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Análisis

España y Marruecos, una "reconciliación asimétrica" con resultados inciertos sobre Ceuta y Melilla

  • La cumbre en Rabat simboliza el acercamiento entre ambos países, pero no concreta la reapertura de aduanas
  • Varios expertos cuestionan qué ha obtenido España de Marruecos a cambio del histórico giro sobre el Sáhara

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Pedro Sánchez, durante la cumbre en Rabat
Pedro Sánchez, durante la cumbre en Rabat

España parece determinada a abrir una nueva fase en su relación con Marruecos, un socio estratégico con el que tradicionalmente ha mantenido un trato complejo. La cumbre celebrada esta semana en Rabat tenía como objetivo, en el plano simbólico, normalizar la situación diplomática tras la peor crisis en dos décadas, pero algunos aspectos, como las aduanas de Ceuta y Melilla, el Sáhara o la ausencia de Mohamed VI, han arrojado dudas sobre el estado de la relación, y sobre la implicación de cada una de las partes en ella.

"Hablar de normalización definitiva quizás es precipitado porque, como hemos visto, sigue habiendo temas pendientes que no han sido abordados o para los cuales no ha habido avances, como las aduanas en Ceuta y Melilla o la delimitación de las aguas territoriales", explica a RTVE.es Moussa Bourekba, investigador principal del CIDOB especializado en Oriente Medio y el Norte de África.

En la declaración conjunta firmada por ambos países, de 12 páginas y 74 puntos, no aparecen los nombres de los dos enclaves españoles, ni se ponen fechas a la esperada reapertura de la aduana comercial de Melilla, cerrada desde hace cinco años por decisión marroquí, o a la creación de la de Ceuta, algo que no se hace por seguridad, señalan desde el Gobierno.

En cambio, el texto sí que se menciona al Sáhara Occidental, territorio respecto al que España "reitera la posición expresada" en la declaración del 7 de abril de 2022, cuando en un encuentro con el rey de Marruecos, Pedro Sánchez consumó el giro histórico de la posición española respecto a su excolonia y aceptó la solución de autonomía marroquí. El presidente español eludió referirse a esta cuestión en sus tres comparecencias públicas en Rabat, mientras que su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch, mencionó el Sáhara las tres.

"El interés ha venido siempre de parte de España"

Para Irene Fernández Molina, profesora de relaciones internacionales en la Universidad de Exeter especializada en el Magreb, esta divergencia entre la mención a uno y otro territorio evidencia la "desigualdad" en las relaciones entre ambos países desde que se retomaron hace un año.

"Esta reconciliación ha sido en todo momento muy asimétrica, muy desigual. El interés en hacer gestos o dar pasos concretos para poner las relaciones en total sintonía ha venido siempre de parte de España, incluso con la propia organización de la reunión de alto nivel", asegura.

Nuestro país es, según el término francés usado en diplomacia, el demandeur, el país que pide, asegura Fernández, mientras que Marruecos "no tenía un interés tan inmediato", porque ya había logrado el "mayor incentivo en la relación con España", el reconocimiento de su plan para el Sáhara, y "ya no tenía mucho más que ganar" del vecino del norte.

"Evitar ofensas", punto clave del acuerdo

Otro punto clave de la cumbre ha sido el compromiso de "evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía", según señaló Sánchez el jueves. Esto se suma a lo recogido en el primer punto de la declaración, donde los dos países acuerdan recurrir al diálogo y no a "acciones unilaterales o hechos consumados".

La profesora de Exeter cree que se trata de una referencia velada a la situación de Ceuta y Melilla, ciudades sobre las que Rabat mantiene una pretensión histórica. En los últimos meses, ha mantenido un discurso ambiguo, y mientras que en algunas ocasiones ha reconocido la españolidad de Ceuta y Melilla, en otras se ha referido a esta segunda como "un presidio ocupado".

Para Bourekba, el hecho de que no se mencionen los nombres de las ciudades autónomas se explica porque "la postura marroquí no está clara del todo al respecto", y así lo muestran los cambios en el discurso. Por su parte, Ignacio Cembrero, periodista y escritor especializado en el Magreb, considera que "Marruecos no va a cambiar nunca su posición sobre Ceuta y Melilla", pero sí que puede aceptar avances como la reapertura de aduanas, lo que sigue sin fecha pública, ha apuntado en una entrevista en RNE.

24 horas - Ignacio Cembrero, experto en el Magreb: "La relación entre España y Argelia está bajo mínimos y va a seguir así hasta el final de la legislatura" - Escuchar ahora

En la misma línea se pronuncia Fernández, quien cree que "para Marruecos la reivindicación de Ceuta y Melilla, ya sea activa o no tanto, es algo que no va a desaparecer". Otra cosa, puntualiza, es que Rabat "tome medidas activas para perseguir esa reivindicación o simplemente la mantenga a nivel puramente formal". En los últimos años, bajo el reinado de Mohamed VI, ha mantenido una postura de cierta "pasividad" y de mantener el status quo, aunque con momentos de tensión como el cierre de la aduana de Melilla en 2018.

