Cs trata de reconducir el rumbo 'in extremis' tras su refundación y ante la "OPA hostil" del PP
- Los expertos ven "realmente difícil" que Ciudadanos pueda evitar una debacle definitiva este año
- Creen que "los cantos de sirena" del PP pueden hacer mella y apuntan a la falta de "rearme ideológico" en el partido
“Hemos venido a quedarnos y por mucho tiempo”, decía Albert Rivera en 2010, años antes de que Ciudadanos comenzara a despegar y lograra ser tercera fuerza política en el Congreso de los Diputados en abril de 2019. El entonces líder de Cs representaba la ‘nueva cara de la política’ junto con Podemos, partidos que habían aterrizado con fuerza para hacer tambalear un bipartidismo que estaba en crisis. Pero la ambición de un ‘sorpasso’ al PP y sus decisiones han llevado a Ciudadanos al borde de la extinción. Su proceso de ‘refundación’ ha sido el último intento de reconducir una deriva que la sucesora de Rivera, Inés Arrimadas, no ha logrado en sus tres años al frente del partido. Ahora, Patricia Guasp como líder política y Adrián Vázquez como secretario general tratarán de hacer remontar a la formación ‘in extremis’, a cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales y con todos los factores en contra.
Las primarias de esta semana han dado la victoria a la candidatura ‘oficialista’, en la que se integraba en último lugar la propia Arrimadas, quien si bien quiso dar un paso al lado para dar lugar a nuevos liderazgos, se mantendrá como portavoz en el Congreso de los Diputados. Su lista se ha impuesto al que hasta hace unas semanas era su mano derecha, Edmundo Bal, y a la tercera vía de Marcos Morales y Laura Alves, que pedían un cambio radical y pasar página de una política nacional centrada en Cataluña.
Sin “rearme ideológico”: “Cambian los nombres pero no el fondo”
Las expectativas de la refundación que Arrimadas anunció tras la última debacle electoral en Andalucía, cuando reconoció que la marca ya no era percibida como “útil”, han dado paso a una sensación de continuidad del mismo proyecto y pocos cambios. ”Cambian los nombres pero no los fondos y las formas”, explica a RTVE.es el politólogo de la Universidad de Barcelona Jesús Palomar, quien destaca además que “la presencia mediática” va a seguir recayendo en Arrimadas, puesto que su papel en el Congreso, donde se seguirá enfrentando a Pedro Sánchez, la hace “más visible” que a los demás.
“Hay liderazgos que suman y otros que restan”, destaca por su parte la asesora en comunicación política Mireia Castelló, quien asegura que “es inevitable que se asocie a Arrimadas a la etapa que ha llevado al partido” a su situación actual. Considera que, tras sus tres años de gestión y debacles electorales consecutivas, debería haber “rendido cuentas” sometiendo su liderazgo “de forma clara a un escrutinio”, no como ha ocurrido en estas primarias donde ha participado en un segundo plano. “El problema de todas formas es quién puede tener un liderazgo más persuasivo que el suyo en este momento”, prosigue, ya que Guasp y Vázquez “no tienen notoriedad” ante la ciudadanía actualmente y “no hay tiempo” de potenciar su imagen.
En el último barómetro del CIS, Arrimadas suspendía como líder ante los ciudadanos con la segunda peor nota de todos: un 3,4 de 10, solo por delante de Santiago Abascal (Vox), que obtenía un 2,9 (ninguno de los actuales líderes sobrepasaba el 5).
“Cs reconoce el error de haberse ligado al PP en el pasado: "No habrá más subalternidad"“
Tras su designación, Guasp ha reconocido algunos errores de la era Arrimadas. Uno de los más grandes, ha admitido, fue “anunciar un socio preferente ante unos comicios electorales”, el PP, y ha avisado ya de que se acabó "la subalternidad" a ninguna formación. En este sentido, ha asegurado que, a diferencia de lo que ocurrió en 2019, cuando la Ejecutiva Nacional dictó qué pactos se harían a nivel autonómico y municipal (dando lugar a los sucesivos gobiernos de coalición PP-Cs), ahora habrá “libertad y autonomía” para los distintos territorios.
