Las 'kellys': "Queremos dejar de ser invisibles. Sin nuestro trabajo, un hotel no funciona"
- Limpian una media de 25 habitaciones al día por dos euros y medio cada una
- El 70% de las camareras de piso se automedican para soportar la carga de trabajo
- 'La lucha de las kellys', en Objetivo Igualdad, domingo a las 14:30h en el Canal24h
Todo empezó en una página de Facebook que algunas camareras de piso españolas crearon para contar sus problemas, para desahogarse sobre su carga de trabajo, para confesar su angustia por su invisibilidad en los hoteles españoles. Se llamaron a sí mismas las 'kellys', "las que limpian". La mayoría llegaba a limpiar hasta 30 habitaciones al día, una habitación que al cliente le costaba 300 euros aunque ellas cobraban sólo dos euros y medio.
"Son mujeres que pueden hacer hasta 25 y 30 habitaciones al día.Yo siempre digo: Tú imagínate para limpiar tu piso, tu casa, tres habitaciones en un solo día y ya es un estrés. Si cada día tuvieras que limpiar 30 habitaciones, ¿qué pasaría?", asegura Georgina Cisquella, directora del documental Hotel explotación que cuenta la lucha de las 'kellys'.
“Acababa el día en unas condiciones pésimas, con mucha ansiedad“
"Te resultaba muy difícil acabar el día. Lo acababas pero en unas condiciones pésimas. Con muchos dolores de espalda, con muchos dolores de cabeza, con mucha ansiedad", dice Antonia Martín Cozar, camarera de piso en Mallorca que pertenece a la Asociación de Kellys Baleares. Cristina Pérez, su compañera en el hotel afirma: "En verano quería beber agua y me decía: No puedo beber agua porque luego tengo que ir al baño, y no puedo ir al baño porque no me da tiempo. Es un ritmo de trabajo muy alto".
“No bebía agua en verano para no tener que ir al baño y así no perder tiempo “
16 minutos por habitación
Salen a 16 minutos por habitación, que tienen que dejar en perfectas condiciones para el cliente del hotel. Nuestras entrevistadas coinciden en que se trata de una situación laboral muy dura. Georgina Cisquella enumera los problemas que se encontró al grabar el documental: "La carga de trabajo ha sido muy fuerte durante muchos años y sigue siéndolo, y eso les ha provocado lesiones. De hecho, todas las camareras de piso llevan un montón de pastillas en el bolso para soportar la carga de trabajo. Además, la conciliación familiar es muy complicada porque tienen horarios muy cambiantes y una gran inseguridad laboral porque muchas dependen de subcontratas, tipo hoy te contrato, mañana no".
“Las camareras de piso llevan pastillas en el bolso para soportar la carga de trabajo“
La lucha de las camareras de piso españolas llegó hasta el Parlamento europeo, donde dieron voz a sus reivindicaciones. A menudo dependen de empresas externalizadas. Se sienten invisibles en la sociedad y en la propia plantilla. "Primero estaba anulada hasta que llegué con las 'kellys'. Ellas me dijeron que sacara la fuerza, que la tenía pero no la sacaba. Iba a trabajar cada día mal, pero creía un poco más en mí. No era malo que reclamara mis días libres, estaba reclamando días que me pertenecen por ley", cuenta Pérez.
“Estaba anulada en mi trabajo hasta que encontré a las 'kellys'“
Por otra parte, la Reforma Laboral llevada a cabo por el gobierno de Pedro Sánchez les da mayor seguridad. Cristina Pérez lo explica: "En la reforma laboral ya no existe la eventualidad, ya pasamos a ser fijas discontinuas, que es un gran adelanto. Por ejemplo, antes cuando eras eventual- aunque valieras para el trabajo-a los dos años ya no te renovaban porque te tenían que hacer fija".
“Con la Reforma Laboral pasamos a ser fijas discontinuas “
La pandemia, crisis vital
Con el COVID 19, el confinamiento decretado por el gobierno supuso la desaparición del turismo y el cierre de los hoteles. El oficio de camarera de piso se puso en jaque. "La pandemia fue una época difícil. Por ejemplo, yo he estado con insomnio, no podía dormir para nada. Llevo medicándome desde hace ocho años, desde antes de pandemia y cuando llegó la pandemia se me incrementó más. Fue doloroso en todos los aspectos", explica Martín Cozar.
“La pandemia fue una época difícil. No podía dormir. Me medico desde hace ocho años“
El coronavirus afectó al trabajo de 200.000 camareras de piso. "Las 'kellys' han sufrido muchísimo, de una manera sangrante, el tema de la pandemia por el COVID. Muchas dependían de contratos temporales, no tenían ninguna seguridad. Unas 27.000 se quedaron sin nada. Muchas eran inmigrantes, algunas volvieron a sus países", asegura Cisquella, periodista.
“27.000 camareras de piso se quedaron sin nada durante el coronavirus“
La eventualidad y la precariedad confieren una vulnerabilidad específica al trabajo de las 'kellys'. "La pandemia nos dejó a bastantes camareras, como se dice coloquialmente, en bragas", cuenta Cristina Pérez. "Muchas de estas mujeres viven al día. Si durante cuatro o cinco meses tú no tienes ingresos...", apunta Cisquella, quien añade: "Lo que me pareció muy interesante es que la misma red de Kellys que se había creado funcionó durante la pandemia para ayudarse mutuamente unas a otras".
“Muchas de estas mujeres viven al día y si durante cinco meses no tienen ingresos... “
La lucha por la visibilidad
Lo que empezó como una revuelta en las redes sociales se convirtió en un movimiento femenino que consiguió una serie de mejoras profesionales y que se reconocieran ciertas enfermedades laborales aunque, en la realidad, las 'kellys' se enfrentan también a los obstáculos que les ponen las mutuas de seguros. "Enfermedades profesionales de la cabeza a los pies están reconocidas: la muñeca, el codo, el hombro. Todo el brazo está reconocido. Pero las mutuas no lo reconocen. Ni aunque llegues con el informe... En teoría se sabe que es por el trabajo que hacemos, por los movimientos repetitivos, y por la carga laboral que llevamos, pero ellos no lo quieren reconocer", explica Cristina Pérez.
“Las mutuas no reconocen nuestras enfermedades profesionales “
Además, el colectivo de las 'kellys' consiguió una visibilidad social de la que antes carecían gracias a su protesta. Uno de los grupos profesionales de mujeres más desfavorecidos logró, con su rebelión, un trabajo más digno, un reconocimiento social y que nos diésemos cuenta de su situación de precariedad injusta. También lograron que oyéramos la voz y viéramos la cara de las mujeres con las que nos cruzamos todos los días en los hoteles y que, con su labor, hacen que las habitaciones en las que nos alojamos estén en perfectas condiciones.