¿Qué contrapartidas ha obtenido España tras su giro sobre el Sáhara?

El Gobierno ha insistido antes de la cumbre y durante la misma en su valor histórico, ya que hacía ocho años que no se convocaba, y también porque simbolizaba la consolidación de la nueva etapa abierta entre los dos vecinos desde marzo de 2022, cuando mediante una carta, Sánchez asumió la solución marroquí para el Sáhara.

Casi un año después, los expertos analizan qué ha reportado a España una jugada diplomática de tal calibre, que indignó al Frente Polisario, supuso una crisis con Argelia que no tiene visos de mejorar -el comercio ha caído entre un 85% y un 95%-, y en el plano interno elevó la tensión con su socio de coalición, Unidas Podemos, cuyos ministros no han acudido a Rabat.

"Las contrapartidas obtenidas por el Gobierno a cambio de la concesión muy importante que hizo son muy pequeñas, no se entiende por qué no ha negociado mejor", afirma Cembrero. En la misma línea se expresa Fernández, quien cree que Marruecos no ha hecho "concesiones tangibles", por lo que "no ha habido un rédito que se pueda defender en contrapartida por el cambio de postura español", aunque matiza que es difícil juzgar el éxito de aquella decisión ya que el Ejecutivo nunca ha sido "explícito del todo sobre qué compromisos arrancó".

Bourekba, por su parte, cree que es pronto para valorar qué ha supuesto este giro, aunque sí que ve impactos "favorables a España" en términos económicos y migratorios. La inmigración irregular entre Marruecos y España se ha reducido un 31% en el último año, según datos de Frontex, lejos de los aumentos producidos en otras rutas europeas, mientras que el comercio bilateral con Marruecos ha crecido también 31% hasta acercarse a los 10.000 millones de euros, lo que convierte a Rabat en el tercer socio comercial español fuera de la UE, se´gun reivindicaba el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

Además, destaca el investigador del CIDOB, en los próximos meses se espera la resolución judicial de una sentencia clave sobre pesca y aguas territoriales que atañe a Marruecos y a la UE, y ahí es donde se podrá ver con qué actitud encara el país magrebí esta cuestión, dentro de su nueva relación con España.

La ausencia de Mohamed VI marca la cumbre

Más allá del contenido de los acuerdos, la cumbre estuvo marcada por una ausencia, la del rey Mohamed VI. Antes del inicio de la cumbre, fuentes del Gobierno español no aclaraban si habría encuentro entre Sánchez y el jefe de Estado marroquí, y se remitían a la Casa Real alauita. Finalmente, Mohamed VI, que se encontraba de vacaciones en Gabón, y el presidente español mantuvieron una conversación por teléfono, en la que el monarca emplazó a Sánchez a una próxima visita oficial a Rabat, algo que este ha aceptado.

El PP tachó el hecho de que no hubiera un encuentro de "humillación", mientras que el Ejecutivo se defendió arguyendo que la llamada estaba programada desde hacía días y que esta RAN es una reunión entre jefes de Gobierno y no de Estado. La ausencia del mandatario marroquí muestra un "menor interés" por parte del país magrebí, asegura la profesora de Exeter, ya que Marruecos "consideraba que no se jugaba tanto como España en esta cumbre".

Es la primera vez que Mohamed VI no recibe a Sánchez, pese a que el protocolo no lo requería específicamente en este caso. El presidente español no es "ni el primero ni el último" al que monarca da plantón, recuerda Cembrero, y cita otros casos llamativos como la falta de recibimiento a Erdogan cuando era primer ministro de Turquía, a Angela Merkel o al exsecretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.

Marruecos vive una situación "paradójica en la que el rey pasa el menor tiempo posible en el país y está casi siempre fuera", señala Fernández. Según el escritor español, llevaba de vacaciones en Gabón desde finales de diciembre, lo que muestra su "desgana por los asuntos públicos".

Se espera una nueva visita oficial de Sánchez a Rabat, en la que previsiblemente discutirá con Mohamed VI cómo seguir avanzando en esta nueva etapa de la relación. El escenario futuro no parece libre de tensiones, ya que ni la situación de Ceuta y Melilla ni la del Sáhara se han aclarado por completo, y Marruecos sigue teniendo la llave de la presión migratoria. "No sé cuánto durará esta luna de miel, este paréntesis, pero en un momento dado volverá a haber tensiones, de eso no tengo ninguna duda", afirma Cembrero.