Muere Pervez Musharraf, expresidente de Pakistán, tras años en el exilio
- El militar, de 79 años, ha muerto en un hospital de Dubai, donde era tratado de una rara enfermedad llamada amiloidosis
- Llegó al poder en 1999 tras un golpe de Estado y fue condenado en 2019 a pena de muerte, posteriormente anulada
El expresidente de Pakistán Pervez Musharraf, que llegó al poder en 1999 tras un golpe de Estado y gobernó el país durante casi una década, ha muerto este domingo en un hospital de Dubai tras años de exilio autoimpuesto, han informado fuentes oficiales.
Musharraf, de 79 años, estaba siendo tratado en Dubai, donde residía, por amiloidosis, una rara enfermedad que se produce por la acumulación en los órganos de una proteína llamada amiloide, lo que altera el funcionamiento de los tejidos y provocan disfunciones.
El primer ministro pakistaní, Shehbaz Sharif, el presidente del país, Arif Alvi, así como el Ejército, la Armada y las Fuerzas Aéreas de Pakistán han expresado su pesar por el fallecimiento.
El cuerpo de Musharraf será trasladado el lunes en vuelo especial desde Dubai a Pakistán para su entierro, ha informado el canal de televisión local Geo News.
Aliado de Washington
El militar llegó al poder mediante un golpe incruento en 1999 y gobernó la potencia nuclear hasta 2008. Durante su etapa, el país vivió un rápido crecimiento económico e intentó introducir valores liberales en un país musulmán conservador.
Usó la mano dura del ejército para sofocar la disidencia y respaldó la 'guerra contra el terror' de Estados Unidos tras el 11-S en su lucha contra Al Qaeda y los talibanes afganos. Pakistán, el principal aliado de Washington en la región, proporcionó a las fuerzas estadounidenses acceso terrestre y aéreo a Afganistán para perseguir a los terroristas identificados como responsables de los ataques.
Esta ayuda era contraria a la política de apoyo de Pakistán a los talibanes que en aquel momento -como ahora- controlaban Afganistán, lo que hizo que Musharraf perdiera apoyos entre los elementos más conservadores y fuera objeto de varios intentos de atentado.
"Bajo Musharraf, la decisión de Pakistán de unirse a la 'guerra contra el terror' resultó ser una bendición", ha asegurado a AFP el analista Hasan Askari, en referencia a la afluencia de ayuda internacional que el país recibió a cambio. "Será recordado como alguien que presidió Pakistán en un momento muy crítico", añade Askari.
Juzgado por traición
Pervez Musharraf, antiguo comando de élite nacido en Delhi el 11 de agosto de 1943, cuatro años antes de la partición de Pakistán, era Jefe del Estado Mayor del Ejército cuando derrocó al gobierno civil de Nawaz Sharif en octubre de 1999 sin derramamiento de sangre.
Se autoproclamó presidente en junio de 2001, antes de ganar un controvertido referéndum en abril de 2002. En 2007, sin embargo, Musharraf alcanzó la cima de la impopularidad tras intentar destituir al Presidente del Tribunal Supremo.
Tras el asesinato de la líder de la oposición Benazir Bhutto en diciembre de 2007, las aplastantes derrotas sufridas por sus aliados en las elecciones de 2008 le dejaron aislado.
Presionado por el poder judicial y la coalición ganadora, que estaba dispuesta a iniciar un procedimiento de destitución contra él, se vio obligado a dimitir en agosto de 2008.
En 2013, interrumpió un lujoso exilio autoimpuesto para intentar volver al poder, pero su candidatura fue invalidada y las elecciones las ganó Nawaz Sharif, el hombre al que había derrocado en 1999.
El militar fue juzgado por un tribunal especial por el delito de traición, acusado de imponer el estado de excepción y decretar la detención de decenas de jueces. Aunque el tribunal condenó en 2019 al expresidente golpista a la pena de muerte, marcando la primera vez en siete décadas de historia como país que un dictador militar es condenado por sus acciones, el dictamen fue anulado el año siguiente por Alto Tribunal de Lahore.
Pakistán ha estado gobernado por cuatro dictadores militares que dieron tres golpes de Estado a lo largo de los 72 años de historia del país, el primero de ellos en 1958 y el último en 1999. Incluso cuando no ostenta el poder directamente, el Ejército ejerce un gran control sobre la política exterior y la seguridad nacional.