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"Game over" al aburrimiento en el nuevo Museo del Videojuego de Málaga

  • El museo OXO ofrece un recorrido de setenta años con joyas y rarezas codiciadas por los coleccionistas
  • Un espacio dirigido al público de todas las edades que busca la diversión y la interacción con los visitantes

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Se inaugura OXO, el nuevo museo del videojuego de Málaga
Se inaugura OXO, el nuevo museo del videojuego de Málaga

Fanáticos del videojuego y nostálgicos de marcas y dispositivos míticos tienen desde ahora una cita ineludible en el OXO Museo del Videojuego de Málaga, un espacio dirigido al público de todas las edades que busca la diversión y la interacción con los visitantes.

Ubicado en el corazón de la ciudad, junto a la Catedral de Málaga, el Museo, inaugurado este jueves por el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, pretende ser "un faro del videojuego para el mundo", explica en un recorrido por sus instalaciones Miguel Ramos, uno de sus fundadores.

Su nombre, OXO, homenajea al que es considerado primer videojuego de la historia, un elemental tres en raya creado en 1952 en un ordenador gigante en Cambridge como práctica de carrera universitaria.

El pasado, el presente y el futuro del videojuego

Cada una de sus tres plantas se dedican, respectivamente, al pasado, al presente y al futuro del videojuego y ofrecen un recorrido de setenta años con joyas y rarezas codiciadas por los coleccionistas.

Este viaje en el tiempo comienza en la planta baja con una experiencia en una sala inmersiva, desarrollada ahora por la empresa impulsora del Museo, Kaiju Group, aunque sus responsables quieren abrir este espacio a la creación de artistas internacionales del sector.

"Ofrecemos una visión muy amplia de los videojuegos, que son un medio joven pero con muchas variantes, por lo que la concepción es distinta para cada edad,  y aquí agrupamos todas las sensibilidades", afirma Ramos.

Sus salas están pensadas "para que alguien que no tiene ni idea de videojuegos los conozca y también para que alguien muy experto encuentre píldoras que desconocía", añade el fundador, que cree que podrán divertirse "desde niños de 4 o 5 años que empiezan a jugar hasta alguien viejuno, con cierta edad, que encontrará perlas".

La primera planta, dedicada al pasado, empieza con las máquinas Arcade y grandes títulos como "Asteroids" o "Defender",  en las que se puede jugar de forma gratuita, y expone consolas míticas como la Atari 2600.

Hay dispositivos que vendieron millones de ejemplares como la Mega Drive, pero también un modelo que solo se vendió en Francia como la Philips Videopac, por lo que es muy buscado por los coleccionistas con su estética retrofuturista.

Se recuerda además a Ralph Baer, creador en 1972 de la Magnavox,  la primera videoconsola comercializada en el mundo, en la que también se puede jugar, con un televisor de tubo de la época, sin sonido, en blanco y negro y en cuya pantalla se colocaban celofanes que simulaban el color.

"No fue un éxito comercial, pero definió lo que serían los videojuegos", apunta Ramos, que recuerda que Baer también inventó el Simon, un popular juego de los 80, o un oso de peluche interactivo con una cinta VHS, que se pueden ver en el Museo.

Proyectos fallidos y otras rarezas

Se exponen proyectos fallidos como la Atari Cosmos, una videoconsola casera basada en hologramas que no se llegó a lanzar; un Pacman original firmado por su creador, Toru Iwatani, y ordenadores Commodore, Amstrad o Spectrum.

En el apartado de rarezas, se puede ver un maltrecho cartucho de Atari de los miles que fueron enterrados por esta marca en el desierto de Álamo Gordo (EEUU) para hacerlos desaparecer debido a su fracaso comercial, y que años después fueron localizados y desenterrados durante el rodaje de un documental, con lo que se confirmó lo que era una leyenda urbana.

Una vitrina alberga las más de sesenta consolas Game & Watch que Nintendo lanzó al mercado en los 80 "a partir de calculadoras, al ver cómo un ejecutivo podía entretenerse con ellas en un tren bala", señala Ramos.

El Museo dedica todo un "altar" a Dinamic, "la empresa señera española de videojuegos" que con su título "Game over" consiguió el récord de números uno en Europa, y pasa por la era del cederrón y por otros dispositivos como la Playstation.

Los primeros intentos de realidad virtual llegaron en 1995 con la Virtual Boy de Nintendo, que con su estereoscopía pretendía dar una sensación 3D, aunque sus gafas fueron ancladas a una mesa para evitar posibles accidentes y resultó un fracaso.

Como anécdota, un rincón muestra que hubo piratería no solo en el software, sino también en las consolas, con imitaciones como la "Polystation" o la "GS4 Pro".

Exposiciones temporales

La segunda planta se dedica al presente y acogerá las exposiciones temporales,  en este caso una dedicada a tres sagas legendarias como "Call of Duty", "Animal Crossing" y "God of war", recrea elementos icónicos y muestra armas forjadas y firmadas por sus creadores.

En la tercera planta, el futuro y el pasado se dan la mano, y por ejemplo hay un Pong actual, en el que este título histórico se reinventa con piezas físicas, un juego de realidad mixta compuesto por un arenero físico y una proyección o un videojuego en una dimensión con una tira led inteligente que se maneja con un muelle.

Todo ello compone una colección "sin precedentes a nivel internacional", según Ramos, en este edificio propiedad de la Diputación de Málaga que ha sido cedido a Keiju Group tras imponerse en el concurso público convocado al efecto