'Los vivos', la historia real de los intelectuales franceses que iniciaron la resistencia contra los nazis
- Un cómic de Meltz, Moaty y Roussin que ganó el premio del jurado y al mejor guion en Angulême 2022
- Más noticias sobre cómics en El Cómic en RTVE.es
Todos hemos visto a la resistencia francesa pelear contra los nazis que tomaron Francia en cientos de películas. Pero... ¿Sabemos cómo empezó esa resistencia? ¿Quiénes fueron los primeros en enfrentarse a los nazis... Pues los primeros en organizarse fueron un grupo de etnólogos del Museo del Hombre de París, que crearon un periódico clandestino que llevaba ese nombre: Resistencia. Ahora los guionistas Raphaël Meltz (escritor y cofundador de las revistas R de réel y Le Tigre) y Louise Moaty (escritora, directora y actriz de cine), y el dibujante Simon Roussin les rinden homenaje en un cómic: Los vivos (Garbuix Books), que en 2022 ganó los premios del jurado y al mejor guion del festival de cómic de Angulême, el más importante de Europa.
Un cómic que, como nos cuentan sus autores, quiere reivindicar el papel de estos intelectuales: "La red del Museo del Hombre forma parte de los primeros grupos de resistentes que inventaron el mismo concepto de resistencia. Su actividad, que estaba en sus inicios, fue interceptada (desde principios de 1941) por las fuerzas alemanas y francesas colaboracionistas. Esta es la razón por la que no se ha publicado mucho sobre ellos en Francia. Nuestro libro ha querido recuperar su memoria".
"Autodidactas de la conspiración"
Pero... Quiénes eran estos intelectuales que fueron los primeros en oponerse a los nazis. "El grupo -nos cuentan los autores-, lo fundaron investigadores del museo del Hombre, y especialmente el trío compuesto por dos antropólogos, Boris Vildé (que dirige la red hasta su detención), y Anatole Lewitsky, así como la bibliotecaria del museo, Yvonne Oddon".
"Lo interesante -continúa-, es que enseguida concibieron la resistencia como una red, buscaron entrar en contacto y federarse con otros grupos de resistentes tempranos como ellos: en París un grupo de militares vía otra antropóloga del museo, Germaine Tillion; un grupo de escritores e intelectuales, un grupo de abogados, pero también en el norte, alrededor de la dueña de un garaje, en Bretaña, en la zona libre, etc..."
"Nos parece tan emocionante este momento de nacimiento, de surgimiento de la Resistencia, que creíamos que era necesario que los lectores de hoy lo descubriesen. Los miembros de la red del museo del Hombre son poco conocidos, mientras que estos “autodidactas de la conspiración”, por retomar la bella expresión de Claude Aveline, jugaron un rol crucial en la invención de la Resistencia".
"A merced del primer traidor que viniese"
Por cierto que los autores, como si fueran un grupo de la resistencia, han querido contestar a nuestras preguntas conjuntamente. Les preguntamos si creen que eran conscientes de que se jugaban la vida. "Germaine Tillion lo dijo muy claramente: "Al principio, no disimulábamos, o muy poco. Escondíamos nuestros medios, pero no nuestra opción. Estábamos, según la frase clásica, como pez en el agua. Pero una agua que estaba continuamente informada de todo lo que hacían los peces. Y, en consecuencia, a merced del primer traidor que viniese”.
En cuanto a sus primeras actividades contra los nazis, los autores nos comentan: "Organizaron evasiones de prisioneros y envíos de soldados ingleses a Inglaterra. Pero esta primera resistencia pasa también por las palabras, ya que es imperativo el trabajo de información y contra propaganda: difunden octavillas, crean un periódico clandestino, llamado simplemente “Resistencia”. Y al final empiezan a informarse, con destino Londres (mapas y efectivos de bases militares alemanas), preparando acciones de sabotaje destinadas a apoyar la liberación de Francia".
Pero... ¿Qué importancia tuvo ese periódico? ¿Cómo y donde lo distribuían? "Résistance -nos comentan-, fue el quinto periódico clandestino francés, y consistía simplemente en algunas páginas retroimpresas o reproducidas con máquina de escribir con un troquel. Se lo pasaban de mano en mano, lo metían en los buzones o lo enviaban por correo a contactos seguros, lo dejaban en el metro, en cafeterías… Aunque sus métodos eran un tanto artesanales, lograron que su periódico se difundiese hasta en la zona libre".
"Nos hemos emocionado ¡hasta las lágrimas!"
