explica Empar Vengut Climent, investigadora de ScienceFlows en la Universidad de Valencia.
“La culpa nunca es de la víctima, siempre es de la persona que ha cometido el delito“
"Vienen en un estado de confusión, vienen con vergüenza, vienen con recuerdos confusos. Su diálogo puede ser contradictorio. Es traumático porque es una agresión en su vida. Alguien le ha quitado la posibilidad de decidir", añade María Castro Sánchez, ginecóloga y presidenta de la Comisión contra la Violencia del Hospital Puerta del Hierro de Madrid.
El alcohol, principal agente de la sumisión química
GHB, éxtasis, burundanga, cocaína, barbitúricos, ketamina, anfetaminas, benzodiacepinas, alcohol, son las sustancias más usadas en la sumisión química. "En general, son sustancias incoloras e inodoras, prácticamente insípidas o con algún ligero sabor y que se pueden consumir sin darte cuenta de que lo estás haciendo. Se diluyen en la bebida. Tienen un efecto relativamente rápido. Y, por último, y como algo muy preocupante, se metabolizan con mucha rapidez", explica Ana María Costero.
Siempre que se piensa en la sumisión química, se piensa en echar una sustancia en la bebida de una persona para anular su voluntad. Es lo que se denomina sumisión química proactiva. Pero, aclara Empar Vengut, "tenemos que tener en cuenta que la sumisión química también puede ser oportunista. Oportunista quiere decir que la persona que comete el delito simplemente se aprovecha del estado de embriaguez de la otra persona o de que la otra persona ya ha consumido determinados tipos de droga. Eso sería la sumisión química oportunista, que también se conoce como vulnerabilidad química"."Hay que recordar que el mayor agente de la sumisión química es el alcohol", dice Alicia Díaz, médica del Centro de Salud Universitario San Juan de la Cruz.
"Además, el alcohol cumple los requisitos para ser empleado. Va a producir una amnesia. Según los niveles que alcancen, hay un momento de desinhibición, pero luego pueden provocar un efecto de sedación. Hay concentraciones en las que vemos que pueden ser compatibles con un coma etílico en donde la víctima está totalmente vulnerable", añade la jefa del Servicio de Química del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, Begoña Bravo.
“El mayor agente de la sumisión química es el alcohol“
Y es una sustancia fácil de obtener. "En las publicaciones se habla de que el alcohol, en torno a un 70, 75%, de forma única, es la droga más utilizada para la sumisión química", concluye Aránzazu Martín, responsable del laboratorio de Urgencias del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Según datos del Instituto Nacional de Toxicología, una de cada tres agresiones sexuales en España se habría cometido con la víctima bajo los efectos de la sumisión química. "Es verdad que puede ser la punta del iceberg y puede haber más que no lo hayan denunciado", advierte la médica Alicia Díaz.
“No hay derecho a llevar a una persona a ese estado de humillación“
"Yo no sabía lo que era la sumisión química, ni sabía lo que era el hecho de que tú no tengas más remedio que obedecer. Es una humillación tan grande. No hay derecho a llevar a una persona a ese estado de humillación, porque en ese momento no te das cuenta, porque tú estás obediente y sumisa, pero luego tú te das cuenta y recapacitas y eso te hace mucho daño", sentencia Gloria Martínez.