Reconstruir cuando aún caen las bombas: soluciones de emergencia para los nuevos cimientos de Ucrania
A principios de enero, el Gobierno ucraniano cifró en 700.000 millones de dólares -algo menos de 657.000 millones de euros al cambio actual- el coste de la reconstrucción del país, por ahora. Una cantidad que prácticamente dobla los 348.500 millones de dólares que estimó el Banco Mundial a 1 de junio de 2022, cuando apenas habían pasado cuatro meses de guerra y Rusia todavía no había empezado su campaña de ataques masivos contra las infraestructuras energéticas. La organización financiera tiene previsto actualizar el cálculo el próximo mes de abril, mientras se debate sobre la legalidad de usar los activos rusos congelados por las sanciones para levantar de nuevo el país.
Ucrania, que tenía un Producto Interior Bruto de 200.000 millones de dólares justo antes de la invasión rusa y que ha sufrido una caída de su economía del 30% en 2022, insiste en que para este mismo año necesita de forma apremiante 38.000 millones para hacer frente al déficit presupuestario y otros 17.000 más para la reparación urgente del sistema energético, el desminado y la reconstrucción de infraestructuras críticas destrozadas por los bombardeos, que no cesan.
Aunque la reconstrucción a gran escala no será posible hasta el fin de la guerra, Ucrania aplica desde el primer día los principios de la ingeniería y la arquitectura de emergencia para intentar que la vida sea lo más digna posible, mientras piensa en grande para rediseñar grandes ciudades como Járkov de la mano de estudios internacionales de arquitectura. Es la manera de poner las "primeras piedras" para rehacer de nuevo un país cuando sea factible, en palabras de una de las responsables de la Comisión Europea de la ONU para Europa (UNECE) que participó esta semana en la presentación del plan de reconstrucción de Mykolaiv.
Soluciones temporales en tiempo de guerra
"Mientras dure la guerra, se debe pensar en soluciones temporales, de emergencia", como puentes prefabricados, depuradoras de agua portátiles u hospitales de campaña, explica Fernando Ruiz Ruiz de Gopegui, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Este ingeniero, que trabajó en la empresa española que evaluó el coste de la reconstrucción del puente de Mostar, destruido en la guerra de Bosnia, añade que "lo importante viene después, cuando acabe el conflicto y se empiece no a reconstruir el país, sino a construirlo de nuevo, buscando que al final del proceso no estén como el día cero, sino con unas infraestructuras más avanzadas".
El presidente de la Unión de Agrupaciones de Arquitectos Urbanistas de España, Manuel Herrero Sánchez, incide también en que iniciar un proceso de reconstrucción en medio de un conflicto armado "es complejo y tiene muchas limitaciones", pero añade que "hay tres aspectos básicos que hay que intentar recuperar y garantizar en la medida de lo posible y con la mayor celeridad: el alojamiento, las dotaciones públicas básicas y la movilidad."
De hecho, la recuperación de las carreteras y de los puentes -muchos de ellos volados por la propia Ucrania en la región de Kiev para evitar que el ejército ruso alcanzara la capital en los primeros días de la invasión- es una de las prioridades de Ukravtodor, la Agencia Estatal de Carreteras de Ucrania, desde el inicio de la guerra. A día de hoy, ha despejado 2.155 kilómetros de carreteras y ha construido 80 cruces temporales junto a los puentes destruidos en los territorios recuperados en las regiones de Kiev, Járkov, Donetsk, Jersón, Mykolaiv, Zhitomir, Sumy y Chernígov, según los datos que ha facilitado a RTVE.es.
"Tan pronto como las Fuerzas Armadas expulsan a los militares rusos de nuestras tierras, comienza el proceso de restauración de infraestructuras: limpieza de carreteras, remoción de escombros y construcción de cruces temporales" sobre los ríos, explican fuentes de la agencia estatal en alusión a las diferentes contraofensivas llevadas a cabo por Kiev en el último año y que le han permitido recuperar parte del territorio ocupado.
Uno de esos pasos provisionales se levantó el pasado mes de abril en apenas una semana en la liberada Irpin, donde ya se está construyendo un nuevo puente junto a los restos del antiguo, que sigue mostrando sus tripas reventadas. Un amasijo de hormigón y acero que el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, ha propuesto convertir en un memorial. Por sus arcadas, escaparon algunos de los más de 8 millones de refugiados que ha provocado la contienda.
"Estamos construyendo un nuevo puente -el proceso de instalación de vigas ya está en marcha- y el concepto de crear un memorial -conservando parte del puente destruido- está actualmente en desarrollo", confirman a RTVE.es desde el Ayuntamiento de Irpin.
Los puentes son el ejemplo "paradigmático" de la ingeniería de emergencia, según Ruiz Ruiz de Gopegui. "Reconstruirlos (completamente) a lo que va a ser su versión definitiva no tiene sentido por el tiempo que se tarda y porque el riesgo de que vuelvan a ser destruidos es muy grande", lo que no quita que se piense en "qué parte de la actuación de emergencia que se hace ahora podrá usarse en el futuro".
