El atacante de Hamburgo se suicidó al llegar la policía y tenía permiso de armas
- Había abandonado la comunidad religiosa de los testigos de Jehová "de forma voluntaria, pero no de buenas maneras"
- Las autoridades han descartado la hipótesis terrorista
El atacante que ha matado a siete personas en un templo de los Testigos de Jehová en Hamburgo durante un oficio religioso se quitó la vida al llegar la policía y disponía un permiso de armas como tirador deportivo para la pistola semiautomática que usó en el tiroteo, según los investigadores.
Cuando la policía llegó al templo donde se estaban produciendo los disparos, el atacante huyó a la primera planta del edificio y allí se suicidó, ha explicado el concejal de Interior de Hamburgo, Andy Grote, en una rueda de prensa. Los agentes vieron de inmediato al entrar al inmueble cómo un individuo con un arma de fuego huía al piso superior, ha confirmado el director del operativo policial, Mathias Tresp.
A continuación, encontraron "a un hombre sin vida con un herida letal y con un arma de fuego al lado", ha explicado Tresp, que ha señalado como la rápida actuación de la policía logró "aislar" al atacante de sus víctimas y evitó que se produjeran más muertos.
Los representantes de la Fiscalía y de la Oficina de Investigación Criminal de la policía han asegurado que el atacante, que ha sido identificado como Philipp F., de nacionalidad alemana, no contaba con antecedentes penales de ningún tipo.
Para el crimen empleó la pistola que estaba registrada a su nombre y en su vivienda han sido halladas múltiples cajas con municiones. Además, la policía ha confiscado dispositivos electrónicos que todavía están siendo investigados.
Había dejado la comunidad religiosa "no de buenas maneras"
El fiscal de Hamburgo ha dicho que la motivación del ataque todavía está por esclarecer. Sin embargo, según los investigadores, no hay indicios de que haya un trasfondo político, sino que las autoridades han apuntado más bien a una posible disputa personal, aunque no han entrado en detalles.
Philipp P. había sido testigo de Jehová pero abandonó la comunidad religiosa hace aproximadamente un año y medio, "de forma voluntaria, pero no de buenas maneras", según ha señalado el portavoz de la Oficina de Investigación Criminal, Thomas Radzuweit, aunque sobre las circunstancias de su partida las informaciones por el momento son contradictorias.
La policía alemana había recibido un chivatazo anónimo sobre el pistolero, pero no tenía motivos suficientes para tomar medidas en ese momento, según han señalado los investigadores en la rueda de prensa y recoge Reuters.
Durante un oficio religioso
Los hechos ocurrieron sobre las 21:00 horas de la noche del jueves, cuando una cincuentena de testigos de Jehová se hallaban reunidos celebrando un oficio religioso.
Las siete víctimas mortales del ataque son cuatro hombres y dos mujeres, de entre 33 y 60 años y todos ellos de nacionalidad alemana, así como una criatura nonata de siete meses de gestación. Ninguno de ellos eran parientes del atacante.
Ocho personas resultaron heridas y cuatro de ellas permanecen de momento en estado grave, de las cuales seis poseen nacionalidad alemana, además de contarse entre ellas una mujer ugandesa y una ucraniana.
Se descarta la hipótesis terrorista
Las autoridades alemanas han descartado que el ataque tuviera motivaciones terroristas. De hecho, no les consta ningún tipo de sospecha contra él por posible extremismo, ni tampoco figura antecedente penal alguno, han explicado los mandos policiales en una rueda de prensa en la que han tratado de arrojar algo más de luz sobre el caso.
Sí han confirmado que la Policía recibió una denuncia anónima en la que el remitente, no identificado aún, advertía de que el sospechoso podía tener problemas mentales y suponer una amenaza, solicitando incluso que se revisara el permiso de armas. En este aviso, se alude además a una posible ira contra Testigos de Jehová y contra su antiguo jefe.
El responsable de Interior en Hamburgo, Andy Grote, ha advertido de que nunca antes había visto un ataque de esta magnitud en la ciudad alemana, donde aún se mantiene parte del despliegue de seguridad en torno al lugar de los hechos.