Paul Urkijo: "'Irati' se inspira en 'Conan', 'Excalibur' y las películas del género de los años ochenta"
- Hablamos con el director y con los protagonistas: Eneko Sagardoy, Edurne Azkarate e Itziar Ituño
- Os ofrecemos un clip exclusivo de la película, que llega a los cines este viernes, 24 de febrero
En un año excepcional para el cine español, como fue 2022, tenemos que destacar Irati, de Paul Urkijo, que mezcla el folclore vasco, la fantasía, la historia y el cine de espada y brujería de los 80, para ofrecernos una sorprendente y trepidante película que comienza recreando la batalla de Roncesvalles y cuyo único límite es la imaginación. Una película galardonada en festivales tan importantes como el de Sitges (premio del público y mejores efectos especiales), que fue candidata a 5 Goyas y que cuenta con la participación de RTVE. Se estrena en cines este viernes, 24 de febrero, y hemos hablado con el director y los protagonistas: Eneko Sagardoy (ENeko), Edurne Azkarate (Irati) e Itziar Ituño (Mari).
Irati es una nueva incursión de Urkijo en esta mitología vasca tras su sorprendente debut con Errementari (El herrero y el diablo) (2017). "Es un tema que me fascina desde niño, cuando iba con mis padres al monte y me decían: "En esa cueva vive Mari". Pero Errementari era un cuento folclórico con una mitología quizás más judeocristiana; era un cuento sobre demonios que habla de ese infierno. Mientras que Irati habla de esa mitología más enraizada en la naturaleza, una mitología mucho más paleolítica y telúrica. Son temas que siempre me han obsesionado, como la brujería. Siempre había soñado con hacer una película de mitología vasca ambientada en la Edad Media".
Una de las inspiraciones para la película es el cómic El ciclo de Irati (1995), de J. Munoz Otaegi (guion) y Juan Luis Landa (dibujo). "El cómic estaba orientado a un público juvenil, era un poco del estilo de Astérix y Obélix. Pero sus páginas destilaban amor hacia esa fuente original, que era la mitología vasca y a la historia de la zona del Pirineo, de ese protoreino de Pamplona. Y por eso conseguimos los derechos del cómic, aunque hayamos transformado la historia completamente. Pero si mantenemos a los dos personajes protagonistas que me parecían muy poderosos: ese señor feudal (Eneko) y esa inquietante mujer del bosque (Irati). Y luego he añadido acontecimientos históricos que no salen en el cómic, como la batalla de Roncesvalles o ese análisis de las relaciones entre las familias musulmanas y las familias protonavarras. Además de añadir otros personajes mitológicos que no aparecían en el cómic, o centrar más la historia en la diosa Mari, que para mí es el personaje principal. Y, al final, presentar mi reflexión y mi propia historia con la excusa del cómic, pero que es completamente diferente".
Eneko, el primer rey de Pamplona
La película nos traslada al Siglo VIII, con el cristianismo extendiéndose por Europa mientras las religiones paganas desaparecen. Cuando el ejército de Carlomagno atraviesa los Pirineos, el líder del valle pide ayuda a la diosa Mari y consigue derrotar al enemigo en la batalla de Roncesvalles, a costa de su vida. Antes hace prometer a su hijo Eneko que protegerá y liderará a su pueblo en la nueva era. Años más tarde, Eneko regresará recuperar el cuerpo de su padre enterrado de forma pagana junto al tesoro de Carlomagno. Pese a su fe cristiana, necesitará la ayuda de Irati, una enigmática pagana de la zona. Los dos jóvenes se adentrarán en un extraño e inhóspito bosque donde “todo lo que tiene nombre existe”.
