Enlaces accesibilidad

El último fotograma de la vida de Saura

  • No ha dejado ningún texto autobiográfico, pero su latido queda en decenas de películas y en miles de fotografías
  • "No es que no creyera en la posteridad, en lo que no creía era en la muerte", dice su primer hijo, Antonio Saura
  • Este sábado, "Saura, retrato de un artista", a las 21:30 en RTVE Play, Canal 24h y La 1 de TVE

Por
La Academia de Cine acoge hoy la capilla ardiente de Carlos Saura
Interior de la capilla ardiente del cineasta Carlos Saura, instalada en la Academia del Cine en Madrid, este lunes.

Carlos Saura era aragonés, como Buñuel, como Goya, y ha ido a morirse justamente un día antes de recoger el premio de honor que le otorgó la Academia del Cine. En la historia del cine español, en la que tan importante es la presencia de la B de Buñuel, Berlanga y Bardem, él hizo valer su S de Saura, con talento, con un trabajo formidable hasta unas horas antes de morir.

 

Empezó a rodar cuando el franquismo todavía no había celebrado sus veinticinco años de paz, y con la censura, vigilante, a la que había que burlar con ingenio. Saura desarrolló, en esa necesaria lucha contra el monstruo censor, un cine metafórico, que lo encumbraría pronto, no tanto por el reconocimiento en España, cuanto por la acogida entusiasta en festivales como los de Berlín y Cannes.

En 1965 estrena “La caza”, que para bastantes críticos y cinéfilos es su mejor película. A partir de esa historia, Saura abruma con una fantástica galería de títulos como “Pepperment Frappé”, “El jardín de las delicias”, “Ana y los lobos”, “La prima Angélica”, “Cría cuervos” o “Elisa, vida mía”.

Los trabajos de López Vázquez son historia del cine mundial

En esas películas brillan actrices como Ana Torrent, los ojos más inquietantes del cine español, o Geraldine Chaplin, hija de Charles Chaplin, que se convertiría en su compañera sentimental, aunque quizá ningún actor alcanzó las cotas interpretativas de José Luis López Vázquez. “Los trabajos de López Vázquez son historia del cine mundial”, nos comenta en el reportaje de “Informe Semanal”, titulado “Saura: retrato de un artista”, el crítico cinematográfico Javier Ocaña.

Siete mujeres y cuatro hijos

Hemos hablado con Antonio y Anna, dos de los siete hijos que tuvo el director aragonés con las cuatro mujeres que compartieron su vida. Anna nos comentó que su padre estuvo activo hasta casi el último momento: “El último día dijo: “No puedo más”, porque, claro, llevaba malito un mes, pero hasta entonces estuvo pendiente de su trabajo: “Oye, hija, tráeme el disco duro que está en mi cuarto, necesito que me acerques el guion de la obra de Lorca”. Precisamente, estrenó su última obra teatral, “Lorca por Saura”, el miércoles, casi una semana después de su fallecimiento.

Alguien a quien no le importa la posteridad no deja 50 películas, siete hijos, miles de fotografía, exposiciones, legados

Antonio, hijo de Carlos Saura y de su primera mujer, Adela Medrano, desmiente la afirmación tan reiterada por el cineasta según la cual no le interesaba lo que pudiera decir la posteridad sobre su obra: “Mentía como un cosaco –apunta Antonio-. Yo siempre le decía: papá, puedes repetirlo cuantas veces quieras, pero no te creo. Alguien a quien no le importa la posteridad no deja 50 películas, siete hijos, miles de fotografía, exposiciones, legados. No es que no creyera en la posteridad, en lo que no creía era en la muerte”.

Los musicales de Saura

Aseguraba que muy raramente veía sus películas. En eso, decía, se diferenciaba de algunos directores, como su propio suegro, Charles Chaplin, que solía ponerse cada tarde una de sus historias fílmicas y se reía con sus peripecias.

No se quedaba Saura en terreno conocido, donde podría haber estado cómodo, su afán era experimentar de manera constante. Al Saura que podemos llamar clásico sigue un director que se interna en los musicales, empezando por una trilogía filmada con Antonio Gades y Cristina Hoyos y fotografiada por Teo Escamilla: “Bodas de sangre”, “Carmen” y “El amor brujo”.

Anna Saura y Juan Antonio Tirado

El periodista de RTVE, Juan Antonio Tirado, junto a Anna Saura, la hija menor del cineasta. INFORME SEMANAL

Después sigue con otros musicales como “Tango”, “Flamenco, flamenco”, con la fotografía evocadora de Vittorio Storaro, o “Sevillanas”, con presencias estelares como Lola Flores, torbellino de colores, o Rocío Jurado, voz de oro. Entre su más de cuarenta películas destacan títulos como “Taxi”, “Deprisa, deprisa” o “Ay Carmela”, su mayor éxito de público.

Su paisano, amigo y admirado Luis Buñuel contó su vida en el libro de memorias “El último suspiro”. Saura no consta que haya dejado ningún texto autobiográfico, pero su latido queda en decenas de películas y en miles de fotografías. Nunca olvidaba su cámara, como otros no dan un paso sin el móvil. Saura que estás en los cielos podríamos concluir si no fuera porque el director no creía en otra vida que no fuera esta. La que acaba de dejar.