El declive silencioso de las mariposas: "Son indicadores de la salud de la biodiversidad y las estamos perdiendo"
- Los investigadores piden se amplíen las mariposas recogidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas
- Las mariposas de pradera se han reducido casi un 30% entre 1990 y 2018 en Europa por la pérdida de ecosistemas
Libreta en mano y atentos a cada movimiento, los investigadores recorren el campo en busca de las ‘niñas de Sierra Nevada’. No, no estamos hablando del argumento de la última serie de Netflix, sino de las tareas que biólogos y voluntarios realizan cada año en las cumbres de este enclave granadino para contar las Polyommatus golgus, mariposas de color azul cielo en el reverso de sus alas y amantes de la montaña, que se ven obligadas a volar cada vez más alto para encontrar 'refugios climáticos' que aseguren su supervivencia.
Este particular insecto, del que se han registrado apenas decenas de ejemplares, huye de las temperaturas cálidas, por lo que cada vez son más difíciles de detectar, cuentan a RTVE.es desde el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada. De hecho, se teme que esta especie “acabe por no encontrar suficiente espacio y desaparecer”.
Pero no es el único polinizador en riesgo en esta zona, sino que se estima que el 20% de las especies de mariposas analizadas ha descendido y un 15% han aumentado. Las que bajan son, principalmente, las mariposas especialistas, es decir, con una distribución o características singulares, según apunta la entidad, poniendo el foco también en otras especies en peligro como la ‘Apolo’, con poco más de un centenar de individuos, o la denominada ‘Mariposa de Puerto Lobo’, endémica de este sistema montañoso y de la que solo se tiene constancia en 39 poblaciones.
“Las mariposas son indicadores de la salud de la biodiversidad y las estamos perdiendo”, lamenta, por su parte, el coordinador del Plan Redes de seguimiento de mariposas en España y Europa y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel López Munguira, que alerta sobre la importancia de prevenir una crisis de biodiversidad de estos polinizadores con motivo del Día de la Vida Silvestre, celebrado este viernes.
A nivel nacional, las mariposas también podrían estar dando muestras de agotamiento. En 2020, el número total de mariposas contabilizadas en Parques Nacionales de España fue más 27.600 ejemplares, lo que supone una disminución de casi el 7% con respecto a la media 2016-19, según el último informe de seguimiento de las mariposas de la Red de Parques Nacionales. No obstante, aún habrá que esperar unos años más para conocer toda la serie y su tendencia, explica López Munguira.
“Nos faltan datos para comparar y establecer el porcentaje a nivel general del declive de este tipo de mariposas en España, pero me temo que la tendencia de descenso en especies de pradera sea cercana a la europea”, añade, en referencia a un informe de la organización Butterfly Conservation Europe, que cifra en un 30% el declive de este tipo de mariposas en el continente. En cuanto al ámbito internacional, ya hay más 41.000 especies de mariposas amenazadas en el mundo, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Piden catalogar más especies de mariposas como amenazadas
Pese a la creciente preocupación por los polinizadores, tan solo 13 especies – de las más de 5.000 especies, tanto diurnas como nocturnas, en España - están incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial en nuestro país. De ellas, tan solo tres se encuentran incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas: la ‘Niña de Sierra Nevada’ y la ‘Azufrada ibérica’ en la categoría “En peligro” y la ‘Hormiguera oscura’ en la de “Vulnerable”. Si se compara estos esfuerzos de conservación normativa con otros grupos, el mencionado catálogo recogería casi un 10% de las especies de aves, mientras que refleja apenas un 0.04% de los lepidópteros.
La cifra es considerada “insuficiente” para la Asociación Española para la Protección de las Mariposas y su Medio (ZERYNTHIA), que ha pedido al Ministerio para la Transición Ecológica que se amplíe la protección a otras ocho especies, entre ellas, la mencionada ‘Mariposa de Puerto Lobo’ o la ‘Manto violeta’, que cuenta con una población muy reducida en una pradera en la montaña de León. “Viven en unas condiciones muy especiales y cualquier cambio en el ecosistema podría ser devastador para ellas”, afirma Yeray Monasterio, presidente de la Asociación ZERYNTHIA, que ha nombrado la ‘Manto violeta’ como Mariposa del Año 2023 tras una votación popular.
Otras de las especies que piden que se recojan en este catálogo son dos mariposas canarias, la 'Sátiro de El Hierro', exclusiva de esta isla; y la 'Capuchina canaria', amenazada por una especie alóctona de avispa que parasita sus orugas. También la ‘Veloz balear”, con una única población en Mallorca; las ‘Ajedrezada haltera’, la ‘Ajedrezada de bandas amarillas’ y la Malacosoma laurae, un tipo de polilla exclusiva de humedales como las marismas del Odiel en Cádiz y Huelva, en grave peligro ante un progresivo aumento del nivel del mar por el cambio climático.
López Munguira estima que “entre 30 ó 40 especies más” deberían ser consideradas en estos registros, remarcando especialmente las mariposas de montaña del género Erebia. De ellas, 19 especies son extremadamente vulnerables al cambio climático en el área ibérica que, según las previsiones, podrían verse reducidas a la mitad entre 2050 y 2070, si se da un aumento de la temperatura de 3,7 grados. “El reconocimiento es solo un paso, lo importante es llevar las acciones de conservación al terreno para que este tipo de listas no queden en papel mojado”, reivindica este investigador de la Universidad Autónoma.