Una de las cosas más emocionantes del cómic es que reproduce los diálogos reales de los auténticos protagonistas. "Hemos tomado esta decisión después de empezar nuestras investigaciones -aseguran-. No queríamos traicionar las voces de nuestros personajes reinventando los diálogos. Si podíamos construir una historia únicamente a partir de sus palabras, ¿para qué añadir otras? Además, habían dejado textos muy bellos. Hacer oír las verdaderas voces de nuestros personajes nos pareció que también podría emocionar al lector".
Entre esos textos tan bellos a los que se refieren los autores, destacan las cartas de despedida a sus familias, que dejaron algunos de estos miembros de la resistencia. "Las cartas son por supuesto extremadamente emotivas y es por ellos que al no poder incluirlas en nuestra historia, decidimos compartirlas con nuestros lectores en las notas. Son cartas de resistentes conscientes de morir por una causa justa, y desgraciadamente existen muchas más…"
Pero... ¿Cómo fue posible que los capturasen? "Casi desde el principio hubo traidores infiltrados -nos cuentan-. Van cayendo uno a uno, de diciembre a marzo de 1941, sin que los miembros del grupo vean de dónde viene el peligro. Detuvieron a numerosos miembros de la red en diferentes ramificaciones: un total de 18. Seguirá un proceso judicial y condenas a muerte: Todos los hombres fueron ejecutados el 23 de febrero de 1942 en Mont-Valérien, a las mujeres se les conmutó su pena por la deportación en Alemania (la mayoría regresó). Estas condenas son el reflejo del viraje hacia la dureza tomado por Alemania en su actitud hacia la resistencia francesa que se empieza a desarrollar".
En cuanto a los supervivientes: "Los miembros que no fueron arrestados siguieron con sus actividades en otros grupos -aseguran-. Sin embargo, la resistencia francesa necesitará dos años para erigir, gracias a Jean Moulin, la federación de acciones que Boris Vildé había intuido".
Los autores confiesan que no han podido evitar emocionarse mientras hacían el cómic: "Sí, nos hemos emocionado muy a menudo, hasta las lágrimas, en todas las etapas de creación".
Un cómic que quiere abrir una reflexión sobre la memoria
Destacar la excelente documentación de los autores, fruto de un arduo trabajo: "Para trabajar nos hemos basado, para empezar, en los libros de historia y los de testigos de los hechos. Después nos hemos sumergido en aguas más profundas, en diferentes fondos archivísticos. Nuestro objetivo era constituir un corpus lo más amplio posible, agrupando el conjunto de fuentes de primera mano (es decir, que provienen directamente de miembros de la red o de los medios de la época): antes de empezar el guion, teníamos un documento de base de 800.000 caracteres, ¡lo que corresponde a un libro de alrededor de 1000 páginas! Era imposible contarlo todo, así que tuvimos que escoger. Es por eso que todo es tan subjetivo..."
"Nuestro guion tiene espacios en blanco -añaden-, porque no siempre hemos contado con textos que se correspondiesen con aquello que queríamos contar: pero el cómic suple estos problemas, porque permite completar los vacíos, construir una narración hecha a partir de elipsis. Este material fragmentado es también una manera de abrir una reflexión sobre la memoria, tanto la de los personajes como la nuestra hoy".
En cuanto al dibujo: "Hemos consultado muchos documentos originales, pero también hemos querido alejarnos del realismo, creando un espacio fantasmagórico, un poco borroso, como un recuerdo de esa época. Los personajes deambulan en el cómic como fantasmas o personajes de teatro, cada uno con su traje y su propia frase. Había que ser muy fiel a lo que había existido a la vez que asumir la parte imaginaria que comporta cualquier reconstrucción de la realidad".
El color también tiene mucha importancia en la historia. "Cuando abordamos este libro -nos cuentan-, habíamos tomado partido por huir de la estética muy realista que acompaña a menudo al relato histórico. Queríamos evitar la representación a menudo “gris” o sepia de la época que podemos ver en películas, evitar las imágenes de “postal” de París".
"Queríamos que fuese una reconstrucción más sensible que realista -añaden-. Que el decorado, los personajes en segundo plano, los vestidos... sean menos precisos. Depurar al máximo para llegar a la abstracción. De aquí la elección de trabajar con una gama de colores limitada: una paleta limitada a tres colores (un naranja, un violeta y un verde) más el negro. Esta ha sido nuestra manera de incorporar la mirada de hoy sobre esta época".
Para terminar, preguntamos a los autores qué han aprendido de estos hombres y mujeres: "Evidentemente, la Resistencia siempre tiene que ver con la resistencia. Por qué... ¿Cómo decidimos resistir? Es un tema que hoy también resuena con fuerza".