El tope al gas supuso un ahorro de 209 euros para los hogares acogidos a la tarifa regulada de la luz en 2022
- Un estudio de EsadeEcPol estima que el coste de la luz en mercado regulado habría sido un 31,8% más alto sin el mecanismo ibérico
- Pese a estar en vigor solo seis meses, el tope al gas habría permitido rebajar hasta medio punto la tasa de inflación al cierre del año
El mecanismo ibérico de fijación de los precios de la electricidad, más conocido como tope al gas, supuso un ahorro acumulado de 209 euros en 2022 para los cerca de nueve millones de hogares que están acogidos a la tarifa regulada de la luz. Un efecto que fue más allá de los propios consumidores beneficiados, puesto que, al contener el coste de la energía eléctrica, ayudó a rebajar la inflación en España cerca de medio punto al cierre del año.
Estas son las principales conclusiones de un estudio del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol) sobre el impacto del mecanismo ibérico, que compara el precio que pagaron los consumidores que tenían tarifa regulada con una estimación del que hubieran tenido que pagar si no existiese el tope al gas. Su conclusión es que, durante los algo más de seis meses de vigencia de la medida, la factura media para los hogares acogidos al Precio de Venta del Pequeño Consumidor (PVPC) habría sido un 31,8% más alta sin el tope.
"Los precios de la luz estuvieron desorbitados durante bastante tiempo el año pasado; no es que no hayamos pagado mucha luz, sino que la medida nos ha ahorrado tener que pagar más aún", subraya Manuel Hidalgo, economista de la Universidad Pablo de Olavide y coautor del análisis de EsadeEcPol. Este, aunque no es el primer estudio sobre el impacto del tope al gas -el Instituto Complutense de Análisis Econmico estima una rebaja del 17% en la factura regulada-, si es el primero que ofrece una estimación del ahorro exacto, en términos monetarios, obtenido por los hogares.
Así, según su estimación, la suma de ese ahorro de todos los consumidores acogidos a la tarifa regulada -casi 8,8 millones, según los datos más recientes de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)- resulta en un ahorro conjunto que se acerca a los 2.000 millones de euros.
Un ahorro que se trasladó a la inflación
Esa cifra es la mitad de los 4.000 millones que citó en el Congreso la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aunque Hidalgo recalca que no son cálculos comparables, puesto que su análisis se limita al mercado regulado, "el grupo de consumidores que podemos controlar", mientras que el Gobierno incluye más aspectos en su estimación, como el ahorro en la industria o en los contratos del mercado libre.
Porque el impacto del tope al gas no se limita al mercado regulado, donde los precios mayoristas se reflejan de forma inmediata, sino que también ha tenido un efecto en el resto del suministro: todos los consumidores han acabado por beneficiarse de la reducción en el precio de la electricidad que ha propiciado el mecanismo ibérico.
El análisis de EsadeEcPol, en este sentido, mide también el impacto de la medida sobre la inflación. Su estimación es que, sin la existencia del mecanismo ibérico, al cierre de 2022 el aumento de los precios habría sido de medio punto más: un 6,2% en lugar del 5,7% observado en diciembre.
Si el cálculo se aplica sobre la media anual del Índice de Precios al Consumo (IPC), la rebaja sería de tres décimas, ya que los precios habrían subido un 8,7% en lugar de un 8,4%. "No es poco, teniendo en cuenta que es una medida que ha actuado tan solo seis meses y afectando a un producto determinado. En este sentido de reducir la inflación, ha tenido un impacto significativo y ha alcanzado plenamente su objetivo", destaca Hidalgo.
La contrapartida: un incentivo para consumir más gas
La contrapartida de ese ahorro, sin embargo, ha sido un mayor incentivo para consumir gas, puesto que la energía generada con gas en los ciclos combinados se vendía en la subasta mayorista por debajo del precio de mercado. El análisis de EsadeEcPol revela que, desde la entrada en vigor del mecanismo ibérico, la generación con gas ha estado sostenidamente por encima de lo que cabría esperar sin la existencia del tope.
"Nosotros detectamos un aumento considerable y significativo del consumo de gas a partir de la entrada en vigor de la medida, es innegable. Pero no es tan seguro que podamos imputar ese incremento solamente al mecanismo; explica una parte, pero no sabemos cuánto", argumenta Hidalgo, que señala que otros factores, como la escasa aportación de la generación hidroeléctrica por la sequía en verano, también propiciaron un mayor consumo de gas.
Otro efecto secundario del mecanismo ibérico ha sido incentivar las exportaciones de electricidad a Francia, hasta el punto de que en 2022 se invirtió el saldo comercial entre ambos países: España, que habitualmente es importador neto de Francia, exportó al país vecino el doble de energía eléctrica que en 2021 e importó la mitad, pasando a ser exportador neto. El estudio lo achaca a la introducción del tope al gas, ya que, sin su implantación, el precio de la electricidad en España hubiera sido ligeramente superior al de Francia casi todas las semanas desde septiembre a diciembre, mientras que con el tope, costeado por los consumidores españoles, estuvo por debajo.
Pese a estos efectos indeseados, el mecanismo ibérico se ha demostrado útil para su objetivo principal, contener el precio de la electricidad, sobre todo porque es más eficaz cuánto más aumenta el precio del gas en los mercados internacionales, como ocurrió en verano. No es de extrañar que el Gobierno pretenda prolongar su vigencia hasta 2024, aunque la Unión Europea solo parece dispuesta a ceder hasta finales de este año: la lucha contra la inflación, de nuevo al alza en enero, continúa.