Hipófisis y tiroides: dos glándulas tan necesarias como misteriosas
- La hipófisis y la tiroides son glándulas del sistema endocrino necesarias para la vida
- Las alteraciones en estas glándulas, provocan muchas enfermedades que no siempre son fáciles de diagnosticar
- El domingo, a las 22.30 horas, en el Canal 24 horas y en RTVE Play
El sistema endocrino, formado por siete glándulas (hipófisis, tiroides, timo, suprarrenales, páncreas, ovarios, testículos) se encarga de producir las hormonas necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo humano. Cuando aparece un agente externo, como un quiste o tumor invadiendo su espacio, las consecuencias para nuestra salud pueden ser mortales.
La hipófisis o "glándula madre"
Dicen que sin la hipófisis es imposible vivir. Apenas mide lo mismo que un guisante y está situada en la base del cráneo, en una cavidad conocida como silla turca. Gracias a ella se generan hormonas que son fundamentales para regular y controlar distintos procesos de nuestro organismo relacionados con el crecimiento, el metabolismo y el desarrollo sexual.
La acromegalia es una enfermedad de las llamadas “raras” que se desarrolla en tres o cuatro personas por cada millón de habitantes. El día 28 de febrero es el día de las enfermedades minoritarias. Los síntomas más visibles son el crecimiento de algunas partes del cuerpo, como la nariz, la quijada, las manos, o los pies. Pero también tiene otros efectos menos conocidos, aunque igualmente importantes: crecen los órganos internos, hay dolor articular y de cabeza, altera los ciclos menstruales, produce disfunción eréctil, problemas de visión, etc.
Lo causa un exceso de secreción de la hormona del crecimiento (GH), y acostumbra a aparecer como consecuencia de un adenoma (o tumor benigno) en la hipófisis.
Desde la Asociación Española de Afectados por Acromegalia Gabriel y Yesika ofrecen sus testimonios para dar a conocer esta patología. Aseguran que cuanto antes se pone nombre a la enfermedad, antes se consigue mejorar la calidad de vida de los pacientes.
A Diego también le detectaron un tumor en la hipófisis, pero en su caso fue a una edad temprana. El tumor favorecía la secreción de una hormona liberadora de gonadotropina, que a su vez implica una producción excesiva de testosterona (en varones) o estrógenos (en mujeres). Como consecuencia, los individuos desarrollan una pubertad precoz, lo que lleva a que aparezcan síntomas físicos de desarrollo sexual, como vello púbico o axilar, así como un desarrollo de pene o senos antes de los 8 años.
En el caso de Diego, la pubertad precoz también la habían sufrido su padre y su abuelo, así que descartaron la operación en un primer momento. Años después aparecieron también crisis epilépticas y el adenoma de la hipófisis amenazó con empeorar también su visión, por lo que Diego, ya adulto, y médico de profesión, optó por operarse.
En el caso de Jose Antonio todo comenzó con varios ingresos en urgencias por sangrados en la nariz, que continuaron con hipertensión e hinchazón de pies, hasta que le descubrieron un coágulo en el corazón que estaba ya muy dañado. A partir de una derivación a su endocrino, le descubrieron que sus niveles de la hormona de cortisol que producen las glándulas suprarrenales eran demasiado altos. Estas glándulas producen cortisol a partir de una orden emitida por la hipófisis que, a su vez, había sufrido una alteración como consecuencia de un tumor.
Como resultado, estaba desarrollando el síndrome de Cushing, que se refleja en un redondeamiento e hinchazón de la cara, una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, estrías en la barriga, propensión a hematomas, joroba, grasa entre los hombros y alteraciones menstruales en las mujeres.
“No había oído nunca hablar de cosas como Cushing, hipófisis, o cortisol”, dice José Antonio. Ahora, ya operado, está en proceso de vuelta a la normalidad. Su doctora en el Hospital Clínic de Barcelona, la endocrina Felicia Alexandra Hanzu, se refiere a la hipófisis como “glándula madre” y dice que “sin ella no es posible la vida”, pero añade que, al causar afectaciones que no producen habitualmente la muerte de una forma inminente, “todavía no se ha dado a la neuroendocrinología la importancia que tiene”.