Pero... ¿qué hay de historia y qué de leyenda en ese personaje de Eneko? Se dice que fue el primer rey del reino de Pamplona -afirma Paul-. y cada vez aparecen más documentos históricos que hablan sobre él. Pero sigue siendo una época histórica bastante difusa entre la leyenda y la realidad, lo que nos ha permitido jugar a tomarnos algunas licencias. pero también he intentado ser fiel a toda esa imaginería mítica que tienen episodios como la batalla de Roncesvalles, con Roldán tocando el cuerno o las rocas gigantes cayendo del cielo. Al final es una película histórico-fantástica y me gusta jugar con esa línea difusa entre mito y realidad".
Eneko Sagardoy es el encargado de meterse en la piel de Eneko: "Es casi el señor del Valle, con un peso de sus antepasados muy grande, con una rectitud, una disciplina y con una gran fé cristiana. Pero al mismo tiempo yo creo que tiene una semilla que le genera una duda, un querer analizar bien lo que está pasando y ver realmente si van en el buen camino o no. Creo que, aparte de ser un hombre muy poderoso e inquebrantable, también tiene una especie de sensibilidad, de curiosidad que le hace viajar más allá de sus creencias y emprender ese viaje desde la negación absoluta a creer en ese poder de Mari. En parte influenciado por su madre, una mujer que tuvo que sacrificar muchísimo por el supuesto bien colectivo. Es un príncipe que ha visto la oscuridad del poder, las renuncias que hay que hacer para conseguirlo... Y por eso creo que está dispuesto a intentar hacer las cosas de otra manera".
Preguntamos al actor si se llama Eneko por ese legendario rey. "No, aunque mi padre es de Pamplona. Pero me llamo Eneko por un cura. Y hasta ahí puedo leer" (Ríe).
Irati, una joven lamia
La actriz Edurne Azkarate interpreta a Irati, una lamia (Una mujer con pies de criatura acuática): "Es una superviviente, un ser que se rige por la ley de la tierra, por la ley de la sangre y por la justicia divina. Tiene muy poco que ver con las leyes de los humanos y por eso puede resultar un tanto arisca o un personaje un poco inaccesible. Simplemente porque no es su realidad, vive en otra realidad, aunque no sea la predominante. Es una persona que controla muy bien el entorno, que entiende perfectamente como funciona la vida y la muerte... Y que tiene una fidelidad y unos valores que están siendo incomprendidos e incluso destruidos".
Pero... ¿tienen algo que ver las lamias con las sirenas que todos conocemos? "Pues no sabría decirte si las lamias tienen algo que ver con las sirenas -confiesa la actriz-. Pero es verdad que en muchas mitologías existen esos seres híbridos entre la mujer y el agua. Las lamias viven en los ríos de las montañas y suelen pasar su tiempo peinando sus largos cabellos con peines de oro. Pero aparte de esa imagen bucólica o o atractiva que puedan tener, son seres muy peligrosos, muy agresivos y muy orgullosos".
Mari, la Madre Tierra
Pero... ¿Qué vamos a descubrir sobre la mitología vasca viendo Irati? "Descubriremos -nos cuenta Paul-, a la diosa Mari, que es la representación de la Madre Tierra, la regente de ese mundo donde viven sus hijos, que está por encima. Las profundidades de la tierra, esas cuevas... son su útero, su hogar. Ella también es la serpiente infinita del mundo y se dice que cuando hace el amor con su consorte, Maju, se generan tormentas. También descubriremos a Tartalo, que es un gigantesco cíclope que vive en la cueva. Y a las lamias, que son las deidades de los ríos. No son mujeres, sino ninfas con pies de ave acuática".
Itziar Ituño (La Casa de papel) interpreta a Mari: "Es el típico personaje de regalo que te pasa una vez en la vida -nos confiesa la actriz-. Durante una etapa de mi vida yo me dediqué a contar cuentos a los niños en centros culturales, en escuelas... Me pasaba el día hablando de Mari, que es la diosa de las vascas, de los vascos. Esa diosa ancestral que se ha ido diluyendo a medida que ha ido avanzando el cristianismo, pero que sigue en el acervo cultural, en las leyendas, en los mitos. Cuando me lo propusieron me hice pequeñita, porque pensé, ¿Cómo se interpreta a algo tan grande? Pero la vida a puesto a Mari en mi camino y ha sido maravilloso. Ha habido momentazos, como de auténticos rituales, como que te tatúen el cuerpo con henna durante tres horas y, en vez de agobiarte, estés sintiéndote una diosa. Y rodar en una cueva tan espectacular también ha sido un auténtico regalo".