De esta manera, "se puede reconstruir la cimentación y las pilas en su versión definitiva y, en cambio, buscar soluciones provisionales para el tablero" -la parte por donde circulan los vehículos y la más expuestas a nuevos bombardeos- como las estructuras metálicas prefabricadas. La República Checa, Francia, Noruega y Suecia han enviado ya a Ucrania este tipo de puentes temporales para ayudar a la reconstrucción.
Ukravtodor llama "carreteras de vida" a los viales que se están reconstruyendo durante la guerra. Las carreteras son "una oportunidad para sustentar la economía y, lo más importante, para preservar la vida de nuestra población militar y civil", aseguran desde la agencia estatal.
"Las personas durante la guerra no solo son víctimas que sufren y mueren, sino que también viven. En condiciones muy extremas, pero viven. Y eso es lo que la reconstrucción [en tiempos aún de conflicto] permite lograr: que esa vida sea más digna", señala Pol Bargués, investigador principal del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB), quien recuerda que la reconstrucción no solo es material, sino que debe ser también socioeconómica y cultural.
Cerca de 138.000 millones: el valor de todo lo destruido en Ucrania
La Escuela de Economía de Kiev (KSE) cifra en más de 35.600 millones de dólares los daños infligidos por la guerra en las infraestructuras como puentes, red viaria o de ferrocarril. Esta institución académica publica mensualmente la estimación del valor de todo lo destruido en el marco de su proyecto "Russia will pay", traducido como "Rusia pagará". A 31 de diciembre, lo calculó en 137.800 millones. Es una cifra de evaluación de daños, no el coste de la reconstrucción, mucho más elevado.
Solo las viviendas destruidas o dañadas por los bombardeos -150.000 según la Escuela de Economía de Kiev- están valoradas en 54.000 millones de dólares. La Agencia de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP) en asociación con el Centro de Satélites de la ONU (ONOSAT) y con la propia KSE están mapeando los daños en numerosos asentamientos de varias regiones del país. Toda la información se incorpora a una base de datos del Gobierno ucraniano de cara a la reconstrucción. A día de hoy tiene más de más de 230.000 edificios digitalizados de 68 asentamientos, entre ellos Irpin, donde se han usado drones para tipificar el tipo de edificio -si son viviendas, colegios u hospitales, por ejemplo- y gravedad de los destrozos.
El Ayuntamiento de Irpin asegura que ya se han reconstruido totalmente 154 bloques de pisos y 353 viviendas unifamiliares y que a finales del año pasado ya se habían iniciado los trabajos en otros 71 edificios y un centenar de casas, según los datos facilitados a RTVE.es.
El urbanista Herrero Sánchez señala que la reconstrucción de viviendas es "un aspecto clave" de la respuesta humanitaria: "En numerosos casos implicará la demolición y nueva construcción, previo análisis por los equipos técnicos formados para la valoración estructural de las construcciones. Pero de manera inmediata (...) será necesario recurrir, como en otras catástrofes, a la arquitectura de emergencia."
La arquitectura de emergencia, explica este arquitecto, se refiere a la construcción de estructuras provisionales para el alojamiento temporal de personas, después de una catástrofe natural o de una guerra. "Deben ser construidas de manera rápida, eficiente y asequible", añade Herrero.
Kiev, que sigue bajo la amenaza de los bombardeos rusos aunque ahora algo más esporádicos que al principio de la guerra, ha podido reconstruir ya algunos edificios dañados en los primeros días de la invasión sin necesidad de demolerlos, como el bloque golpeado por un misil el 26 de febrero del año pasado y cuyo ataque fue captado por las cámaras de seguridad.
La necesidad de reconstruir también colegios y hospitales
Al margen de las viviendas, es necesario "acometer cuanto antes la reconstrucción y puesta en funcionamiento de dotaciones públicas básicas, como hospitales, escuelas o edificios administrativos", destaca Herrero. Naciones Unidas estima en más de 2.500 los ataques contra instalaciones educativas desde el inicio de la invasión. Más de cinco millones de niños ucranianos han visto suspendida su educación por la guerra. En Irpin resultaron dañados, según su Consistorio, 23 centros educativos, que ya habrían sido reconstruidos 20.
Rusia ha lanzado, además, en este primer año de guerra 802 ataques contra el sistema sanitario, según los últimos datos actualizados a 23 de febrero por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La imagen de una embarazada en avanzado estado de gestación evacuada en camilla tras el bombardeo del Hospital Materno Infantil de Mariúpol el 9 de marzo de 2022 dio la vuelta al mundo como símbolo de la barbarie de la guerra. La madre y el bebé fallecieron poco después.
La "rusificación" de Mariúpol a través de su reconstrución
La ciudad portuaria del mar de Azov se convirtió en objetivo clave de Rusia desde el inicio de la invasión. Su conquista -tras casi tres meses de asedio y al menos 25.000 muertos, según Kiev- permitió a Rusia unir el territorio bajo su control en el Donbás con la anexionada Crimea.
