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El coste de la pobreza infantil en España alcanza más de 63.000 millones de euros al año

  • Un nuevo estudio asegura que el PIB español sería un 5,1% más elevado de no ser por los niveles actuales de pobreza infantil
  • España recauda casi 3.000 euros menos por persona en impuestos y cotizaciones relacionadas con el trabajo

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El coste de la pobreza infantil en España: un niña come un trozo de pan
Una niña come un trozo de pan en una imagen de archivo

La pobreza infantil tiene un elevado impacto a largo plazo, pero no solo a nivel individual. También el conjunto de la sociedad se ve afectada por esta lacra. Según indica el estudio El coste de la pobreza infantil en España publicado este lunes, supone al menos 63.079 millones de euros al año, lo que equivale a un 5,1% del PIB de 2019. Cifras que indican un gasto anual de alrededor de 1.300 euros por persona.

La investigación, coordinada por el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil con la colaboración de la Fundación “la Caixa” y presentada también por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asegura que experimentar pobreza en la infancia limita las perspectivas educativas y laborales, a la vez que restringe las oportunidades y amplía las desigualdades sociales. Sus efectos negativos se arrastran durante toda la vida adulta y se transmiten incluso a las siguientes generaciones.

Estas consecuencias, además, reducen la productividad del país, al disminuir el potencial de empleo e ingresos, y merman la calidad de vida y el estado de salud de los ciudadanos, lo que conlleva una carga adicional en el coste y la eficiencia de los servicios públicos. "Las finanzas públicas se resienten tanto por la pérdida de ingresos vinculados al trabajo como por los mayores gastos que se derivan de la sobrecarga de los servicios públicos y del incremento de las prestaciones económicas, tanto contributivas como no contributivas", explica el informe.

España recauda casi 3.000 euros menos por persona

Desde el punto de vista de la situación laboral, la pobreza infantil se asocia con un menor desempeño educativo, que a su vez se traduce en un menor nivel de habilidades y competencias y de estudios alcanzado y en una mayor probabilidad no tener trabajo ni estar estudiando. Todo ello afecta a la productividad laboral y, por lo tanto, a los salarios, así como a la probabilidad de encontrar empleo y a su calidad.

La principal variable que se analiza para medir el impacto de la pobreza en la adolescencia sobre la situación en el mercado de trabajo son los ingresos laborales en la edad adulta. Los resultados muestran que en España las personas que han estado en situación de pobreza en sus primeros años de vida ganan 5.130 euros brutos menos al año que aquellas que no han estado en dicha situación. Este efecto es especialmente intenso para las mujeres, que dejan de ganar unos 600 euros brutos anuales.

Asimismo, aquellas personas que sufrieron pobreza en la adolescencia tienen un 12% menos de probabilidad de trabajar con contratos indefinidos y un 14% más de hacerlo con contratos temporales. La reducción en estos ingresos potenciales como consecuencia de la pobreza en la infancia tiene, además, un efecto sobre el nivel de recaudación impositiva, tanto en términos del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) como de las cotizaciones sociales. España recauda casi 3.000 euros menos por persona en impuestos y cotizaciones relacionadas con el trabajo a causa de la pobreza infantil.

Teniendo en cuenta el porcentaje de niños y adolescentes que vivían en pobreza en 2019 (el 27%), y el porcentaje del PIB que se corresponde con las rentas del trabajo (el 46%), la pobreza infantil genera un coste anual para la sociedad española, en términos de productividad laboral, de aproximadamente lo que equivale a unos 57.000 millones de euros anuales.

Los costes sanitarios ascienden a 6.079 millones al año

En términos de salud, la pobreza infantil también tiene consecuencias. Se asocia con un 30% más de probabilidad de tener mala salud en general, un 36% más de padecer exceso de peso y un 12% más de padecer depresión en la edad adulta. Problemas que generan costes directos, como las visitas médicas o los diagnósticos, o indirectos, como los asociados a la incapacidad temporal, pérdida de productividad o muerte prematura.

Sumando los costes sanitarios y los asociados a la pérdida de calidad de vida, se estima que el coste total del exceso de peso es de unos 5.500 millones de euros anuales y de unos 579 millones de euros en el caso de la depresión. Los gastos estimados alcanzan así los 6.079 millones de euros, o un 0,5% del PIB, aunque el estudio advierte que es muy probable que esté subestimado.

Estos costes se miden a través de los años de vida ajustados por calidad (AVAC), una unidad de medida que combina la cantidad y calidad de vida y que tiene en cuenta factores como la movilidad, el dolor o la ansiedad. El rango de un AVAC va de 0 a 1, donde 1 equivale a un año de vida con salud perfecta y 0 a la muerte. En España habitualmente se le asigna un valor de 30.000 euros a 1 AVAC.

El perfil de la pobreza infantil en España

España es uno de los países de la Unión Europea donde la pobreza infantil tiene una mayor prevalencia. "Nuestro país no solo ocupa una de las primeras posiciones del ranking, sino que la pobreza infantil es muy superior a la que le debería corresponder según su nivel de riqueza", asegura el informe. Los niños de entre seis y 12 años son más del 40% del total de los que están por debajo del umbral. Por su peso demográfico, en este grupo también son mayores los problemas de cronicidad de la pobreza.

Los hogares monoparentales, junto a los hogares con mayor número de hijos, son los más afectados por la incidencia de la pobreza crónica. Además, en estos tipos de hogar los episodios de pobreza son de carácter más estructural que coyuntural, lo contrario que en las parejas con menos hijos, lo que los convierte en una prioridad para la intervención de las políticas públicas.

Actualmente, uno de cada tres niños y adolescentes en riesgo de pobreza vive en Cataluña -que ha pasado del 10 al 19%- o en la Comunidad de Madrid -del 13 al 17%-. Esta acusada concentración territorial también se repite cuando se analiza la dinámica de la pobreza. Uno de cada tres de los que sufren pobreza de forma persistente vive en Andalucía, sin que las regiones más ricas se distancien del retrato anterior, ya que uno de cada cuatro de quienes estuvieron en situación de pobreza más de tres años seguidos vivía en Cataluña o en la Comunidad de Madrid.