Madres con asesoras para la lactancia y el sueño de sus bebés: "Todo el mundo se olvida de que no tienes ni idea"
- La cultura de amamantar perdió fuerza en el siglo XX y ahora las mujeres recurren a grupos y profesionales para aprender
- Otras consultoras ayudan con los ritmos nocturnos, pero las expertas avisan: deberían contar siempre con experiencia sanitaria
"Tener un bebé es como un videojuego, siento que voy superando pantallas. Yo estoy ahora en la pantalla de los dientes", ironiza Laura, madre primeriza, usando un sacaleches mientras hablamos. Disecciona el choque de expectativas y realidad que ha supuesto para ella la maternidad: el deseo de amamantar a su hija frente al desconocimiento de cómo hacerlo, los ritmos de sueño de la pequeña frente a los de su trabajo. Por eso, para pasarse las primeras pantallas, buscó ayuda.
Cada vez es más común recurrir a grupos y asesoras de lactancia, así como a consultoras de sueño infantil, una tendencia internacional que está arraigando en España. Las especialistas y madres consultadas por RTVE.es nos han explicado en qué consisten estos servicios y qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir a una profesional para no dejarnos llevar por los cantos de sirena.
De las 'tribus' lactantes a las asesoras expertas
"Desde que estás embarazada te bombardean por todos los lados: tienes que hacer lactancia. Pero en el momento en el que nace el bebé, todo el mundo se olvida de que no tienes ni idea de cómo hacerlo. Te crea un sentimiento de culpabilidad…", cuenta Laura, consciente de los beneficios de amamantar descritos tanto para el bebé como para la madre durante los primeros seis meses. Unas amigas le recomendaron recurrir a una asesora de lactancia y esta, que en su caso era también médico, le enseñó las distintas formas de dar el pecho hasta encontrar las que mejor le funcionaban, le corrigió la postura, le ayudó con los dolores…. "Sobre todo te quita dudas y te quita miedos", sentencia ella.
“"Las mujeres, como el resto de primates, necesitan estar inmersas en una comunidad que da de mamar para aprender"“
Igualmente, Claudia no duda en expresar que su experiencia con la asesoría "fue maravillosa". Después de haberlo intentado sin éxito con su primera hija, lo logró con el segundo gracias a un grupo de lactancia que organizaba una matrona especializada en el ambulatorio de su barrio.
"Las mujeres, como el resto de primates, incluso las gorilas y las chimpancés, necesitan estar inmersas en una comunidad que da de mamar para saber amamantar a sus bebés", recuerda María Berrozpe, experta en lactancia materna y sueño infantil. Según esta doctora en biología, en nuestra sociedad, esa cultura de amamantar se perdió a raíz del "boom del biberón durante todo el siglo XX", pero "renace" ahora con estos grupos que transmiten el conocimiento "de mujer experimentada a mujer más joven".
"Es interesante porque, más allá de que te apoyen con la lactancia, te ayudan a decir ‘oye, que si no puedes tampoco pasa nada’. Relativizan todo mucho", opina Laura. "Tendría que haber un asesor de lactancia en todos los hospitales", valora por su parte Claudia. "Esto es voluntario y cada uno puede alimentar a sus hijos como quiera, pero si tienes la información para hacerlo de una manera u otra, es mucho mejor".
Berrozpe incide en la diferencia que existe entre los grupos de lactancia, donde hay una "relación horizontal de madre a madre", y las asesoras, que pueden haber recibido "una pequeña formación" que no se equipara a la de un profesional de la salud. Dentro de las segundas, encontramos aquellas que están certificadas con el título IBCLC (Consultora de Lactancia Certificada por el Consejo Internacional, por sus siglas en inglés) a las que sí se les exige que tengan conocimientos sanitarios. Como muestra la experiencia de Claudia o Laura, en algunos casos se trata de médicas de familia, pediatras y matronas que se especializan en esta área del cuidado de la mujer y los neonatos.
Así, toda esta red de mujeres lactantes genera una suerte de inteligencia colectiva que cumple el papel que antes componían madres, hermanas, primas y vecinas. Pero es que, además, puede llegar a cubrir las necesidades de las que no pueden dar el pecho a sus bebés hospitalizados. "Gracias a que conseguí prolongar la lactancia, estuve donando al banco de leche", cuenta Irene, que solventó con una asesora sus problemas de dolor y obstrucciones por una producción excesiva de leche. Ese handicap, que le decían en el hospital que no tendría solución, se convirtió luego en una forma de ayudar a otras madres.
Criar, descansar, trabajar: el puzle de las consultoras de sueño
Noches largas sin dormir, mañanas duras en el trabajo. Al primer reto de la lactancia le sigue la reincorporación laboral, porque las rutinas del bebé casan difícilmente con el ritmo de la vida moderna. "Fue muy, muy duro. Las gemelas eran increíblemente exigentes y lo que teníamos era pura falta de sueño", cuenta Charlie, sobre sus primeros contactos con la paternidad. Fue una compañera de trabajo quien le recomendó buscar ayuda profesional para superar esa etapa y considera que fue un acierto, dado que ni él ni su mujer contaban con familiares cerca: "Entró y lo cambió todo".
