Fe y asesinatos, la mezcla explosiva de la mafia
- Los mafiosos van a misa, comulgan, se tatúan crucifijos, cumplen con la tradición y así pretenden legitimar sus crímenes
- "El 70% de los sacerdotes considera delatores a los que colaboran con la justicia", según un estudio sobre mafia e Iglesia
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Durante casi medio siglo, la mafia y la religión han mantenido en Sicilia una oscura relación de complicidad. El silencio de la Iglesia católica ante los crímenes de los mafiosos les legitimó ante el pueblo.
Hasta 1993, cuando Juan Pablo II pronunció una homilía en Palermo contra estas organizaciones criminales, la Iglesia no declaró oficialmente su oposición a la mafia italiana.
Donativos, respeto a la tradición y mucha fe, las balas de la mafia
En el sur de Italia, las diferentes mafias operan desde hace más de 150 años. En estas regiones, y especialmente en las zonas rurales, la religión es incuestionable para el pueblo.
“No hay mafioso que no haya matado, pero los mafiosos eran creyentes“
En este contexto, la mafia supo ver un caldo de cultivo apropiado para instalar y legitimar su poder. Y con él, sus crímenes. "No hay mafioso que no haya matado, pero los mafiosos eran creyentes", explica, con naturalidad pasmosa, Gaspare Mutolo, un antiguo miembro de la Cosa Nostra, hoy arrepentido.
Confiesa que mató a varias personas, pero intenta limpiar sus crímenes contando que los mafiosos llevaban tatuadas imágenes religiosas, que acudían a misa y comulgaban.
“En Sicilia, durante décadas, la mafia ha vivido codo con codo con la Iglesia“
"En Sicilia, durante décadas, la mafia ha vivido codo con codo con la Iglesia", denuncia el periodista antimafia Saverio Lodato e insiste, "los mafiosos financiaban ampliamente a las iglesias". Arropados por su fe y bajo el manto del silencio, la Iglesia en Sicilia y una gran mayoría de sus pastores mantuvieron una relación de complicidad con la Cosa Nostra.
"Un mafioso, en una entrevista, me contó que era creyente y que después de cometer cada asesinato, iba a la iglesia para pedirle a la Virgen fuerza para seguir", explica la socióloga Alessandra Dino. En 2002 decidió investigar a fondo las parroquias de Palermo para entender el vínculo existente entre la mafia y la Iglesia.
“Solo el 30% de los sacerdotes eran conscientes de la gravedad del fenómeno mafioso“
"Solo el 30% de los sacerdotes eran conscientes de la gravedad del fenómeno mafioso, de su dimensión delictiva, así como de la importancia de trabajar con la justicia", continúa la socióloga. Fue una de las desconcertantes conclusiones a las que llegó este estudio, que se entiende, remontándose al final de la II Guerra Mundial y al pensamiento de la Iglesia por entonces.
El enemigo, ¿el comunismo o la mafia?
Desde 1946 y hasta 1989, en el contexto bipolar de la Guerra Fría, para la Iglesia católica el anticristo siempre fue el comunismo. Así lo afirma el magistrado antimafia, Roberto Scarpinato. Y la mafia era claramente anticomunista. El poder siempre la utilizó como instrumento contra la expansión de esta ideología.
“Durante los 21 años que el cardenal permaneció en Palermo cooperó con la mafia“
En 1946, la Iglesia nombra cardenal de Palermo a Ernesto Ruffini. "Durante los 21 años que el cardenal permaneció en Palermo cooperó con la mafia. Existen pruebas", anuncia Lodato. Después del primer atentado de la mafia con coche bomba en el que mueren cinco carabineros y dos militares, el Papa Pablo VI pidió información a Ruffini y éste le respondió "que en Palermo no estaba pasando nada, la mafia no existía y la mafia era solo un invento de los periódicos y los partidos de izquierda", recuerda el periodista.
La Iglesia, mayoritariamente colaboracionista, se sentía cuidada por la Cosa Nostra, como recuerda el exmafioso Mutolo. "Para nosotros, el sacerdote era una buena persona que hacía el bien y podía ser un aliado", sentencia.
Las primeras voces de la Iglesia
No es hasta la década de los 80, cuando la Iglesia comienza a posicionarse tibiamente en contra de la mafia. En Palermo, la lucha entre clanes familiares de la Cosa Nostra desencadena una ola de violencia sin precedentes. Jueces, fiscales, políticos… "había un promedio de un asesinato al día", asegura el reportero Pepino Di Lorenzo.
““¡El pueblo tenía que rebelarse! ¡y la Iglesia! pero no, ella permaneció en silencio“
En 1992, después de los asesinatos de Falcone y Borsellino, los jueces más simbólicos de la lucha contra la mafia, la sociedad italiana entona su propio "basta ya" en manifestaciones masivas, sin embargo, "¡el pueblo tenía que rebelarse! ¡y la Iglesia! pero no, ella permaneció en silencio", afirma la fotógrafa Letizia Battaglia.
Un año después, el Papa Juan Pablo II rompe el silencio cómplice con el que la mafia había protegido a la Iglesia durante casi cinco décadas y estas organizaciones criminales le enseñaron los dientes. Atentaron contra iglesias de Roma, Milán y Florencia y asesinaron a los primeros sacerdotes antimafia. Era la primera vez que la mafia atacaba a la Iglesia con las armas.
En 2013, la Iglesia niega las ceremonias religiosas a todos los mafiosos condenados que no hayan colaborado con la justicia. Y un año más tarde, el Papa Francisco excomulga a estas organizaciones criminales.
Pero, en algunas zonas de Italia, donde la mafia sigue muy presente, aún hoy, las procesiones siguen parándose delante de las casas de los capos.