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La excepcional Frick Collection aterriza en el Prado desde Manhattan: "Es una fiesta para los amantes del arte"

  • Obras emblema de Velázquez, Goya, Murillo o El Greco llegan a Madrid en una exposición única
  • Las pinturas, que pertenecen al neoyorquino museo Frick, nunca antes se habían visto en España

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La excepcional Frick Collection aterriza en el Prado

"Es una fiesta y una fantasía cumplida para los amantes del arte". El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, acotaba con precisión el carácter "totalmente excepcional" de la presencia de las obras de la estadounidense Frick Collection en la pinacoteca.

Por mandato legal, las pinturas raramente se prestan ni viajan fuera de los límites de Manhattan donde se enclava la mansión museo Frick. El cierre integral de las instalaciones por remodelación arquitectónica durante la pandemia ha obrado el milagro.

Nueve lienzos de los fondos neoyorquinos, entre los que se encuentran gemas emblemáticas del arte español de El Greco, Velázquez, Goya o Murillo, han recalado en el Prado en una exposición única (Del 7 de marzo al 2 de julio de 2023). Atrás queda un transporte por etapas en tres cargueros con todas la salvaguardas por su altísimo valor.

Es completamente "improbable" que vuelvan a cruzar el Atlántico, como señala el comisario, Javier Portús, que añade que "en España no se han visto desde hace mucho tiempo. De hecho, no hay ningún español que tenga memoria personal de haber contemplado ninguna de estas obras", ya que varios lienzos salieron hace más de dos siglos y se hallaban dispersos por Europa. De nuevo, la rareza.

'La Purificación del templo El Greco', 1600 The Frick Collection, New York. Michael Bodycomb

El magnate Henry Clay Frick (1849-1919), que había amasado una fortuna en el negocio de la metalurgia, fundó un impresionante palacio museo en 1935 (en el que invirtió varios millones de euros en un dispendio astronómico para la época), y continuó la estela coleccionista de numerosos multimillonarios estadounidenses a principios del siglo XX.

La exquisita Frick Collection, una de las selecciones privadas más importantes del mundo, está integrada por un plantel de lujo de más de un centenar de obras de Rembrandt, Vermeer, Bellini, Ingres, Tiziano, Van Dyck, Turner, Monet, Degas o Renoir, además de los maestros españoles.

Las colecciones norteamericanas, la mayor parte conformadas por firmas de grandes pintores europeos del Renacimiento, han nutrido varias pinacotecas como el Guggenheim en un santuario de arte en la Quinta Avenida.

"Los coleccionistas entraban en competencia unos con otros pero tenían claro lo que les interesaba. Apostar por Goya y Velázquez no resultaba extraño, pero Frick sí fue uno de los pioneros en adquirir obras del Greco", señala Portús.

Comparativas por parejas: Felipe IV y El bufón de Velázquez

La calidad de las pinturas es altísima, y de alguna forma, El Prado es su acomodo natural para mostrarse al público en Europa. En un giro de belleza pura, el museo ha emparejado parte de las obras de la Frick Collection con joyas de sus fondos.

Un juego de similitudes vertebrado por el estilo y la historia común que alcanza el cúlmen en el retrato de Felipe IV en Fraga (1644), procedente de Nueva York, con su "gemelo", El Primo, que custodia el Prado. Ambas emergieron del pincel maestro de Diego de Velázquez.

'El Primo' y 'Felipe IV' en Fraga de Velázquez Museo Nacional del Prado

En el lienzo del monarca, creado en la ciudad aragonesa de Fraga durante el conflicto con Cataluña, el rey aparece en una postura completamente atípica para un retrato real-no se gira hacia la izquierda- en un atrevimiento técnico y de colores brillantes solo al alcance de la mano de un genio como Velázquez.

En El Primo recurre a una regla similar: retrata a un bufón de la corte que interpela directo al espectador, vestido con un rico colorido en rojos y verdes.

"Se sabe que fueron pintados al mismo tiempo, con la misma tela y en el mismo contexto. El visitante puede entender perfectamente lo que separa a un rey de un bufón y cómo lo muestra el pintor. Son dos obras maestras y es interesante verlas juntas para comparar afinidades", analiza el comisario.

También comparten espacio en las entrañas del Museo del Prado San Jerónimo y Retrato de médico, y La expulsión de los mercaderes del Templo y La anunciación del Greco; Autorretrato y Nicolás Omazur de Murillo; y Retrato de mujer y Juan Bautista Muguiro de Goya.

Y una joya inédita más: La fragua (1815), de Francisco de Goya, que sitúa a los herreros en una poderosa perspectiva monumental y desvela los detalles de la anatomía de los trabajadores con sus ceños concentrados, en una similitud con la pieza homónima de Velázquez. Una confluencia única de alta cultura que enlaza los tesoros neoyorquinos con la pinacoteca española.