La conquista (española) del oeste americano
- Ferran Brooks y Daniel Tomás publican el cómic Tucson. Dragones del desierto
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Mucho antes de que los primeros británicos llegasen en el Mayflower a las costas de Massachusetts, en 1620. Los españoles ya se habían extendido por la zona que ahora ocupan los estados de California, Arizona, Nuevo México y Texas. Una "conquista española del oeste" que, desgraciadamente, ha quedado relegada en el olvido frente a la mitología norteamericana del séptimo de Caballería, el general Custer, Gerónimo o los apaches. Ahora el escritor y director de cine, Ferran Brooks, y el dibujante Daniel Tomás, recuperan parte de esa historia en Tucson. Dragones del desierto (Cascaborra).
"España, pero sobre todo los Novo Hispanos, fueron los que conquistaron la mayoría de lo que hoy en día se conoce como el Far West -nos comenta Ferran-. Y lo hicieron durante siglos en los que hubo de todo, periodos de paz, guerras con tribus diversas, mayoría de tribus e indios aliados... pero sobre todo una asimilación firme que causó que cuando llegaron los americanos al lejano oeste, se encontraron un panorama de tribus civilizadas y asentadas, a las que aun así, alinearon y desposeyeron. Ejemplo de ello fue el exterminio de los indios de California, más de 30 clanes diversos que fueron totalmente exterminados con la llegada de los anglos en el siglo XIX".
Pero... ¿Por qué hemos olvidado prácticamente ese papel de los españoles en la zona? "Hay varios factores -asegura Ferran-, pero el principal tiene que ver principalmente con la mitología necesaria para la creación de un mito-nació, en este caso la mitología en torno a la creación de los USA y su "destino manifiesto" dónde un hombre blanco, anglo, no católico, crea una nación poderosa conquistando a la naturaleza unos territorios despoblados y desprovistos de civilizaciones que el destino y su dios, les regaló en su generosidad. Con el esfuerzo de estas gentes, se creó una nación donde no había nada..."
"Salvo que es una gran mentira -añade Ferran-. 3/4 partes del "Salvaje Oeste" vivían en una armonía y equilibrio, hasta los apaches se habían civilizado y convertido al catolicismo, pero al estilo del nuevo mundo: con sincretismo y mantenimiento de sus costumbres, permitido por los Españoles, más preocupados por el largo plazo, que por el enfrentamiento entre civilizaciones. Por eso hasta los Comanches, firmaron una tregua de iguales con los Españoles, y España respetó esa tregua y tratado de paz entre iguales con la nación Comanche, que un siglo y medio después, sería borrada de las llanuras de la Comanchería por las enfermedades trasladadas por los anglos y posteriormente por las armas, una vez mermado su número y tras más de un siglo de paz con los Españoles. Paz que incluía diversas tribus y lenguas, tratados, asentamientos, pactos de defensa mutua, escuelas para los niños y alfabetización, agricultura, seguridad, etc. Convivencia que iba desde La Florida, La Luisiana, Texas, Nuevo Méjico, Arizona, California, Oregón, y hasta Nutka en Alaska. Restemos estos territorios al mapa de los USA y entenderemos la importancia del Oeste Español".
"La historia la escriben los vencedores -concluye Ferran-. El cine de Hollywood ha plantado en el imaginario colectivo un país de salvajes y despoblado de civilizaciones. Y esa es la historia que ha quedado, no la de un genocidio. De hecho, el truco ha consistido, siempre para los anglos, en colgar el mochuelo del genocidio a un cuco habitual y primer enemigo del imperio USA: España".
Tucson, la última frontera de Nueva España
La historia del cómic nos lleva hasta el Tucson de 1786. "Tucson -nos explica Ferran-, representa el paradigma de este ejemplo. La última frontera de una provincia de Nueva España, La Arizona, en la que convergieron españoles de la península, vascos novo hispanos, sargentos de origen africano y suboficiales mestizos. En torno a este presidio (fuerte, que es el sistema que copio los EEUU para su futura expansión) se refugiaron indios civilizados aliados: pimas y papagos principalmente, para estar protegidos de los anárquicos Apaches que los sometían a depredación. Tucson es un ejemplo de éxito. Cuando los anglosajones roban estas tierras a los Mexicanos independientes, el general que se enfrenta a ellos es un Urrea, nieto del Urrea que fue el segundo al mando del presidio, bisnieto del Urrea gobernador y la persona cuya ranchería dio lugar al nombre del futuro estado: Arizona".