"Mari o Maddi es la diosa principal de la mitología vasca precristiana -añade la actriz-. Habita en todas las cumbres de las montañas vascas, recibiendo un nombre por cada montaña. Representa esa energía de la naturaleza y la energía creadora femenina a la que se ha rendido culto durante muchos siglos, desde el Paleolítico Magdaleniense. Seguro que os acordáis de esas Venus pequeñitas, del culto a la fertilidad, a todo lo que lo que crece... a la vida. Mari es una diosa animista. Como una madre que cuando haces algo mal castiga y cuando haces las cosas bien te ayuda y está contigo. También tiene una parte imponente, salvaje y cruel. Puede ser una bola de fuego, puede ser una tormenta, puede ser un viento, una niebla o una mujer maravillosa sobre un carnero. Yo creo que es el símbolo de la naturaleza y por eso la película cuenta cómo está en peligro por el avance del cristianismo y nuestro alejamiento de la naturaleza. Es una diosa que está cansada y que se quiere ir, que ya se está yendo. Lo curioso es que es una historia muy actual, porque habla de lo que estamos haciendo a la tierra y al planeta, como lo estamos destruyendo. Estamos más bien contra natura que a favor de la naturaleza. Y todo esto también viene reflejado en la película. Un mensaje tan antiguo y a la vez tan actual".
Otra curiosidad es que a Mari no se le ve la cara en toda la película, como nos comenta Itziar: "Es una cosa un poco extraña, aunque yo estaba de acuerdo en que a Mari no se le viese la cara. Pero de pronto te veías como detrás de una cortina, en medio de una cueva gigante y con la cámara situada tan lejos que casi no la veías... Y con un vestido que era como una especia de telaraña en cuyo centro estabas atrapada. Un traje precioso pero que no te dejaba mucha movilidad, por lo que la parte corporal también la tenías limitada. Así que tenías que volcar casi toda la fuerza interpretativa en la voz. Otro reto, porque el euskera de la película no es el que hablamos ninguno de los actores".
"De hecho -añade la actriz-, la cueva parece una catedral y hay una escena de la película en la que los soldados confunden a Mari con la virgen María y empiezan a rezar. Y claro, ella es una diosa pagana. Fue muy complicado, pero a la vez, realmente bonito".
Una película muy ecologista
La película está rodada en diferentes localizaciones de Araba, Gipuzkoa, Bizkaia, Navarra y Huesca, entre ellas emblemáticas localizaciones históricas como el Castillo de Loarre o las cuevas de Arrikrutz, la Leze o Pozalagua. Destacando los espectaculares paisajes naturales de la zona. "Una cosa que teníamos muy claro era que la naturaleza tenía que ser protagonista -asegura Paul-. Porque cuando hablamos de esas deidades mitológicas estamos hablando de esos parajes naturales, de la tierra, de los montes, las montañas, los ríos, las cuevas... Por eso quería que fuera una película espectacular en ese sentido, casi como si fuera una película de David Lean (Lawrence de Arabia), y que se viera en los cines. Es una película que intenta ser épica y espectacular, para disfrutarla en la gran pantalla. Por eso aprovechamos esas espectaculares localizaciones naturales. Aunque rodar en esas cuevas ha sido muy complicado. Estuvimos una semana rodando bajo tierra y también tuvimos que subir a esos montes para tener esas espectaculares imágenes de los Pirineos. Eso le da un valor de producción y contribuye a que sea una película realmente épica".
