Vuelve la guerra del agua: el trasvase Tajo-Segura destapa las tensiones de una España cada vez más seca
- Gobierno, comunidades, regantes y ecologistas se enfrentan por la decisión de elevar el caudal ecológico del Tajo
- Teresa Ribera defiende esta medida para hacer frente al cambio climático, que traerá sequías más intensas
La entrada de 2023 ha traído consigo el recrudecimiento de la guerra del agua, que había quedado soterrada durante los últimos años. Entre los contendientes, Gobierno, comunidades del mismo y de distinto signo político, agricultores y ecologistas, enfrentados por el trasvase Tajo-Segura. El nuevo plan hidrológico que prepara el Ministerio de Transición Ecológica prevé un aumento progresivo del caudal ecológico del Tajo, lo que reduciría la cantidad de agua que recibiría la "Huerta de Europa", la fértil zona agrícola de Alicante, Murcia y Almería.
Este cambio en el caudal supondría "herir de muerte a una de las infraestructuras más importante del Levante", denuncia Fernando Costa, de la Comunidad de Regantes de Totana, en Murcia. Él, "hijo y nieto" de agricultores, como se define, participará en la concentración que este miércoles reunirá a regantes de todo el sureste español frente a la sede del Miteco, en Madrid.
Reclaman que el Gobierno dé marcha atrás en su plan, que implicaría una reducción del 50% de los cultivos y la pérdida de 15.000 empleos en la zona afectada, según estima el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo Segura. Por su parte, desde la cartera que dirige Teresa Ribera defienden la necesidad de aumentar el caudal ecológico para cumplir con cinco sentencias del Tribunal Supremo que así lo reclaman, y también para afrontar una situación de sequía que será cada vez más común con el cambio climático.
La guerra del agua es también una lucha territorial entre la cuenca que da agua y la que la recibe. Castilla-La Mancha, con un Gobierno socialista, ha hecho de su oposición al trasvase un caballo de batalla en los últimos años, mientras que la Comunidad Valenciana, del mismo signo político, se ha enfrentado directamente al el Ejecutivo central e incluso ha unido fuerzas con la Región de Murcia, en manos del PP, para oponerse al cambio legal.
“Lo que hay que hacer es ponerle una fecha de caducidad y eliminar el trasvase“
De fondo subyace además la problemática de la falta del agua y el dilema de si será posible mantener el regadío, que ha ido en aumento en los últimos años, en un clima más seco y cálido. "No hay agua que trasvasar", resume Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción, quien asegura que "lo que hay que hacer es ponerle una fecha de caducidad y eliminar el trasvase".
Enfrentamiento por el caudal ecológico del Tajo
En el centro de la polémica está el nuevo decreto que regula el trasvase, que ahora se encuentra en fase de valoración por el Consejo de Estado, y que podría llegar en las próximas semanas al Consejo de Ministros. Este establece que el caudal ecológico del Tajo, la cantidad de agua necesaria para garantizar el buen estado natural del río, pasará de los 6 hectómetros cúbicos de agua por segundo a su paso por Aranjuez actuales, a 7 hm³ y finalmente a 8,65 hm³ a partir de 2027.
En un primer momento, el Gobierno acordó con la Comunidad Valenciana y Murcia que el cambio fuera gradual para dar tiempo a desarrollar lo suficiente la desalación, principal alternativa al agua del trasvase, en la disposición adicional novena al decreto.
Y aquí es donde empiezan las discrepancias. Según estas comunidades, en aquella reunión del Consejo Nacional del Agua en noviembre también fue acordada una cláusula que establecía que en 2025 se revisaría la calidad del agua del Tajo, y si esta cumplía con los objetivos ambientales, se podría volver a reducir el caudal ecológico, lo que en la práctica salvaguardaría la cantidad de agua que reciben los regantes del Segura.
El Gobierno valenciano ha presentado este martes unas alegaciones en las que denuncia que el Ejecutivo ha modificado el texto unilateralmente y sin previo aviso para eliminar esta condicionalidad, a lo que el Ministerio ha respondido que esa cláusula fue una propuesta de la Comunidad Valenciana y Murcia, pero "fue rechazada mayoritariamente" en el Consejo Nacional del Agua, según ha asegurado este martes Ribera.
Ha reivindicado, además, que "esta planificación hidrológica, a diferencia de las anteriores, responde por primera vez a la realidad del cambio climático", y se prepara para los "dos excesos" que provocará esta crisis: "Ciclos muchos más largos de extrema sequía y periodos de inundaciones enormemente duros".