El protagonista del cómic es Pedro María de Allande y Saavedra, comandante de ese puesto de Tucson. "Era un veterano de guerras en 3 continentes -nos cuenta Ferran-. Guerrero desde los 15 años, un Centauro de la Caballería española, un oficial de Dragones de Cuera, que batió armas desde África a la isla tiburón de la California".
"Su papel fue el mismo de tantos oficiales, suboficiales y soldados hispanos y novohispanos, la lucha por su nación y por crear algo de la nada -añade Ferran-. Su capacidad como oficial hizo que el puesto de Tucson, o sea la ciudad actual de Tucson, no fuera borrado del mapa y su capacidad como estratega en un entorno hostil que recuerda al Kurtz de Apocalipsis Now, sembró la pacificación del pueblo Apache, por el bien común de todas las demás tribus indias aliadas de los Españoles".
Un auténtico guerrero al que los apaches respetaban y que, según Ferran: "Acabo mal, destrozado por la vida y por las intrigas políticas, reclamando sueldos debidos, méritos reconocidos y muerto por una enfermedad que cogió estando preso tras una intriga política. Aun así, en su vuelta a España, solo estaba deseando ponerse otra vez en servicio y combatir al francés en la guerra del Rosellón. Estaba preparándose para ello, cuando falleció".
Los Dragones de cuera, los auténticos 'centauros del desierto'
Pero... ¿Quiénes eran esos dragones de cuera? "Eran simplemente los auténticos Centauros del Desierto, los herederos de las mejores caballerías de la historia, aquellas que combatieron en los dos bandos de la reconquista, la hispano-católica y la hispano-musulmana. Aquellos caballeros de las estepas castellanas y las ramblas de Granada. Hasta en su armamento se refleja eso, el uso de escudos de origen Andalusíes, armadura de cuero, lanza y los caballos ibéricos, esa raza mítica que mezclaba las características duras de los caballos salvajes europeos con la sangre de los caballos de origen arábigo. Sus armas de fuego eran secundarias y de un tiro. Principalmente, estaba la espada, la lanza y el caballo. Realmente el arma era cada Guerrero".
¿Se adelantaron en algo al famoso Séptimo de Caballería que tanto hemos visto en las películas? "El Séptimo de Caballería contaba con armas de repetición, auxiliares indios sin derechos, más afroamericanos como ciudadanos de segunda categoría y carne de cañón -asegura Ferran-. Todo esto enfrentado a indios que ya se habían pacificado anteriormente, que dependían en muchos casos ya de asentamientos fijos, y cuya demografía en números era muy baja... No hay nada que comparar. Fue una matanza continua hasta entrado ya el siglo XX".
Pero... ¿Cómo era laa relación de los españoles con los apaches y con otras tribus indias? "Con la mayoría de indios de Arizona bien, de hecho ellos tenían la protección de los Hispanos ante las rapiñas de los Apaches -afirma Ferran-. Este tipo de conflictos de largo plazo se caracterizan por no tener grandes batallas, porque el enemigo lucha guerra de guerrillas. Es una sucia y triste guerra de desgaste por ambas partes, dónde los Hispanos ejercían la política de dureza y tender mano a la vez. Las únicas batallas, como tal, fueron los dos asaltos masivos a Tucson por parte de los Apaches, que de alguna manera fueron más organizados y reunieron a varias bandas de indios Apaches para un objetivo común, destruir ese puesto (como habían hecho con Terrenate que tuvo que ser abandonado). Pero ante ellos tuvieron a un inmenso cuerpo de Dragones y a Pedro María de Allande y Saavedra".
Una estupenda documentación
Destacar la documentación que manejan guionista y dibujante. "Ha sido muy largo y complejo en cuanto al manejo de fuentes, y ha incluido ayuda de la Universidad de Arizona, Archivo de México y del Archivo de Simancas -nos explica Ferran Brooks-. Sorprendentemente, está todo muy documentado a un nivel germánico, lo que habla muy bien de la administración pública, los funcionarios en las cancillerías españolas y la oficina de guerra en España".