Aún así, para Paloma Román, profesora de ciencias políticas de la Universidad Complutense de Madrid, el problema principal es que no ha habido un “rearme ideológico” o, al menos, “un debate grande de las iniciativas que quieren para el país”, y únicamente han protagonizado “una batalla personal y agria que abre más heridas de las que cierra”. A su juicio, el “relato fundamental” de Cs sigue siendo Cataluña y “nunca han tenido un proyecto sólido y coherente de país” más allá. Castelló apunta a su vez a que el partido nunca ha terminado de solucionar el debate de fondo entre la corriente socialdemócrata (que llevaba en sus estatutos al principio) y liberal (que lleva actualmente).
Desánimo entre los dirigentes de Cs mientras el PP hace una “OPA”
El pasado jueves, la portavoz de Cs en las Cortes Valencianas, Ruth Merino, anunciaba su dimisión de todos los cargos. "El lunes no habrá diferencia entre el Ciudadanos de ahora y el de hace diez meses", dijo muy crítica y visiblemente emocionada, y preguntada por ello, confirmó con ironía que no emitiría una papeleta naranja en las próximas elecciones.
“No podemos prescindir de nadie”, aseguraba un día más tarde Guasp en TVE preguntada por el futuro de Edmundo Bal tras su enfrentamiento en las primarias. La sangría de marchas y fugas en Ciudadanos en los últimos años ha mermado la formación hasta sus máximos niveles en los últimos años. Se ha podido ver en las primarias, donde tan solo ha participado la mitad de los afiliados llamados a votar, quienes ya de por sí eran la tercera parte (7.600) de los inscritos en las primarias de 2020 que enfrentaron a Arrimadas con Francisco Igea.
Aún está por decidir el papel que tendrá Bal en el ‘nuevo’ Cs, aunque éste ya se ha puesto a disposición de los vencedores. Para Román, lo que está claro es que el partido debería tratar de “cerrar las heridas” y cerrar filas en torno a la “unidad” los próximos meses y, sobre todo, “ponerse una inyección de lealtad porque el PP está tirando lazos a las personas que quiere captar”.
El líder de los ‘populares’, Alberto Núñez Feijóo, ha organizado su equipo de campaña y ha intensificado en los últimos días sus llamamientos a “ensanchar” el PP incorporando a personas de “talento”, en alusión a Ciudadanos. Guasp ya ha advertido de que los ‘naranjas’ defenderán su espacio ante la “OPA hostil” del PP, pero los politólogos no tienen tan claro que no vaya a haber más fugas como en el pasado (el ejemplo más visible fue Toni Cantó).
“"Los cantos de sirena del PP pueden ser factibles, la gente no está en un partido para perder"“
”Los cantos de sirena del PP pueden ser factibles”, opina Palomar. “La gente quiere estar en donde haya un proyecto” que pueda encajar con ellos, y cree que Cs carece de él. Considera además que, si empieza a haber fugas, esto puede animar a otros dirigentes ‘naranjas’ a sumarse a las mismas ante un “efecto sangría”: “La gente no está en un partido para perder y puede pensar ‘o abandono el barco o, si quiero seguir en política, me voy a otra opción’”.
Cs lo tiene “realmente difícil” ante las elecciones
Ninguna encuesta ofrece un horizonte halagüeño para Ciudadanos. El CIS señala el riesgo de que desarparezca directamente de las autonomías, de muchos municipios y del Congreso y los politólogos ven “muy difícil” que pueda evitar una nueva y posiblemente definitiva debacle. Pese a ello, Guasp ha llamado al partido a “ilusionar y conectar con los votantes” para volver a “ser decisivos en muchos gobiernos municipales y autonómicos”.
“"En mayo se van a encontrar con una barrera del 5% para entrar en la mayoría de autonomías"“
“En mayo se van a encontrar con una barrera altísima del 5% para entrar en la mayoría de autonomías y lo van a tener muy difícil en los ayuntamientos”, sostiene Castelló, quien apunta a que lo que ocurra en esas elecciones puede desencadenar un “efecto dominó” para las generales. Aunque ve pocas opciones, apunta a que Cs debería abandonar la “vieja política” en la que se ha instalado, volver a ser “disruptivos” con propuestas “nuevas y diferentes” y hacer una campaña “en positivo”. Pero, sobre todo, “conectar con los cambios sociales” de los últimos años porque “la gente de la calle está en otras preocupaciones” que solo Cataluña.
Con todo, Román cree que “es posible que el ciclo de Cs haya terminado” como ocurrió en su día con la UCD y UPyD, partidos que han tratado de situarse en el “centro” pero que es algo que solo tiende a funcionar cuando el bipartidismo está en crisis, apunta.
