La desinformación de género, cuando los bulos buscan silenciar a las mujeres
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El Día Internacional de la Mujer, el 8M, ha sido objetivo recurrente de bulos, falsedades y mensajes engañosos que buscan desprestigiar la lucha de las mujeres y al movimiento feminista. Con motivo de esta fecha marcada por las protestas en las calles, en VerificaRTVE abordamos el fenómeno de la desinformación de género con el análisis de expertas y los testimonios de mujeres que han sido víctimas de estas falsas narrativas que buscan denigrarlas.
¿Qué es la desinformación de género?
La desinformación de género es el empleo de narrativas falsas o engañosas dirigidas contra mujeres, especialmente contra aquellas que forman parte de la esfera pública, con el objetivo de socavar su reputación e invisibilizarlas.
Irene Khan, la relatora especial de Naciones Unidas para la Protección del Derecho a la Libertad de Expresión, define este fenómeno como “un subtipo de violencia de género que entraña el uso de relatos falsos o engañosos basados en el género y el sexo contra las mujeres a fin de disuadir a las mujeres de participar en la esfera pública” (pág. 8). En este informe explica que la desinformación de género “combina la falsedad, la intención maliciosa y la coordinación” de ataques y “promueve discursos centrados tanto en el sexo como en la raza” (pág. 8).
Estos ataques, señala la relatora, no solo se dirigen contra niñas y jóvenes por su género, sino también por “otras características interseccionales, como la raza, la orientación sexual, la discapacidad, la identidad de género, la edad y la clase social” (pág. 9), como denuncia la organización no gubernamental Plan Internacional en su informe El estado mundial de las niñas. Sobre este punto, también advierte de que “gran parte de la desinformación de género también se dirige a las mujeres de grupos minoritarios, de ciertas minorías religiosas o étnicas, como mujeres indígenas” y del colectivo LGTBI+.
El Centro para la Democracia y la Tecnología, una organización de defensa de la libertad de expresión, también hace referencia al “uso de las narrativas, el lenguaje y, en última instancia, la discriminación para lograr ciertos objetivos sociales y políticos, incluido el mantenimiento del statu quo de género, desigualdad o crear un electorado más polarizado” (pág. 25).
Desde EU Disinfolab, una organización especializada en lucha contra la desinformación, la investigadora Maria Giovanna Sessa apunta que la desinformación de género persigue “demostrar que las mujeres no son aptas para lo que intentan hacer, están locas, son emocionales o se las hipersexualiza para quitarles credibilidad y reputación”. “El objetivo final independientemente del tipo de ataque es silenciar al objetivo”, advierte.
Las consecuencias: del descrédito a la expulsión de las mujeres de las redes
Las principales consecuencias de las campañas de desinformación de género son el descrédito y la expulsión de las mujeres del espacio digital. En una entrevista concedida a VerificaRTVE, la relatora especial de Naciones Unidas Irene Khan advierte de que “cuando las mujeres líderes ya no pueden llevar a cabo su trabajo debido al impacto de la desinformación de género conseguimos una sociedad menos diversa y la democracia también se resiente”. Esta experta detalla que “la idea es silenciarte, intimidarte y hacerte la vida imposible” lo que, a nivel personal, implica “un enorme impacto en la salud mental”. También destaca los perjuicios que la desinformación de género provoca en la reputación de las mujeres al intentar “mostrarlas como poco profesionales y difundir rumores o hacer ataques de género en formas que las muestran como incompetentes, no aptas para roles de liderazgo”.
“Cuando las mujeres líderes ya no pueden llevar a cabo su trabajo, conseguimos una sociedad menos diversa y la democracia también se resiente “
El informe de la ONG Plan Internacional El estado mundial de las niñas pone de manifiesto que una de cada cuatro niñas se siente con menos confianza a la hora de compartir su opinión en redes sociales y que una de cada cinco dejó de participar en política o asuntos de actualidad. Todo ello como consecuencia de que la desinformación “crea un entorno online hostil, infunde miedo entre las jóvenes e impide el uso de información veraz con fines útiles”, lo que constituye “una barrera que complica que las niñas y las mujeres jóvenes usen Internet”. Una de las jóvenes entrevistadas en el marco de la investigación admite que “no le gustaba participar de asuntos políticos o climáticos porque consideraba que si recibía mucha atención por ello podría ponerla en peligro”. El estudio concluye con una clara advertencia sobre las consecuencias que tiene en niñas y jóvenes esta desinformación: “debilita su confianza y silencia sus voces”.
El objetivo son las mujeres de la esfera pública
Aunque todas las mujeres son susceptibles de ser víctimas de campañas de desinformación, las expertas consultadas por VerificaRTVE y los estudios publicados hasta la fecha coinciden en que las principales perjudicadas son mujeres de la esfera pública. Irene Khan se refiere a “líderes políticas, periodistas, mujeres activistas o feministas”. Maria Giovanna Sessa asegura que este tipo de ataques en la red van dirigidos “especialmente a mujeres que ocupan entornos que antes eran exclusivamente masculinos y que no se ajustan a las normas de género tradicionales, tal y como se las considera estereotipadamente”.
