Las crisis y los conflictos aumentan el riesgo de mutilación genital femenina para millones de niñas
- 200 millones de niñas y adolescentes de todo el mundo viven con las secuelas de esta práctica
- Según la ONU es una de las formas más extremas de violencia contra las mujeres
Este lunes es el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina y son muchas las voces que insisten en que es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de niñas y mujeres y una forma de violencia de género con graves implicaciones para su salud. Plan International, en su informe 'Más allá del hambre: impactos de género en la crisis alimentaria', alerta sobre las formas de violencia que sufren las mujeres desde niñas en ocho países en situación crítica.
La práctica de la ablación aumenta en situaciones de dificultad. De hecho, las crisis alimentarias, los conflictos, la inseguridad y la inestabilidad económica incrementan el riesgo de práctica de este procedimiento. En este sentido, de los 15 países con mayor tasa del mundo, nueve son considerados "estados frágiles". Entre ellos está Somalia – al borde de la hambruna – donde ya aumentó esta práctica con la llegada del COVID-19.
La organización denuncia que en todos los países donde se lleva a cabo la mutilación, se enfrentan a un incremento alarmante de diferentes formas de violencia como las violaciones, la violencia de género, la mutilación genital femenina, los matrimonios infantiles, precoces y forzados, el acoso sexual y la explotación sexual. La pandemia fue un agravante porque durante el confinamiento numerosas familias aprovecharon para mutilar a sus hijas y ofrecerlas para matrimonio infantil como vía informal de ingresos.
“Acabo de volver de Somalia y Etiopía, dos de los países con mayores tasas de mutilación del mundo, donde, además, la población está expuesta a una grave crisis alimentaria. Este tipo de emergencias aumentan los riesgos para las niñas y adolescentes, ya que la mutilación genital femenina está estrechamente relacionada con el matrimonio infantil y los embarazos adolescentes, que ponen en riesgo la vida de estas niñas", asegura Concha López, directora general de Plan International España.
200 millones de niñas viven con las secuelas
En la actualidad, 200 millones de niñas y adolescentes de todo el mundo viven con las secuelas de esta práctica. La mutilación genital femenina se profesa desde edades muy tempranas y está reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de niñas y mujeres. Sus causas son diversas, pero tienen su origen en la desigualdad de género y en la idea de que esta práctica preserva la castidad, la limpieza y el honor de las niñas y jóvenes.
Plan Internacional apuesta por la adaptación de la atención a las mujeres supervivientes de esta práctica para que puedan encontrar el apoyo que necesitan y defiende ampliar la asistencia integral, desde el apoyo psicológico a terapia de las disfunciones sexuales que ocasiona o la reconstrucción genital, para que sean incluidos estos tratamientos dentro de los servicios del sistema sanitario.
En este sentido, Médicos del Mundo reclama que se incrementen y aseguren las formaciones de profesionales sanitarios para el abordaje de esta práctica con un enfoque cercano a la cultura y a la realidad de las mujeres supervivientes de esta práctica, así como la posibilidad de incorporar la materia en los currículos universitarios especializados. “Es tan importante tener las herramientas para la intervención como la formación en competencia cultural para que profesionales de la salud puedan abordar la Mutilación Genital Femenina con las familias procedentes de países de riesgo”, afirma Idoia Ugarte, referente política del Grupo Estatal de Mutilación Genital Femenina de Médicos del Mundo.
Fortalecer el liderazgo de las mujeres
Pese a los datos, existen mujeres como Cawo que son parte de una nueva generación que lucha para que esta práctica se erradique. Casada y con una hija de un año, ha convivido desde que tenía diez con las secuelas físicas y psicológicas de la mutilación. “El daño que me hicieron todavía me persigue. Solo tenía 10 años. Fui sometida a mutilación genital y nunca he llegado a curarme del todo. No quiero que mi hija pase por los problemas que yo he vivido y pido a todas las madres que no dejen que mutilen a sus hija", reclama Cawo, una de las jóvenes que diseñan y dirigen actividades de promoción y concienciación sobre esta lacra.
Amref Salud África trabaja fortaleciendo el liderazgo de las mujeres para poner fin a este tipo de violencia en niñas entre los 0 y los 15 años de edad antes de su primera menstruación, de forma intencional y por razones no médicas. Recuerdan que esta práctica, que responde a la tradición y a los sistemas de creencias, no está necesariamente vinculada a rasgos culturales o religiosos. Es considerada una violación a los derechos humanos, la salud y la integridad de las niñas y mujeres. Aunque está prohibida, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas cada año 4 millones de niñas en el mundo corren el riesgo de sufrir este tipo de violencia.
Unas 47.912 personas serán beneficiarias de los dos proyectos que Amref Salud África ha desarrollado en la región de Afar, en Etiopía, y en la ciudad de Kolda, en Senegal, para apoyar a las respectivas comunidades a poner fin a la Mutilación Genital Femenina. Entre los resultados más relevantes, destaca el 90% de las niñas nacidas durante la aplicación del proyecto 'Poner fin a la Mutilación Genital Femenina en Afar'. A estos datos es suma que la práctica se ha reducido del 89,7% al 14,2% en niñas menores de dos años desde 2021.
Entretanto, en Kolda, Senegal, ha emergido un significativo liderazgo juvenil que se está encargando de deconstruir los imaginarios en torno a la ablación a la vez que "crear conciencia sobre el derecho a la salud y la integridad de las niñas y mujeres, a través de un activismo que atiende a las especificidades y formas de su cultura y tradiciones", explican.