La película también nos cuenta ese choque entre las religiones cristiana y musulmana, sin olvidar las creencias ancestrales ligadas a la tierra. "He querido -asegura Paul-, reivindicar esos mitos y deidades ancestrales ligadas a la tierra con la frase: "Lo que tienen nombre existe", que se dice mucho en los cuentos de la mitología vasca. En el fondo, quiere decir que si le sigues dando nombre a algo en lo que crees, se mantiene. Es una forma de ver el mundo de manera diferente, extraña, colorida... que choca contra una religión que avasalla, absorbe y sintetiza absolutamente todo. Yo creo que, en esa época, la mayoría ya eran cristianos o musulmanes. Pero esos cuentos y esas formas de pensar, de visualizar la naturaleza y esos fenómenos a través de figuras paganas, han llegado hasta nuestros días. Por eso también jugamos a contar cómo la coexistencia de esas religiones y creencias hizo que el cristianismo también las absorbiese, dando lugar a nuevos símbolos".
Recreando la batalla de Roncesvalles
La película comienza con la recreación de la famosa batalla de Roncesvalles (15 de agosto de 778), cuando un gran ejército de vascones emboscaron a una parte del ejército de Carlomagno, tras su invasión de la Península ibérica. "Eso era uno de nuestros mayores desafíos con el presupuesto reducido que teníamos. Por eso busque un recurso narrativo que funcionase y fuera potente: poner la cámara lo más bajo posible, a ras de suelo, y que avanzase en un plano secuencia en el que vamos atravesando esa maraña de violencia, barro y sangre. Además, vemos como la tierra se va llenando de sangre, como metáfora de la Madre Tierra que se llena de la sangre de sus hijos. Hay muchos elementos que pasan por delante de la cámara, que me sirven para cortar el plano y seguir avanzando en ese plano secuencia. Rodamos la batalla en un único día, desde el arranque hasta el final, cuando caen las rocas del cielo. Y para que pareciese que había muchos más soldados aumentamos digitalmente su número, gracias al trabajo de David Heras".
Los actores han tenido que aprender a pelear, como nos cuenta Eneko: "Recuerdo que había entrenado con los especialistas y cuando llegué al rodaje iba en furgoneta por el valle donde se rodaba la batalla de Roncesvalles y, según nos aproximábamos, iba viendo los soldados con sus equipamientos, los caballos, los cascos, las lanzas, los preparativos para el granizo y la lluvia... un montaje impresionante con algunos de los mejores especialistas del mundo. Y me entró muchísimo miedo, porque los primeros días era malísimo en los entrenamientos y con la espada. No sé cómo Paul mantuvo su fe en mí. Pero al final hicimos las escenas de pelea nosotros mismos, no hicieron falta los especialistas, aunque estaban preparados. Fue muy divertido".
Edurne Azkarate también ha tenido que aprender a pelear: "A mí me encanta la lucha escénica y tenía muchas ganas. Cuando leí el guión pensé: "ojalá me dejen hacerlo todo". Por supuesto, confiábamos ciegamente en las personas que nos entrenaban y tuvimos tiempo para ensayar las coreografías. Tanto los especialistas que nos entrenaron como Paul confiaron en que nosotros podíamos hacer las escenas y al final quedaron increíbles. Disfruté muchísimo de esas escenas de lucha".
Inspirada en 'Conan el bárbaro'
El cartel de la película nos recuerda a Conan el Bárbaro (John Milius, 1982), Excalibur (John Boorman, 1981) y esas películas de espada y brujería de los ochenta. "Yo crecí con esas películas -asegura Paul Urkijo-. Y uno de mis films favoritos favoritos es Jasón y los Argonautas (Don Chaffey, 1963), a la que encontraréis algunos guiños en la película. Y eso se ve en el cartel pintado, imitando a los de los ochenta. he intentado hacer una película con un regusto clásico a ese cine que me gustaba y no a lo que se supone que tenemos que hacer porque esté de moda".
Comentamos a Eneko Sagardoy su parecido en ese cartel con Conan el bárbaro: "Es el euskalConan" -Bromea-.
Irati llega a los cines este viernes, 24 de febrero.