En su caso, contrataron varios meses un servicio de enfermeras para bebés a domicilio (conocidas también como ‘salus’) que, además de "hacer el turno de noche" entre semana con las gemelas para que ellos pudieran descansar, les enseñó todo lo que necesitaban saber, según afirma él mismo.
Pero existen opciones mucho menos lujosas, como la asesora de sueño a la que consultó Laura. "Te da unas pautas y hace un seguimiento online de dos o tres semanas", describe ella. Lo considera un dinero "bien invertido", después de que su hija se despertara cada 45 minutos desde los cuatro meses hasta los siete.
El funcionamiento y los precios de estas asesorías varía según la profesional, pero es habitual que se den consultas únicas por videollamada para conocer las necesidades de las familias, acompañadas de un cuestionario. Luego, a veces también es posible tener un seguimiento a través de Google Drive, WhatsApp u otras plataformas. Los precios del mercado rondan desde los 50 euros la sesión de una hora hasta los casi 400 euros del plan de sueño completo de menos de un mes. En el caso específico de la lactancia, es posible también a través de la sanidad pública con matronas, como en el ambulatorio del barrio de Claudia.
"Cuando eres primeriza todo el mundo opina y tú estás muy cansada porque no duermes. Lo quieres dar todo por esa persona que acaba de nacer, a la que quieres como a tu vida, pero a la vez te arrepientes de todo. Te afecta a nivel de pareja, laboral, personal…", justifica Laura, que se muestra crítica con las múltiples exigencias del sistema: "Igual si amplían las bajas de maternidad y paternidad, sería una ayuda".
Para desanudar esa ansiedad, asesoras de sueño como Alba Rojas, psicóloga de formación, se centran sobre todo en "acompañar" a las familias. "Me expresan lo que les está pasando y yo les doy herramientas para que ellos, a su ritmo y como vean, las vayan aplicando", especifica, y advierte sobre los métodos muy rígidos que pueden acabar dañando la salud mental de los padres y el bienestar del bebé.
La perspectiva de un profesional de la salud en el sueño infantil
Y detrás de esos métodos más agresivos, opinan las distintas expertas consultadas, puede haber asesores con dudosa formación. "Hay mucha gente que no tiene una titulación en sí, pero hace un curso y ya se nombra asesora", avisa Rojas.
Del mismo modo, Berrozpe, que no niega la eficacia de lo que llama técnicas para "adiestrar al niño para que no moleste a sus padres al despertar", previene del riesgo que existe si finalmente hay una cuestión fisiológica o patológica detrás de los problemas de sueño. "Debería ser obligatorio que los aborde un profesional de la salud, que sepa de su área y que sepa cuándo derivar a otros", apunta. Y añade sobre las promesas y expectativas azuzadas en internet: "El bebé no tiene por qué dormir solo, ni por supuesto tiene que dormir toda la noche".
Por ello, la divulgadora, junto a la psicóloga Rafaela López desde el Centro de Estudios del Sueño Infantil, han promulgado un código deontológico y piden que exista una regulación. Porque en lo que respecta al descanso familiar –afirma López–, sí "se puede ayudar a encontrar nuevos equilibrios y formas de llevar las cosas, pero entonces el foco ya no se pone en que el bebé tiene un problema, sino en cómo funcionamos nosotros como sistema, como familia".
Rafaela López creó en 2004 un foro pionero para madres y padres llamado Dormir Sin Llorar, que luego tomó forma de libro. Por ello, de nuevo distingue entre esas comunidades de intercambio de información entre iguales y quienes usan su autoridad como supuestos expertos para asustar: "Es como en la teletienda: nosotros tenemos la solución", proclama imitando a los anuncios televisivos.
Aprender y elegir en un mundo de información y ruido
Pero no cabe duda de que puede ser difícil cribar la vasta cantidad de información en internet. Sobre todo, cuando las voces capciosas adoptan un lenguaje muy similar a las fundamentadas. Proyectos como el de la aplicación para móviles LactApp tratan de hacer esa navegación más sencilla.
"El perfil de la madre ha cambiado. Tenemos madres millennial superinformadas, que saben buscar en internet, cuestionan", comenta Alba Padró, cofundadora de la app y también asesora de lactancia, sobre sus usuarias. Junto a María Berruezo, Padró desarrolló esta herramienta tecnológica que recopila hasta 500 respuestas y, con ayuda de inteligencia artificial, guía a las madres de forma "personalizada" a través de 76.000 caminos posibles distintos. "Gran parte de las respuestas finales derivan a un profesional sanitario si se detecta que pasa algo", explica a RTVE.es.
Desde su experiencia de dos décadas, Padró identifica tres retos: aumentar el conocimiento científico en torno a la psicología de esta etapa vital, así como mejorar la comunicación y el acompañamiento a las madres.
"Tenemos que ir con muchísimo cuidado con cómo se transmite la información y tratar de validar a las madres que no quieren o no pueden [dar el pecho]", señala. "No debemos azuzar la ‘guerra de madres’ que, al fin y al cabo, parece ser lo único que vende. Llevamos demasiado tiempo arrastrando este malestar de las mujeres en torno a la lactancia y no debería ser así".