“El pecado imperdonable de Cs fue el miedo de 2019 a perder su posición”
El éxito de Ciudadanos ha ido de la mano con el crecimiento del nacionalismo catalán. En Cataluña cobró fuerza con nueve escaños en las elecciones de 2012, dos años después de que el Tribunal Constitucional recortara el estatuto autonómico y generara un rechazo profundo y una reacción entre nacionalistas e independentistas. Y fue tras el ‘procés’ independentista cuando logró sus mayores victorias. El 21 de diciembre de 2017, tras el referéndum del 1-O, la detención de los líderes soberanistas y la intervención del Gobierno de Mariano Rajoy a Cataluña mediante el artículo 155 de la Constitución, Ciudadanos logró un hito histórico: convertirse en primera fuerza en el Parlament con 36 escaños (el primer partido no nacionalista que lo logra en la reciente democracia).
2018 y 2019 siguieron siendo convulsos respecto a Cataluña ante el juicio del ‘procés’ y las consecutivas protestas y disturbios en las calles catalanas. En abril de 2019, Albert Rivera logró 57 escaños en el Congreso y consiguió ser tercera fuerza, a tan solo a nueve diputados de distancia del PP, que había sido muy castigado en las urnas en las primeras elecciones para Casado tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Los éxitos se sucedieron también en las autonómicas y generales y Cs fue decisivo para conformar con el PP Gobiernos autonómicos en Andalucía, Madrid, Murcia y Castilla y León, así como en ayuntamientos clave como Madrid.
“Ciudadanos supo conectar con el sentir de la sociedad, eran un partido novedoso, hicieron buen uso de las herramientas de las redes sociales y había liderazgos carismáticos”, apunta Castelló.
Pero tan solo seis meses bastaron para que Ciudadanos pasara de rozar su sueño de ‘sorpassar’ al PP a sumergirse en la pesadilla, ya que en la repetición electoral de noviembre de 2019, el partido de Rivera se hundió hasta los 10 escaños. Su dimisión y posterior liderazgo de Arrimadas no impidieron que el partido siguiera en caída libre, con crisis que se vieron agravadas por los movimientos del PP de Pablo Casado ante la moción de censura en Murcia y la ruptura de los gobiernos autonómicos en esta región y en Madrid, con ejercicios incluso de transfuguismo.
“El pecado imperdonable de Cs ha sido el miedo que tuvieron tras abril de 2019 a perder su posición, que les llevó a titubear a la hora de ofrecer a Sánchez un acuerdo en el tiempo de descuento”, opina Castelló. El ‘no es no’ de Rivera a Sánchez y la ambición de superar al PP en la repetición electoral evitó un pacto que, de haber llegado a tiempo, podría haber llevado a Ciudadanos al Gobierno. Pero además, considera Castelló que el partido no tuvo en cuenta el “efecto de la segunda vuelta” que suponía la repetición electoral y que hace que los ciudadanos tiendan a preferir lo que consideran como “voto útil”.
Desde entonces, apunta la experta, han tenido un problema de “credibilidad” como partido de “centro” ligando su destino al PP, como quedó retratado en la famosa ‘foto de Colón’ con Rivera junto a Casado y al líder de Vox, Santiago Abascal, durante una manifestación en Madrid contra la política del Gobierno respecto a Cataluña. Pero también de “utilidad”, porque sus distintos procesos internos y fugas y batallas dentro del partido transmiten a la ciudadanía que no es un partido “capaz de gobernar”.
Arrimadas ha tratado revertir esta situación en varias ocasiones y ha llegado a pactar intensamente con Sánchez los Presupuestos de 2021 (con intención de suplantar a los partidos nacionalistas como principal aliado) y ha apoyado todos los estados de alarma. Pero en otras ocasiones, Arrimadas ha asumido, dicen los expertos, el discurso de Vox, como se vio cuando acusó a Sánchez de haber dado “un autogolpe de Estado” y le llamó “aprendiz de dictador” tras la decisión del Tribunal Constitucional de paralizar en el Senado la reforma relativa al propio tribunal.
“Arrimadas ha sido la heredera de Rivera y ha vivido de las rentas de lo ocurrido en Cataluña, pero no ha hecho mucho más” en el ámbito nacional, considera Román. Para Palomar, todo demuestra que “Ciudadanos nunca ha tenido un proyecto claro” y “ha basado su éxito en las sobras de los fracasos de PP y PSOE”: “Es un partido que navega tanto que, cuando se mira al espejo, no sabe quién es”.