El Centro para la Democracia y la Tecnología hace hincapié en el caso concreto de las políticas, un entorno en el que “la desinformación suele girar en torno a la caracterización de las candidatas como no calificadas para el puesto, sin el conocimiento, la inteligencia o la experiencia necesarios” (pág. 25). Según esta organización de defensa de la libertad de expresión, las campañas de desinformación de género presentan a las mujeres como “personas que mienten, demasiado emocionales para la tarea, propensas a la agresión o carentes de cordura”. La analista de redes sociales Mariluz Congosto se manifiesta en la misma línea: "Que una mujer destaque, tenga opinión o influencia está muy mal visto en ciertos sectores. No gusta que una mujer sea protagonista. Las mujeres que destacan mucho en redes son muy atacadas”.
De Sanna Marin a Maria Ressa pasando por la campaña contra Luna
La organización especializada en lucha contra la desinformación EU Disinfo Lab expone como ejemplo de campaña de desinformación de género la situación que vivió la primera ministra de Finlandia, la socialdemócrata Sanna Marin, tras la difusión de un video en el que aparecía bailando en una fiesta en un domicilio particular y por el que en redes “trataron de retratarla como no apta para ocupar el cargo”. Recalca que si las imágenes en las que aparece Sanna Marin hubieran estado protagonizadas por un hombre, "no habrían causado tal indignación” (pág. 4). Para reafirmar su credibilidad profesional, Marin se vio obligada a someterse a un test de drogas para demostrar que no había consumido estupefacientes. En VerificaRTVE ya te hemos desmontado bulos que tienen como objetivo la imagen de la primera ministra de Finlandia, como este montaje fotográfico que manipulaba una foto real de la jefa del Gobierno finés.
En Estados Unidos, la vicepresidenta Kamala Harris también ha sido víctima de desinformación de género, en concreto tras su designación como candidata a la Vicepresidencia del país acompañando al demócrata Joe Biden en las presidenciales de 2020. Como recuerda este informe de Plan Internacional (pág. 11), en la primera semana de Harris como nominada demócrata, las falsedades sobre ella circularon por Twitter a una velocidad de “al menos 3.000 veces por hora”.
En España también tenemos ejemplos de prácticas de desinformación de género contra líderes políticas, como ha sucedido con la ministra de Igualdad, Irene Montero, sobre la que ya te desmentimos este bulo que intentaba situarla como la protagonista de un vídeo de una consulta de sexología.
La desinformación de género no solo ataca a líderes políticas, sino también contra mujeres líderes en otros ámbitos como el periodismo y la defensa de los Derechos Humanos. El Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) ha denunciado la campaña de desinformación digital que ha sufrido la periodista y premio Nobel de la Paz Maria Ressa. De los cerca de 400.000 tuits y más de 57.000 publicaciones y comentarios de Facebook analizados por esta organización periodística, “casi el 60% de los ataques a Ressa fueron diseñados para socavar su credibilidad profesional y la confianza pública en su reporterismo” (pág. 4). El estudio del ICFJ sobre los ataques contra esta periodista filipina pone de manifiesto que “el 14% de todos los abusos y el 34% en la categoría de ataques ‘personales’ contra Ressa podrían clasificarse como explícitos, misóginos y sexistas”.
La relatora especial de Naciones Unidas para la Protección de la Libertad de Expresión, Irene Khan, también ha sido víctima de la desinformación de género tras dar visibilidad a testimonios como el de Maria Ressa. “Las mismas personas que las atacan a ellas, atacan mi integridad como activista de derechos humanos exponiendo información falsa que se presenta para desacreditarme”, nos explica Khan. "Es doloroso y a veces muy frustrante y te preguntas si debería dejarlo”, afirma, antes de recalcar: “No debemos ceder porque hay otros a los que les gustaría socavarnos”.
La analista de redes Mariluz Congosto cuenta a VerificaRTVE que ha “sufrido ataques” en Internet y que el objetivo es “quitar valor a lo que haces y ofender en el plano personal”. “Te llaman vieja, te dicen que por qué no te quedas en la cocina en vez de hacer estas idioteces y te intentan ningunear”, asegura. El ataque a “mujeres maduras con cultura y carrera” es una de las cuestiones que más preocupan a Congosto. A la hora de analizar cómo afrontar estos ataques, mantiene que “no hay que tomárselos en serio porque van en contra de tu salud mental”.
