Hungría, EE.UU. o Brasil: los países con las polémicas medidas antiabortistas como las de Vox en Castilla y León
- Hungría establece como obligatoria la escucha de los latidos fetales antes del aborto
- Países como Brasil o Estados Unidos han impulsado medidas similares para limitar ese derecho
Las medidas antiabortistas impulsadas por Vox en Castilla y León, que incluyen ofrecer a los padres que quieran abortar escuchar el latido del feto o la realización de ecografías 4D, no son una novedad a nivel internacional. Países europeos como Hungría, cuyas políticas han sido alabadas por el vicepresidente de la Comunidad, García-Gallardo, han aprobado medidas semejantes que ya habían visto la luz en varios estados de EE.UU. o Brasil.
En Hungría, donde la ley del aborto establece la posibilidad de realizar esta intervención hasta la semana 12 de gestación, fue el Gobierno del ultraderechista Viktor Orbán el que impulsó el protocolo que entró en vigor el pasado septiembre. Desde entonces, se estableció como obligatorio que las mujeres que quisieran abortar tendrían que escuchar el latido del feto antes de iniciar el procedimiento médico.
Según lo aprobado, las gestantes deben certificar mediante un documento “la indicación de los signos vitales del feto” de forma claramente identificable. La medida, sin embargo, ha despertado críticas por parte de especialistas que aseguran que este protocolo dificulta el trabajo de los médicos y retrasa la fecha del aborto, ya que el latido del corazón solo puede detectarse a partir de la semana seis del embarazo.
Pese a que Gallardo ha reconocido que “le gusta mucho” el plan de Orban, ha insistido en que “no se va a obligar” a las gestantes a escuchar el latido si no quieren, por lo que solo será una oferta que podrán rechazar. Una resolución de la Unión Europea ha mostrado su preocupación por la deriva política de Hungría y ha recordado que entorpecer el acceso al aborto libre es una forma de violencia de género.
Medidas similares impulsadas por Gobiernos de ultraderecha
En Polonia, bajo el Gobierno del partido de extrema derecha Ley y Justicia, otro de los aliados de Vox junto a la formación de Orbán en Europa, en 2021 se limitó la interrupción del embarazo incluso por malformaciones fetales graves, motivo de la inmensa mayoría de los abortos del país hasta entonces.
A través de una sentencia del Tribunal Supremo, dominado por el Ejecutivo polaco, se endurecía una de las leyes nacionales más restrictivas de toda Europa, donde la mayoría de países permite el aborto libre en las primeras 12 semanas de gestación.
Actualmente, la interrupción voluntaria del embarazo está prohibida en Polonia excepto en casos de violación, incesto o grave riesgo para la vida o la salud de la madre.
En Brasil, el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, uno de los principales aliados de Vox en latinoamerica, impulsó durante su mandato una normativa que prohibía el acceso al aborto incluso en los casos que anteriormente amparaba la ley.
Determinaba, además, que antes de proceder al aborto se tenía que ofrecer a la gestante la posibilidad de ver al feto a través de una ecografía. Esta medida, sin embargo, fue anulada por la Corte Suprema brasileña, que rebajó el alcance de la normativa ante la oleada de condenas por parte de organizaciones de derechos humanos y diferentes líderes políticos.
La polémica normativa bolsonarista, que ha sido revocada este lunes por el Ejecutivo de Lula da Silva, llevaba en vigor desde 2020 y obligaba a los centros hospitalarios y a los profesionales que trabajaban en ellos a notificar a la Policía cuando se realizaba un aborto a una posible víctima de violación, alargando y obstaculizando el proceso.
En Brasil solo está permitido el aborto en caso de violación, peligro en la vida de la progenitora o anencefalia en el feto.
Las restricciones al aborto en EE.UU.
En Estados Unidos, donde el pasado junio quedó derogado el histórico fallo Roe vs Wade, que protegía el derecho al aborto a nivel nacional, también se habían impulsado legislaciones similares a las lanzadas por Hungría en varios estados del sur del país, como Texas o Kentucky.
En 2019, el Supremo dejó vigente en Kentucky una ley de 2017 firmada por el gobernador antiaborto Matt Bevin, que exigía a los médicos realizar ecografías y mostrar imágenes fetales a las mujeres que quisieran abortar. Los médicos estaban obligados a describir con detalle la ecografía mientras la mujer embarazada escucha los latidos del corazón del feto.
Sin embargo, en ambos territorios ya está prohibido el aborto sin excepciones gracias a la derogación mencionada impulsada por el Supremo, una maniobra para la que fue fundamental el aumento del número de jueces conservadores durante el mandato del ultraderechista Donald Trump, que ha mostrado su rechazo a este derecho en varias ocasiones.
Desde la derogación de Roe vs Wade, el número de estados donde se ha prohibido la mayoría de los abortos ha ascendido hasta 13. A estos habría que sumarle a Georgia, que limita la práctica del aborto a las seis primeras semanas de gestación, ya que defienden que es entonces cuando se empieza a escuchar el latido del corazón del feto.
Esta limitación a seis semanas, defendida por muchos antiabortistas en el país, hace que cuando se enteran de que están embarazadas, muchas mujeres lleguen tarde para proceder al aborto.