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Oscar 2023: ¿Qué hacen 10 películas tan distintas en un sitio como este?

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'Todo a la vez en todas partes', 'Elvis' y 'El triángulo de la tristeza'.
'Todo a la vez en todas partes', 'Elvis' y 'El triángulo de la tristeza'.

Si algo, a priori, puede uno decir de la lista de 10 películas candidatas al Oscar a mejor película es que se parecen muy poco entre ellas. Son muy variadas, tanto de temática como de presupuestos y de calidad, porque son 10 películas las finalistas, pero para mi gusto algunas de las que están ahí no deberían estar y alguna que no está sí debería estar.

Pero vamos al tajo: comienzo con las películas que más me gustan, dentro de que no se parecen en nada entre sí, y que están a una sensible distancia de las demás. Confieso que tengo dos películas que me tocan de una forma especial, que son muy distintas a la vez, y que son de esas películas que a priori no me deberían gustar.

Todo a la vez en todas partes

Una es Todo a la vez en todas partes, porque mi yo sensato me hubiese dicho, como de hecho me dijo: ¿qué hacía yo viendo una película de metaversos? y sin embargo, mi yo insensato no hizo caso y disfruté enormemente de una película maravillosamente libre, ocurrente y genialmente enloquecida, llena de multiversos, si, pero a la vez llena de alma, demostrando que se pueden hacer películas sobre cosas que a priori nadie creería y convertirse en una experiencia muy realista y placentera.

Días de Cine: Todo a la vez en todas partes.

Me pongo de rodillas ante Los Daniels y esta apuesta enloquecidamente viva. Aplausos para sus intérpretes y, especialmente para alguien como yo, toda esa cantidad de guiños cinéfilos sin desperdicio. Estoy seguro de que a mí se me ha pasado más de uno.

Elvis

La otra película que ni yo sensato me dijo "¡cuidado con lo que vas a ver!" es Elvis. Porque mi yo sabio y sensato detesta los biopics, por ampulosos, beatificadores y hagiográficos. Y porque soy fan de Elvis. Por suerte para mí a los cinco minutos de empezar a ver Elvis me había olvidado de mis prejuicios y estaba disfrutando enormemente y no dejé de hacerlo hasta el final emocionante.

Porque Elvis no es desde luego un biopic convencional hagiográfico y beatificador. Es más, quizás no sea un biopic de Elvis, o quizás si lo es de alguien sería del supuesto coronel Parker, ese farsante que secuestró vital y artísticamente a Elvis durante toda su carrera interpretado maravillosamente bien, como no podía ser de otra manera, por Tom Hanks.

Días de Cine: Elvis

Lo de Austin Butler es portentoso, por cierto, yendo mucho más allá de cualquier mimetismo convencional en películas que pudiesen parecerse por temática. Y Baz Luhrmann es lo suficientemente inteligente como para no hacer todo eso que a mí me daba miedo que fuese y acercarnos a la figura de Elvis a través de las cosas que fueron importantes en su carrera, y, muy especialmente, la herencia en su música de la música negra con la que creció, algo que no solo se deja ver en el discurrir de la película, sino también y sobre todo en la música que emplea el director muchas veces, remezclas hiphoperas y raperas de música de Elvis con sus discípulos descendientes sonoros. Maravillosa y emocionante.

El triángulo de la tristeza

La otra película que para mí forma parte del triunvirato favorito es El triángulo de la tristeza, del sueco Ruben Ostlünd, el director de Fuerza mayor y The Square.

Días de Cine: El triángulo de la tristeza.

Ruben Ostlünd tiene un muy particular sentido del humor y un ojo certero a la hora de diseccionar la estupidez del mundo civilizado, entendiendo por tal cosa un mundo en el que conviven traficantes de armas, influencers patéticamente grotescos, y oligarcas rusos junto con capitanes marxistas de yates de lujo y empleados con conciencia de clase que se convierten en el opresor cuando tienen el poder.

Los Fabelman

Sé que no es la mejor película de Steven Spielberg y sé que es muy improbable que gane, aunque vayan ustedes a saber con esto de los Oscar y las decisiones de los académicos, pero Los Fabelman me parece una maravillosa película, que, a pesar de lo que he podido leer en algún sitio, no tiene absolutamente nada que ver con películas como Cinema Paraiso, porque no se trata tanto de la pasión por ver películas sino de la pasión por hacerlas.

La pasión del mismo Steven Spielberg, transmutado aquí en ese protagonista en la familia de los Fabelman, y cómo descubre la magia al cine viendo en pantalla grande El mayor espectáculo del mundo de Cecil B. De Mille, y sueña con ver una y otra vez descarrilar un tren, de modo que su familia se lo compra, pero ante el peligro de que lo rompa, deciden que lo ruede una vez y así puede verlo proyectado, y ahí nace el virus del cine en este cineasta ejemplar a lo largo sus ya unas cuantas décadas.

Días de Cine: Los Fabelman.

Una película que, como he dicho, no es perfecta, pero que contiene momentos absolutamente maravillosos relacionados con la magia de hacer películas, como son todos los rodajes del niño protagonista, o como son el descubrimiento de cosas que no querría descubrir a través del montaje, ¿en modo homenaje a Blow Up?. Algo muy bonito que nos muestra Spielberg en la película es que cualquier imbécil o mala persona puede ser una estrella en la pantalla si hay alguien detrás de la cámara que sabe hacerlo. Hay que tener esto presente a la hora de santificar a aquellos que vemos en las películas. Y si no fuese por todas esas cosas, Spielberg se marca para terminar una escena antológica, con David Lynch haciendo de John Ford y dándole unas lecciones de cine simplemente diciéndole lo que significa la línea del horizonte en la composición de un plano. Evocando a cómo lo diría Samuel Goldwyn, lo diré en dos palabras: impres cindible.

