El icónico rascacielos Flatiron de Nueva York sale a subasta por una disputa entre sus propietarios
- El edificio lleva vacío desde 2019, año en el que se fue su último inquilino, la empresa McMillan Publishers
- En 2021, la asociación empresarial, propietaria del 75% del inmueble, denunció al otro dueño y pidió su venta
El icónico edificio Flatiron de Nueva York, situado en el centro de Manhattan, saldrá a subasta el próximo 22 de marzo para resolver con su recaudación una disputa entre sus propietarios después de pasar casi cuatro años vacío, según medios locales.
El Flatiron, construido en 1902 sobre una base triangular (en la confluencia entre la calle Broadway y la Quinta Avenida) y que luce imponente frente al parque Madison Square, ha estado vacío desde que en 2019 se fue su último inquilino, la empresa McMillan Publishers, que ocupaba sus 21 alturas.
Los actuales dueños, una asociación de las empresas inmobiliarias Sorgente Group, Newmark, GFP Real Estate y ABS Real Estate Partners, que poseen el 75%, y el empresario Nathan Silverstein, el 25%, llevan inmersos en una batalla legal desde 2021.
La recaudación será dividida entre las dos partes
Las partes tienen poder de veto en las grandes decisiones sobre el edificio y llevan tiempo sin ponerse de acuerdo en un plan de negocio para alquilar el espacio a nuevos inquilinos, por lo que la asociación empresarial denunció en 2021 a Silverstein y pidió la venta del inmueble.
La cuestión ha avanzado en los tribunales hasta la Corte Suprema del estado, donde un juez aprobó el pasado mes de enero que el edificio se subaste y que la recaudación se divida entre las partes de manera alícuota a la fracción que poseen, según ha informado el medio especializado 6sqft.
Los propietarios también tienen derecho a usar su participación para pujar, y Sorente, GFP y ABS han indicado en sus documentos legales que planean hacerlo, informó este lunes el medio GlobeSt.
En 2019, los dueños sometieron al edificio histórico a una reforma para restaurar su fachada y modernizar su interior, que costó 80 millones de dólares y fue objeto de disputa, ya que Silverstein acusó a uno de los directivos de GFP de inflar los costos.