De la agricultura a las olas de calor: ¿Por qué pueden desaparecer?
Los expertos consultados por RTVE.es apuntan como posibles razones de la reducción de las poblaciones a la suma del cambio climático y las actividades humanas. “Las olas de calor y las sequías como consecuencia del cambio climático son muy dañinas para las especies de mariposas de algunas zonas, especialmente, de montaña”, indica el investigador del CSIC en el Museo de Ciencias Naturales, Robert Wilson.
“El monitoreo y el seguimiento de las tendencias de las poblaciones es esencial para resolver estos problemas: tenemos que saber bien cuáles son las especies y zonas donde están las especies que están sufriendo declives importantes para poder actuar”, indica.
Entre las actividades humanas, Wilson señala el incremento de “la agricultura intensiva, la pérdida de suelo y el uso de pesticidas y agroquímicos” que “reducen los matorrales y refugios” para los insectos. “Cuando se administran los fertilizantes por aerosoles, viajan y caen sobre la vegetación que está alrededor de los cultivos, afectando a las orugas”, añade, por su parte, Monasterio, que también apunta a la reducción de la ganadería extensiva frente a la intensiva como algunas de las causas del deterioro de algunas praderas.
En el caso de las mariposas nocturnas, a estos problemas se añade la contaminación lumínica. “Las luces las atraen y acaban saliendo de su hábitat, exponiéndose a depredadores o daños por el calor”, agrega el investigador de ZERYNTHIA.“Aunque son menos conocidas, y tal vez, menos vistosas para el público, también son muy importantes. Los insectos son los cimientos de los ecosistemas. Si no están, no funcionarían ni las plantas ni el resto de animales”, sentencia Monasterio.
Como receta para estos problemas, Wilson apuesta también por la extensión de la Red de seguimiento de mariposas de España y Europa, así como la participación en programas de ciencia ciudadana. “Nos pueden ayudar a ampliar el conocimiento que nos falta de las poblaciones, valorar la biodiversidad que tenemos y, en definitiva, a cuidarla más”, asevera.
¿Y las ‘mariposas urbanitas’?
Hasta ahora nos hemos referido, especialmente, a las mariposas que viven en el campo, praderas y montañas. Pero, ¿cuál es la situación de estos insectos en las ciudades? Desde el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) se ha impulsado un Observatorio ciudadano de mariposas urbanas uBMS en Madrid y Barcelona, que sirve a la par como investigación y divulgación del importante papel de estos polinizadores.
Según los datos recogidos, se han contabilizado más 2.300 ejemplares en la capital y más de 2.800 en la ciudad condal en 2021, lo que supone un descenso con respecto a las más de 6.000 localizadas en ambas ciudades en 2020 o las más de de 7.000, de 2019. El descenso en Barcelona, refleja un informe anual del proyecto, se debe a "la gran sequía que ha sufrido la zona".
No obstante, la investigadora y responsable del proyecto, Yolanda Melero, aclara que "nuestro conocimiento es todavía altamente limitado y es difícil determinar tendencias en la ciudad”, ya que a veces varía ante la posibilidad de encontrar voluntarios y de realizar los conteos. "Nos faltan datos para comparar y más manos que nos ayuden a tomarle el pulso a la biodiversidad urbana", indica sobre el proyecto en ambas ciudades.
“Nos faltan datos para comparar y más voluntarios que nos ayuden a tomarle el pulso a la biodiversidad urbana“
Respecto a las especies localizadas hasta ahora, se han detectado casi 40 diferentes, aunque la mayor parte son más comunes como la 'Mariposa blanca de la col', que necesitan características menos específicas a la hora de conseguir alimento o refugio. La razón es que los problemas que afectan las mariposas ‘urbanitas’, continúa Melero, son algo diferentes de los de sus compañeras de campo.
“Al tráfico se une la falta de alimento o que este se encuentra muy lejos, teniendo que hacer grandes recorridos de un jardín a otro", cuenta, lo que puede dejar exhaustas a algunas especies. "Ayudar a las mariposas y a los insectos, en general, es ayudar a muchas especies más", sentencia. En este sentido, explica que ya se están haciendo iniciativas en algunas ciudades para "renaturalizar los parques" e "interconectar las zonas verdes", facilitando así corredores de mariposas que vuelvan a llenar de puntos de colores nuestros cielos y jardines.
¿Cómo se cuentan las mariposas?
Contar las mariposas puede parecer complicado debido a su pequeño tamaño y a que están en constante movimiento. Sin embargo, se ha ideado un protocolo estandarizado para toda Europa, según cuenta López Munguira. Se generan unos itinerarios, llamados transectos, que se recorren unas diez veces al año, normalmente, entre marzo y septiembre, explica, mientras que en otros espacios como Canarias, lo hacen durante todo el año. “Se cuentan las mariposas que ves cuando vas caminando por este itinerario, imaginando una especie de cubo imaginario de cinco metros de lado. De esta manera, se cuentan las mariposas que hay dos metros y medio a cada lado del observador y cinco metros por delante y por arriba”, relata. Una vez recopilado el dato se introducen en una aplicación diseñada para toda Europa y se comparan con respecto a otros años.