Si el permafrost se funde, una bomba de relojería se activa
- En los últimos 30 años, la velocidad a la que se descongela la capa de permafrost se ha septuplicado
- Gases, microbios, virus y bacterias del pasado amenazan nuestra salud y nuestro futuro como especie
- Ya puedes ver el preestreno de "El deshielo del permafrost” en RTVE Play
El cambio climático que afecta al planeta ha provocado ya que la temperatura en el Ártico haya aumentado 3ºC. Los efectos comienzan a dar la cara justo bajo nuestros pies. El permafrost, la capa del subsuelo del planeta, se está descongelando.
Corremos el riesgo de que todos los elementos que tiene atrapados en su hielo, comiencen a liberarse a la atmósfera. Gases, microbios, virus y bacterias del pasado amenazan nuestra salud y nuestro futuro como especie.
Las islas Svalbard, donde el permafrost se calienta más rápido
El archipiélago noruego de Svalbard es una zona ártica en la que abunda el permafrost. Esta capa congelada del subsuelo del planeta se formó en la última glaciación y durante millones de años ha mantenido atrapados entre su hielo, materia orgánica, rocas, plantas y agentes patógenos del pasado. En estas islas, uno de los territorios del planeta que más sufre las consecuencias del calentamiento global, el cambio climático deja preocupantes evidencias.
“El Ártico se calienta tres veces más rápido que el resto del planeta“
Cada año, las Svalbard baten récords de temperaturas. En julio de 2020, se registró un pico de 21ºC, cuando lo normal es que no se pase de los 5ºC. "El Ártico se calienta tres veces más rápido que el resto del planeta", alerta el director del Instituto Polar de Noruega, Kim Holmen.
Científicos e investigadores han instalado sus laboratorios en el archipiélago para medir los efectos del aumento de la temperatura en el permafrost. ¿Y qué se están encontrando? Pues que, el manto de nieve que cubría este subsuelo congelado y lo protegía a modo de edredón, ha desaparecido. "Ya no queda nada, todo está húmedo, la nieve está aguada", asegura el glaciólogo Jean Charles Gallet.
El permafrost, cuya temperatura óptima oscila entre los -6 y los -10 grados, ahora tan solo llega a los 2 o 3 grados bajo cero. Es ya una evidencia, que la velocidad a la que se funde el permafrost se haya multiplicado por siete en los últimos 30 años. Según el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, el permafrost podría reducirse a la mitad de aquí al año 2050, si el calentamiento continúa al mismo ritmo.
“No sabemos qué podría ocurrir, si reapareciesen microbios o virus que datan de hace 2.000, 3.000 o 4.000 mil años“
Nuestra particular ‘Arca de Noé’ abriría la puerta a millones de elementos que ha guardado congelados y "no sabemos qué podría ocurrir, si reapareciesen microbios o virus que datan de hace 2.000, 3.000 o 4.000 mil años", advierte el prestigioso virólogo Jean Michel Claverie, del Laboratorio de Información Genómica y Estructural del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, y que lleva años interesándose por los patógenos que libera el derretimiento del permafrost.
De hecho, desde 2003 hasta ahora, junto a su equipo ya han descubierto varios virus que, sorprendentemente, han sobrevivido a unos 30.000 años de congelación.
Las amenazas que esconde el permafrost
Las investigaciones subrayan que la bomba de relojería en la que podría convertirse el deshielo del permafrost ataca en varios sentidos. Además de la inestabilidad del suelo y del peligro de colapso de todas las construcciones que se asientan sobre él, también amenaza liberando a la atmósfera gases como el metano, responsable de un tercio del efecto invernadero. Y este gas aceleraría, a su vez, la descongelación del propio permafrost. Pero eso no es todo. Los científicos señalan también a los agentes patógenos del pasado que llevan miles de años atrapados en el hielo.
Uno de los riesgos que preocupa es, sin ir más lejos, el virus de la gripe española. Podría reaparecer más de un siglo después, si los cuerpos de las personas que murieron por esta infección y fueron sepultadas en esta zona ártica llegaran a descongelarse.
“Estos animales pueden contener virus de la época en la que quedaron congelados y podrían infectar al ser humano“
Y lo mismo ocurriría con los esqueletos de animales prehistóricos aparecidos en el permafrost fundido de Siberia. "Estos animales pueden contener virus de la época en la que quedaron enterrados y congelados y esos virus podrían infectar al ser humano", explica el virólogo Claverie. Climática y sanitariamente, los peligros nos acechan desde el Ártico.
Desarrollo o extinción
Sin embargo, y a pesar de las desgañitadas voces de los científicos, la voraz boca del progreso quiere más. La explotación industrial de los suelos del Ártico empieza a desfigurar el paisaje.
Según un estudio del Instituto de Geofísica de Estados Unidos, el 13% de los recursos mundiales del petróleo, aun no descubiertos, y el 30% de las reservas de gas natural se encuentran en esta región de Rusia y Alaska. También, minas de oro, diamantes y tierras raras, imprescindibles para los dispositivos electrónicos parten de este territorio en barcos donde hasta hace poco tiempo era imposible acceder.
"Estamos manipulando las dimensiones del permafrost a profundidades inauditas y de una sola vez", da la voz de alarma Jean Michel Claverie. El permafrost había levantado la barrera natural al hombre y le protegía. Sin embargo, nuestra civilización ha sobrepasado todos los límites.
“Lo que está en juego es nuestra propia supervivencia“
Los expertos avisan de que la próxima pandemia, tal vez, provenga del permafrost. "Lo que está en juego es nuestra propia supervivencia", avisa Holmen en referencia al último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático. Desesperadas advertencias de la ciencia ante las que algunos consideran que la especie humana pudiera estar provocando su propia extinción.