Aunque las víctimas de desinformación de género suelen ser mujeres de la esfera pública, en España el abrazo de una voluntaria de Cruz Roja a un joven migrante en mayo de 2021 en Ceuta fue objeto de una oleada de mensajes contra ella. Su nombre es Luna Reyes y recibió cientos de mensajes marcados por el odio, el racismo y el machismo, como te explicamos en VerificaRTVE. De los cientos de tuits analizados referidos a Luna, un 59,1% eran comentarios y menciones que se oponían o directamente atacaban a esta voluntaria de Cruz Roja, algunos con insultos extremos como “zorra”, “puta” o “guarra”. La propia Luna contó a la enviada especial de RTVE.es Ebbaba Hameida que tuvo pedir “públicamente en sus redes sociales” que dejaran de mandarle mensajes. “¿Qué haría si te quedas sola con cuatro de ellos? Seguro que te violan”, decía uno de los mensajes que leyó en su móvil.
En declaraciones a VerificaRTVE, Luna cuenta cómo se encuentra dos años después: “Me sigo sintiendo llena de impotencia por tener miedo a alzar la voz, miedo a que haya más repercusión para mi propia salud que a una reparación sobre el ataque tan grave y evidente que sufrimos tantísimas mujeres”. Nos recuerda que, tras los mensajes de odio que recibió, tuvo que cerrar sus redes sociales y que “también fue necesario que cambiara de número de teléfono durante un tiempo”. En la actualidad, lanza un mensaje contundente: “No tengo intención de ser yo la que tenga que volver a retroceder ni un solo paso más”.
¿Cómo combatir la desinformación de género?
Las instituciones y expertas consultadas por VerificaRTVE coinciden en que la solución pasa por que las plataformas de redes sociales y los Estados actúen de manera específica contra la desinformación de género. Naciones Unidas destaca la necesidad de que el Consejo de Derechos Humanos elabore “directrices sobre el discurso de odio y la desinformación por razón de género” (pág. 28). La investigadora de EU DisinfoLab Maria Giovanna Sessa considera que hay que “superar esta idea de que la desinformación basada en el género es simplemente una cuestión de misoginia": "Es un problema mucho más radicalizado y estructurado y debe tratarse como tal”. Esta experta alerta de que la Ley de Servicios Digitales “no habla de desinformación de género explícitamente”. En la misma línea, la ONG Plan Internacional aboga por “modificar las declaraciones políticas y las directrices comunitarias de manera que reconozcan explícitamente las dimensiones e impactos de la desinformación y la información errónea desde el punto de vista del género e interseccionalidad” (pág. 40).
Los Estados, según Naciones Unidas, deben afrontar la lucha contra la desinformación de género fomentando “medios de comunicación diversos e independientes, la verificación de la información, la alfabetización digital y mediática y programas comunitarios de concienciación” (pág. 27). No obstante, reconocen desde la ONU que esta medida puede que no represente una "solución definitiva".
Naciones Unidas emplaza a las plataformas de redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, TikTok, etc..) a que publiquen “datos desglosados sobre la violencia de género en línea” (pág. 12) e impulsen “una mayor participación de las mujeres en las deliberaciones sobre políticas de uso de datos, privacidad, ética, funciones algorítmicas o moderación de contenido” (pág. 25). A juicio de la organización multilateral, las redes deben ofrecer “capacitación en materia de género” (pág. 25) y a “aumentar el número de mujeres que integran las plantillas de las empresas de tecnología” (pág. 26). La relatora especial de Naciones Unidas para la Protección de la Libertad de Expresión, Irene Khan, defiende que las plataformas deben desmentir “la información falsa que se difunde y poner a disposición otras fuentes de información”. Maria Giovanna Sessa se expresa en la misma línea de forma tajante: “Las plataformas tienen que rendir cuentas”.
En VerificaRTVE preguntamos a las expertas que han experimentado desinformación de género sobre sus recomendaciones para las mujeres que puedan sufrir campañas de violencia digital de este tipo. Mariluz Congosto nos explica que ella “jamás” interactúa con las cuentas de redes sociales que difunden esos ataques contra ella y que procede a silenciarlas: “No las bloqueo porque no me gusta dar información”. La relatora especial de Naciones Unidas Irene Khan lo tiene claro: “Lo primero que tenemos que hacer es reconocer que es un problema”, que es “más que una crítica”. Advierte de que “no es un asunto aislado” y recalca que no debe verse nunca como "un ataque contra una sola mujer”.
También la voluntaria de Cruz Roja Luna Reyes señala a las plataformas de redes sociales porque considera que, “sin ninguna duda, tienen una completa responsabilidad” en el control de los ataques. Sobre la situación que afrontan las mujeres que sufren estos ataques, deja clara su denuncia: “No tenemos confianza en el sistema porque éste no nos ha protegido y nos sigue dejando vulnerables ante situaciones, imágenes y comentarios denigrantes” que “no recibiría un hombre de la misma forma”. Su consejo para las víctimas de estas campañas de odio es que denuncien. "Si tenéis fuerza, denunciad. No os calléis porque no nos lo merecemos, pedid ayuda a vuestro círculo de confianza, tomaos vuestro tiempo, tampoco tenemos por qué hablar ni dar explicaciones si no queremos. No estáis solas”, concluye.