¿Alguna influencia de pelis del oeste como las de John Ford o Clint Eastwood o de algún cómic como Blueberry? Eso está siempre en la cabeza de uno, pero no concretamente. Si algo ha influenciado este cómic es las propias vivencias de sus personajes reales, porque son fascinantes. Quizás en el tono si hay algo del Howard Hawks de Río Bravo, que era la película favorita de mi padre".
En cuanto a si se podría rodar un western español con esta historia, Ferran nos comenta: "Con esta y con mil. Pero veo más material para una serie o varias".
Dibujando la vida en el desierto y las batallas contra los apaches
El encargado de dibujar esta hstoria ha sido el valenciano Daniel Tomás. "Para mí, lo más destacado de esta historia es la vida del capitán Allande -asegura-. Para mí es la protagonista de esta historia, va más allá del propio personaje. A través de ella podemos ver cómo era vivir en esas tierras a menudo violentas, a menudo pacíficas, y también algo catárticas..."
Pero... ¿Cómo ha sido recrear la historia, el polvo del desierto y esas batallas entre españoles y apaches? "La primera palabra que me viene a la mente es difícil. La dificultad a la hora de recrear la historia siempre va a estar, y hay que saber canalizarla, o al menos intentarlo. Cuando leí el guion de Tucson entendí que la historia junto con el paisaje tenían que trasladarse al papel de una manera efectista. Una tierra tan hostil, tan inhóspita, tan llena de batalla... No podía ser de otra manera. Me divertí mucho, lo disfruté, y lo bueno es que desde las primeras páginas ya pude experimentar con esta idea".
Daniel destaca la dificultad de encontrar documentación visual: "El trabajo de documentación fue largo y costoso. Los dragones de cuera por suerte cada vez gozan de más popularidad, pero en el momento de documentarnos, había momentos en los que teníamos más información norteamericana que española. De todas formas, gracias a la labor de Ferran tuvimos mucho material con el que trabajar, desde documentos originales, ilustraciones, planos, hasta pinturas y recreaciones históricas actuales, las cuales de hecho, ayudaron mucho".
En cuanto a su estilo de dibujo, Daniel nos comenta: "Leí unas declaraciones sobre esto del autor Víctor Barba que me parecieron muy ciertas. Él decía que el estilo no se busca sino que va apareciendo. Esto es literalmente lo que me sucedió con Tucson. Como comentaba, tenía claro que el mensaje visual que debía mandar la obra tenía que ser principalmente efectista, luego ya quedaba por ver qué forma adoptaba este efectismo. Esto fue lo que más me preocupó, y la manera de resolverlo fue tratando la página de una manera "pictórica".
"No fui tan metódico respecto al proceso de trabajo (lápiz, tinta y color) -añade-. Prácticamente trabajé todas las fases a la
vez. La importancia estaba en el acabado final, no podía aislar las tintas o el lápiz como sí se puede hacer
con otros tebeos. Para mí Tucson no se entiende sin color. Es una parte capital".
En cuanto a sus influencias en este cómic, Daniel Tomás nos comenta: "De cine, diría que casi cualquier western, todos tienen algo en lo que fijarse. Me vienen a la cabeza desde clásicos como Centauros del desierto o la Trilogía del dólar a cintas actuales como Bone Tomahawk o El poder del perro. Respecto a cómics, principalmente los dos grandes westerns que se están haciendo a día de hoy en el mercado europeo: Undertaker y Marshall Bass. Ambos adultos, pero uno más bello y otro más crudo y feísta. Los dos me han ayudado a encontrar mi propia voz para este tebeo".
Destacar también el original uso de las onomatopeyas en el cómic. "Creo que cumplen una función muy importante -asegura daniel-. No solo en lo práctico de representar el sonido, sino que son, en según qué momentos de la historia, el vehículo que utilizamos para contar cosas que con diálogo no se puede".
Un interesante cómic que nos permite rescatar una parte casi olvidada de nuestra historia.