“La hipófisis es la glándula madre. Sin ella, la vida no es posible“
La hipófisis envía mensajes a todas las glándulas (suprarrenales, tiroides, páncreas, etc.). Un tumor adherido a ella puede ser inofensivo, pero también puede influir en la cantidad de hormonas que segregamos, llevándonos a desarrollar distintas patologías. Incluso puede afectar a la estructura interna de nuestro cráneo, presionando el nervio óptico hasta dejarnos ciegos.
Su operación es peligrosa, puede que no se llegue a extraer del todo el quiste y que continúe generando problemas, por lo que los pacientes deban requerir medicación el resto de su vida. O puede que se consiga extraer del todo y, una vez recuperados, puedan volver a la normalidad.
La tiroides, en la base del cuello
La tiroides, con forma de mariposa, está situada en el cuello. Recibe órdenes de la hipófisis. Y a veces puede segregar hormonas por debajo (hipotiroidismo) o por encima (hipertiroidismo) de lo normal. Puede deberse, como veíamos arriba, a un tumor en la hipófisis que modifica su trabajo, o a un tumor en la propia tiroides.
Se desconoce si existen causas exógenas que originen un cáncer de tiroides, más allá, eso sí, de aquellas personas que han estado en contacto directo con radiación nuclear (es el caso, por ejemplo, de Chernóbil, y la zona que resultó radiada como consecuencia de la explosión en esta central nuclear Ucraniana, donde se originaron múltiples casos de cáncer de tiroides).
Lo que sí se sabe es que afecta más a las mujeres, en una proporción de tres mujeres por cada hombre, y que acostumbra a aparecer en edades pre y postmenopáusicas.
“La mayoría de cáncer de tiroides tiene un buen pronóstico“
Según el doctor especialista en endocrinología del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona, Carles Zafón, aunque hay algunos casos muy agresivos, “la mayoría de cáncer de tiroides tiene un buen pronóstico”. Si el tratamiento inicial y una operación no acaban con él, se trata a los pacientes con yodo radioactivo. Tras este tratamiento, los pacientes deben aislarse para no irradiar a su familia.
En el Hospital de la Vall d’Hebrón de Barcelona, muestran cómo son las habitaciones donde deben pasar 48 horas antes de volver a casa: las paredes, techo y suelo están reforzados con plomo, y deben separar los líquidos corporales durante el tiempo que estos resultan radioactivos.
Los médicos apuntan que, en parte, el aumento de pacientes con estas enfermedades, es como consecuencia de que se efectúan un mayor número de pruebas y que, por tanto, se detectan más tumores.
Otra de las enfermedades derivadas de un mal funcionamiento de la glándula tiroides, en hipertiroidismo, se encuentra la oftalmopatía tiroidea, un agrandamiento de los ojos ocurrido como consecuencia de un hipertiroidismo que puede provocar lesiones oculares muy graves. Se conoce como enfermedad de Graves-Basedow, y acostumbra a tratarse con corticoides que buscan desinflamar la zona.
En la Clínica del Dr. Moreiras, en Santiago de Compostela, plantean un tratamiento innovador, aunque todavía en vías de desarrollo y aprobación. Se trata de administrar una medicación que está aprobada para casos de enfermos con artritis reumatoide, pero que todavía no ha sido aprobada para casos de oftalmopatía tiroidea.
Ojo al hipotiroidismo en el embarazo
Entre las pruebas médicas que se les hacen a las mujeres embarazadas, hoy en día se analiza el buen funcionamiento de la tiroides. Y es que un defecto de producción de la hormona tiroidea puede afectar al desarrollo cognitivo del feto. En el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, nos indican que algunas mujeres tienen más posibilidades de desarrollar este tipo de problemas: mujeres mayores de 36 años, con obesidad, diabetes, con antecedentes familiares de disfunción tiroidea, expuestas a según qué medicamentos o a contrastes yodados.
En cualquier caso, en el momento del nacimiento, a los bebés se les realizará la conocida como prueba del talón, que entre otras muchas patologías, servirá para descartar que sufren hipotiroidismo, y, si es el caso, puedan, desde el departamento de neonatología poner remedio inmediato a esta situación.