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Los franceses vuelven a la calle contra la reforma de las pensiones de Macron que eleva la edad de jubilación

  • Desde el pasado mes de enero Francia está viviendo múltiples movilizaciones contra la propuesta de Macron
  • El principal eje de la reforma es retrasar la edad mínima de jubilación dos años, de los 62 a los 64

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Séptimo día de movilizaciones en Francia contra la reforma de las pensiones de Macron

Los franceses han vuelto este sábado a las calles del país en contra de la reforma de las pensiones del Ejecutivo de Emmanuel Macron, la segunda protesta esta semana y la séptima desde el mes de enero. Los sindicatos buscaban dejar claro este sábado que el malestar popular ante la reforma persiste, pero las manifestaciones han sido menos concurridas que en otras ocasiones.

De acuerdo a la CGT, en París se han manifestado 300.000 personas, 200.000 menos que la última vez que se habían convocado protestas en sábado (11 de febrero). El Ministerio de Interior, por su parte, ha rebajado la participación de la jornada a 48.000 personas en la capital y ha cifrado en 368.000 los manifestantes a nivel nacional. Este último dato, para los sindicatos, ha superado el millón.

Los sindicatos franceses han advertido al Gobierno de que juega "con fuego" por seguir sin escuchar el fuerte rechazo social a su proyecto. "¿Qué más hay que hacer?", se ha preguntado Philippe Martínez, líder de la CGT, en declaraciones a la prensa desde la cabecera de la manifestación que ha recorrido París, desde la Plaza de la República hasta la de la Nación.

Las manifestaciones se han repetido por todo el país, acompañadas de los paros y piquetes cuyos efectos se vienen notando durante toda la semana -especialmente desde el día 7, cuando se dio la última gran jornada de manifestaciones nacionales- en sectores como el transporte público, el tráfico aéreo, el energético y la recogida de basuras, que se acumulan en las calles de ciudades como París desde hace días.

Los sindicatos piden, sin éxito, ser recibidos en el Elíseo

"Hoy la única cosa que podemos decir es: si (Macron) está tan seguro de sí mismo, que consulte a los franceses", desafió el líder de la CGT, en respuesta a la postura inamovible adoptada por el presidente francés frente a los reclamos de los sindicatos, que esta semana pidieron, sin éxito, ser recibidos en el Elíseo.

"Los que dirigen este país deben dejar esta forma de negación del movimiento social", ha recalcado por su parte el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, quien ha apelado igualmente a que haya una consulta a los franceses. "A fuerza de jugar con el fuego, se hacen tonterías", ha avisado.

A pesar de que el trámite parlamentario del proyecto prosigue mediante un procedimiento acelerado, los sindicatos consideran que la batalla aún no está perdida.

De 62 a 64 años

El principal eje de la reforma que promueve Macron es retrasar la edad mínima de jubilación dos años, de los 62 años actualmente a los 64, algo a lo que todos los sindicatos se oponen frontalmente.

El principal argumento del Ejecutivo es garantizar el equilibrio financiero del sistema en el horizonte de 2030, ya que, si no se hiciera nada, estima que en una decena de años se acumularía un déficit de cerca de 150.000 millones de euros.

Todas las encuestas de los últimos meses muestran un rechazo a la reforma (un 68 %, según un sondeo de Ifop publicado el domingo) y un apoyo a los sindicatos en sus planes para continuar las huelgas (un 56 %, según otro sondeo de Elabe hecho público el lunes).

El proyecto se debate en el Senado

El proyecto de ley se está debatiendo en el Senado, donde el ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, anunció este viernes el recurso a un mecanismo constitucional para saltarse los cientos de enmiendas que ha presentado la oposición con intención de bloquear la tramitación y forzar un voto sobre el conjunto del texto.

En concreto, el recurso al artículo 44.3 va a permitir ese voto en la cámara alta -donde la derecha tiene mayoría- sobre un texto que únicamente incluirá las enmiendas propuestas o aceptadas por el Ejecutivo.

De esa forma, se evita el escenario en que se hubiera llegado al final del plazo que tenía el Senado, el domingo a medianoche, por el que la cámara alta no se hubiese podido pronunciar sobre la reforma, algo que ya ocurrió en la Asamblea Nacional en la primera lectura.

La oposición de izquierdas ha criticado duramente esta medida, así como los sindicatos.