Preocupación por la escalada violenta en Jerusalén: el gobierno de Netanyahu quiere "armas en la calle"
- Tres ataques desde el viernes, el peor en una sinagoga con siete muertos, disparan la tensión entre Israel y Palestina
- Netanyahu facilitará el acceso a las armas mientras aumenta la preocupación internacional ante la escalada de violencia
Fin de semana de tensión en Jerusalén. La ciudad se mantiene en alerta máxima por terrorismo después de que haya sido objeto de al menos tres ataques desde el viernes en la zona este, compartida con el territorio palestino de Cisjordania, causando siete israelíes muertos y varios heridos. El desencadenante, la violenta incursión en Yenín que dejó nueve palestinos muertos el pasado jueves.
Ante los hechos, el Gobierno israelí de Benjamin Netanyahu ha anunciado nuevas "medidas antiterroristas", entre ellas, agilizar los permisos para que los civiles puedan tener armas, reforzar los asentamientos y revocar los derechos de seguridad social de las familias de los atacantes.
"Estamos potenciando a nuestras fuerzas de seguridad mientras castigamos a los atacantes y a quienes los respaldan", ha indicado Netanyahu. "Quiero armas en la calle, quiero que los ciudadanos puedan protegerse", ha dicho, por su parte, el ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, que ha anunciado que propondrá también la legalización de varios asentamientos israelíes en Cisjordania - siete, uno por cada israelí fallecido-.
“Quiero armas en la calle, quiero que los ciudadanos puedan protegerse“
Esta nueva escalada de violencia ha provocado numerosos llamamientos internacionales a la calma que piden que se recupere la cooperación en la zona, que dejó en suspensión la Autoridad Nacional Palestina después de que la violenta incursión isarelí en Yenín derivara en graves enfrentamientos con milicianos en los que murieron nueve palestinos.
Miedo latente en las calles
La inquietud también es palpable en las calles, donde temen una nueva oleada de violencia en un conflicto que lleva décadas asolando a ambos bandos. "Ojalá la situación se calme, aunque no creo que pase...", se lamenta un vecino del este de Jerusalén, donde hay fuertes dispositivos policiales. Otro avisa: "Seguimos vivos y no tenemos miedo". El Ejecutivo israelí ha decidido este domingo precintar la casa del autor del tiroteo en la sinagoga para proceder a su demolición de forma inmediata y se han iniciado investigaciones.
Las nuevas "medidas antiterroristas" anunciadas por el presidente israelí facilitarían el acceso a las armas a los civiles, ya permitidas desde los 14 años en el país, aunque el Gobierno ha pedido que no se tomen la justicia por su mano. La situación con palestina supone un aumento más de la tensión que sufre el país, cuyas calles se llenan cada sábado de manifestantes contra la reforma judicial del gobierno, su juicio por corrupción y a favor de los derechos de la comunidad LGTBI.
Desde el ámbito internacional se sigue la situación entre Palestina e Israel con preocupación. Países árabes como Egipto, Jordania, Baréin, Omán y Arabia Saudí ya han advertido sobre los peligros de la escalada, y han pedido "el ejercicio de la máxima moderación y el fin de la agresión y las medidas de provocación".
Así mismo, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha asegurado que el bloque reconoce "las legítimas preocupaciones de Israel", pero ha recalcado que "el uso letal de la fuerza solo debe usarse como último recurso". Mientras, el papa Francisco ha urgido al diálogo para frenar la "espiral de muerte" en ambos territorios. Tan solo en lo que va de 2023, ya son 32 los palestinos muertos en el marco del conflicto, mientras que del lado israelí, las víctimas son siete, todas ellas civiles.
Los cuatro días que han disparado la tensión
Aunque el conflicto palestino-israelí ha ocasionado numerosos ataques entre ambas partes, el repunte de violencia podría situarse en el pasado jueves cuando Israel hizo una violenta incursión, aparentemente antiterrorista, en el campo de refugiados palestino de Yenín, en el norte de Cisjordania, que derivó en graves enfrentamientos con los milicianos en los que murieron nueve palestinos. La Autoridad Nacional Palestina tachó de "masacre" el operativo israelí y suspendió la cooperación en seguridad con el país.
A partir de ese momento, comenzaron a producirse ataques en Jerusalén. El primero de ellos, tuvo lugar el viernes en una sinagoga cuando un hombre armado acabó con la vida de siete personas y otras tres quedaron heridas al salir del rezo de shabat. Los hechos fueron celebrados por el movimiento islamista Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza, pero no se lo adjudicó.
El sábado tuvieron lugar dos hechos de naturaleza similar. El primero fue un palestino de 13 años, neutralizado por vecinos armados, que disparó en Jerusalén este, dejando al menos dos heridos. Por la tarde, se produjo un nuevo tiroteo en un restaurante en Almog, asentamiento judío en Cisjordania, pero no se reportaron víctimas. De madrugada, un hombre ha sido abatido por la policía israelí cuando intentaba acceder al asentamiento de Kedumim aparentemente con intenciones de cometer un ataque, que de haberse perpetrado sería el cuarto en la zona en poco más de 24 horas.
No obstante, no parece que vaya a ser el último incidente en la zona. Cerca, en las localidades de Ramallah y Nablus, en Cisjordania, han aparecido quemados casas y coches pertenecientes a ciudadanos palestinos. Todo indica que fueron incendiados de forma intencionada y, según las autoridades palestinas, la autoría sería obra de colonos israelíes.