El aviso de 2022: sequías más largas e intensas
"Un caudal de 8,6 implica que no va a haber agua del trasvase para regar. Se están cargando el trasvase Tajo-Segura por la puerta de atrás", critica Ramón Espinosa, secretario técnico de la Asociación de Jóvenes Agricultores de Alicante. Solo quedará agua, señalan desde ASAJA, para consumo humano.
“"Un caudal de 8,6 implica que no va a haber agua del trasvase para regar. Se están cargando el trasvase Tajo-Segura por la puerta de atrás"“
Esta organización cree que el cambio en el plan responde a las exigencias de Castilla-La Mancha y hablan de "intromisión política" en un tema que "debería estar en manos de los expertos". El presidente de esta comunidad, Emiliano García Page, ha insistido en que "no tiene sentido mantener un sistema que mande agua de la España seca a una más seca", a lo que Espinosa contesta que "no tenemos un problema de agua, hay una España húmeda y una España seca, lo que hay que hacer es una distribución equitativa y equilibrada".
Lo cierto es que nuestro país está en uno de los "puntos calientes" del cambio climático y los escenarios respecto a la disponibilidad del agua son "realmente preocupantes" en el futuro, señala José Damián Ruiz Sinoga, catedrático de Geografía de la Universidad de Málaga y experto en recursos hídricos.
Sin ir más lejos, este 2022 ha sido uno de los años más secos desde que hay registros y los embalses, aunque han mejorado gracias a las abundantes lluvias de diciembre, siguen en su nivel más bajo para estas fechas desde 1995. El de Buendía, uno de los más grandes de España y origen, junto al de Entrepeñas, del trasvase, está al 20%.
"El Tajo es un río maltratado", apunta Martín Barajas. Está embalsado hasta su entrada en Portugal, el trasvase en su cabecera lo priva de buena parte de su caudal en el tramo alto, se ve afectado por la "explosión del regadío" en el tramo medio, entre Aranjuez y Talavera de la Reina, y está contaminado por "depuradoras viejas que no funcionan bien", como algunas de Madrid, que provocan los conocidos episodios de espumas blancas.
Desalación, más embalses, optimizar el agua o reducir el regadío
El trasvase, una de las mayores obras hidrológicas jamás llevadas a cabo en España, ha permitido crear desde que comenzó a funcionar en 1979 una rica economía agraria, que genera 70.000 empleos directos y 30.000 indirectos, según ASAJA, y que exporta alrededor de la mitad de la producción a Europa. Por ello, los regantes miran con "miedo" a un futuro sin agua, según reconoce Costa, que cree que deberá renunciar a buena parte de sus parcelas en los próximos años si se consuma el recorte del trasvase.
La alternativa, según ha defendido el Gobierno, es la desalación, mediante la cual se extrae el agua del mar y se transforma para convertirla en agua de riego. Teresa Ribera ha señalado que el plan hidrológico incluye una inversión hasta 2027 de 1.100 millones de euros para Murcia, 540 millones para Alicante y 44 para Almería, destinados predominantemente a aumentar la capacidad de las desaladoras existentes, conectarlas entre sí, y así compensar la reducción del agua del trasvase.
Para los agricultores, no obstante, "el agua desalada no es una alternativa en ningún caso", ya que su precio "multiplica por 12" el del agua del trasvase, pasando de 0,12 euros el metro cúbico a 1,3, según Espinosa. La desalación tiene otros inconvenientes, coinciden también ecologistas y expertos, como la salmuera que genera, o el alto consumo energético.
Ruiz Sinoga considera que la solución pasa por "optimizar los recursos hídricos" en la agricultura, que consume el 70% del agua, mediante la digitalización, tecnificación y el uso de agua regenerada, procedente de las depuradoras. "El problema no es la sequía, es el déficit hídrico", o dicho de otra manera, "estamos consumiendo por encima de nuestra disponibilidad de recursos".
Según Martín Barajas, el problema es el exceso de regadío, que en nuestro país ocupa 41, millones de hectáreas -más aún con el ilegal-, cuando "España aguanta de una forma renovable 3 o 3,2 millones de hectáreas, no más". Denuncia que a pesar del estrés hídrico, se ha ido expandiendo incluso en cultivos tradicionalmente de secano, como el olivo, la viña o la almendra, especialmente en Castilla-La Mancha.
Los agricultores defienden, por su parte, que no quieren expandir el regadío, sino mantener el que existe, y que ya han aplicado técnicas modernas de riego en la zona afectada. Espinosa asegura que, si el cambio climático traerá menos lluvias, "no tiene ningún sentido tener que desembalsar más agua y enviar más agua a Portugal", y propone, en cambio, construir más embalses y más infraestructura para el trasporte del agua a las zonas secas. Todos coinciden en que no hay una solución única para un problema que se espera que marque buena parte de la agenda política y mediática en este año electoral.