Moscú ha presentado un plan de reconstrucción [.pdf] a largo plazo de la ciudad que pretende aumentar su población hasta el medio millón de personas en 2035, unas 50.000 más de las que tenía antes de la guerra, y levantar viviendas hasta sumar 8,75 millones de metros cuadrados. Inmediatamente después de la toma de Mariúpol, Rusia comenzó a construir bloques de apartamentos e impuso el rublo y la educación en ruso, informa Reuters. El cartel con el nombre de la ciudad tiene ahora los colores de la bandera rusa.
Pol Bargués explica que la "rusificación" de Mariúpol obedece a una constante en los conflictos bélicos. Más allá de intentar ganar el apoyo de la población local que aún queda en la ciudad, las reconstrucciones "a medida" se hacen "para que puedan regresar las personas que tu quieres que se queden en el futuro", señala el investigador principal del CIDOB, que recuerda lo ocurrido con el genocidio de Srebrenica.
"Todo lo que se gane en tiempos de guerra va a ser más fácil de negociar en tiempos de paz. Por eso, si está todo rusificado, será más fácil que Rusia pida quedarse con ese territorio en unas futuras negociaciones", resume Bargués simplificando. Se trata de "ganar territorios y ciudades en tiempos de guerra para que puedan ser tuyas en tiempos de paz", añade este experto, que incide en que conquistar un territorio no acaba con la rendición o retirada del otro.
Ucrania sostiene que detrás de la reconstrucción de Mariúpol, Rusia busca ocultar también sus crímenes de guerra en la ciudad. Sería el caso, en su opinión, de la demolición prácticamente completa del Teatro Drama, bombardeado el pasado 17 de marzo cuando centenares de personas se refugiaban en sus sótanos.
Ucrania también cree que ese sería también el caso de la demolición de muchos bloques de apartamentos destruidos por los bombardeos. Un asesor del alcalde de Mariúpol -en declaraciones a AP- acusó a Moscú de derruir los restos de estos edificios con cadáveres aún dentro para ocultar el gran número de víctimas que causó el asedio de la ciudad.
Y mientras las grúas rusas levanta bloques de vivienda nueva en Mariúpol, a 200 kilómetros al norte de la ciudad portuaria, los habitantes de Bajmut y de las ciudades cercanas, en plena línea del frente, no pueden pensar aún en la reconstrucción bajo el incesante fuego de artillería que se cruzan ambos ejércitos en el principal escenario de la guerra un año después. Las autoridades ucranianas han pedido a la población que aún queda que abandonen la localidad.
Muchas de las poblaciones arrasadas durante este año por las bombas son muy pequeñas. ¿Se podrá reconstruir todo? El urbanista Herrero Sánchez cree que ninguna ciudad o localidad, por pequeña que sea, debe desaparecer: "No son solo calles y casas. Son memoria colectiva". Bargués cree, en cambio, que puede haber "pequeños asentamientos que desaparecen bajo los escombros y que no se recuperan porque están devastados y nadie querrá volver".
"Muchas partes dentro de las ciudades también cambiarán de uso. Nuevos montes y parques que se crearán encima de los escombros de antiguos edificios y viviendas, o lugares de viviendas provisionales durante la guerra que se volverán nuevos asentamientos permanentes donde crecerán barrios nuevos".
La reconstrucción completa del país no podrá abordarse, no obstante, mientras no haya un acuerdo de paz. Mientras sigan cayendo las bombas, el grueso de los fondos de organismos internacionales como el Banco Mundial, el FMI o el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo no llegarán a Ucrania. La institución financiera europea, por ejemplo, ha comprometido 3.000 millones de euros durante 2022-23 y asegura en su web que hará "todo lo posible", pero "una vez que las condiciones lo permitan" en alusión al cese de las hostilidades.
La Ucrania que surja de la guerra, en cualquier caso, no podrá ser igual a la que había el 23 de febrero de 2022. No solo porque pueda cambiar el diseño de las ciudades para adaptarlas al nuevo urbanismo, sino porque, aunque la reconstrucción material tenga que ir acompañada de planes para el retorno de los refugiados y desplazados internos, algunos "pueden no querer volver aunque puedan", sentencia Bargués.
Sobre esta información
La base de datos sobre los daños en la ciudad de Irpin para los mapas reproducidos en esta pieza han sido facilitados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Para representar la altura de los edificios se ha asignado tres metros por cada planta. El PNUD contabiliza cada uno de los edificios dañados aunque formen parte de un mismo complejo educativo o sanitario, por ejemplo. Por este motivo las cifras de la digitalización de los daños y las ofrecidas por el ayuntamiento sobre colegios, hospitales o, incluso vivienda, pueden variar.
Los daños de Mariúpol corresponden al análisis realizado por UNOSAT a 15 de junio de 2022.
Las imágenes sobre el bombardeo, los daños y la reparación del edificio de apartamentos Munchausens, en Irpin, son de la agencia Efe, del proyecto Irpin Help y de la iniciativa United24, respectivamente.
Han colaborado en la realización de este reportaje Ebbaba Hameida y el fotoperiodista Pablo Tosco para la realización de las fotos actuales de Irpin, desde Ucrania; Jaime Gutiérrez y el equipo de Diseño de RTVE.