Sin novedad en el frente

La siguiente película que tiene algo especial y se separa de las restantes, es la nueva versión que ha producido Netflix en Alemania de Sin novedad en el frente, la novela de Erich Maria Remarque que ya fue llevada a la pantalla anteriormente: a destacar aquella maravillosa versión de Lewis Milestone a comienzos del cine sonoro.

Película de guerra brutal, desesperanzadora y sin andarse con rodeos a la hora de poner en imágenes lo que relató Remarque en su novela. Irreprochable de comienzo a fin, no puedo decir más que, más allá de la dureza de sus imágenes, resulta imprescindible, y más en estos momentos en la que algunos se empeñan (una vez más) en jalear para que otros se maten por sus causas. Los nacionalismos llevan a lo que llevan, se pongan cómo se pongan quienes los defienden con palabrería hueca llena de ese lirismo vacío que ha llevado a la muerte desde hace siglos a jóvenes de todo el mundo luchando por causas impresentables. De todo eso habla Sin novedad en el frente poniendo imágenes a la frase del libro que se me quedó grabada en la memoria cuando lo leí con apenas 18 años: “tengo dieciocho años y no conozco de la vida más que el dolor la desesperación y la muerte”.

Avatar: El sentido del agua

Voy ahora con los blockbusters que son Avatar: el sentido del agua y Top Gun Maverick. Incontestables divertimentos ambos, de esas películas que llevan al público a las salas para que luego los autores exquisitos puedan encontrar financiación en las secciones indies de sus estudios.

De Avatar: el sentido del agua no puedo decir nada malo salvo que es extremadamente larga, atentando contra las necesidades fisiológicas de los espectadores, y que, más allá de su espectacularidad visual no aporta realmente nada a lo que ya vimos y disfrutamos en Avatar.

Días de Cine: Avatar: el sentido del agua.

Si voy a emplear tres horas y cuarto de mi tiempo en ver una película espero que sea incontestablemente buena y que además me cuente algo que hasta entonces no me han contado. No puedo decir que sea una mala película Avatar: el sentido del agua pero sí que es un déjà vu.

Top Gun Maverick

Casi podría decir lo mismo de Top Gun Maverick, lo que pasa que el entusiasmo y la vitalidad que transmite me llegan con mucha más fuerza. Por supuesto es un despropósito que no aguanta un medidor de credibilidad, pero ¿qué le vamos a hacer? ¡para eso está el cine!, para disfrutar de cosas increíbles, y si no que se lo digan a Spielberg con aquel tren que descarrilaba. De modo que un 10 para Top Gun Maverick.

Días de Cine: Top Gun Maverick.

Dicho lo cual, solo se me ocurre que en una lista de las 10 mejores películas del año estén estas dos sea por el agradecimiento de la industria a películas que arrastran a millones de personas a las salas, cosa que bien mirado no es ninguna tontería.

Almas en pena de Inisherin

Debo decir que me gusta mucho Martin McDonagh, y debo decir que no puedo decir nada malo de Almas en pena de Inisherin, aunque por supuesto me gusta más su título original, The Banshees of Inisherin apelando a esas Banshees irlandesas que juegan su papel, sutil y silencioso, en esta película, para mi gusto excesivamente metafórica, con un paisaje increíble eso si, y dos actores estupendos como son Colin Farrell y el grandísimo Brendan Gleeson, que repiten con el director tras aquel divertimento que fue Escondidos en Brujas.

Días de Cine: Almas en pena de Inisherin.

Lo que sucede, o lo que me sucede a mí con esta película, es que la metáfora de la Guerra Civil Irlandesa pesa demasiado. De modo que la película me deja bastante indiferente.

Tár

Lo mismo me sucede con Tár, la película de ese cineasta singular que es Todd Field, con una, y no es sorpresa, maravillosa Cate Blanchett. Quienes la defienden dicen que el cineasta entiende que el espectador es inteligente para rellenar los huecos que deja su historia de una mujer brillante y poderosa, una directora de orquesta que comete el pecado de ejercer mal el poder que ostenta con aquellos que tiene a su alrededor, y sobre todo por debajo.

Días de Cine: Tár.

También he oído comentar por ahí que es una herejía, poco menos, poner a una mujer ejerciendo mal ese poder cuando habitualmente eso lo hemos visto con hombres, a lo que yo contestó que el poder lo ejerce mal quien tiene ocasión de ejercerlo mal, independientemente de que sea mujer u hombre. Pero no es eso lo que no me llega a meter en la película, sino esos huecos sin rellenar en la historia, que hay quien los achaca a que Todd Field nos regala a los espectadores inteligentes la ocasión de rellenarlos, cuando yo lo que le pido es que ejerza bien de guionista y haga bien su trabajo. Aunque bien pensado si tuviese que rellenar esos huecos con guion lo mismo la película le duraba cuatro horas y media en lugar de las dos horas casi 50 que dura. Me parece una película demasiado normalita para estar en la lista de las 10 mejores películas finalistas.

Ellas hablan

Y lo mismo me sucede con la última película que me queda por comentar, que es Ellas hablan de Sarah Polley. Seguramente hay quien critique lo que voy a decir, pero tengo que decirlo porque es lo que pienso, y es que me parece que es una película para cubrir una cuota de mujeres. Qué horror lo de las cuotas cuando son simples cuotas y no igualdad de oportunidades. No puedo decir que la película esté mal dirigida, y por supuesto que esté mal interpretada, pero me parece un topicazo para un discurso que adivino en el minuto uno y que es artificioso en extremo. Entiendo lo que me quieren contar, es meridianamente claro, y lo comparto al 99%, pero cuando voy a ver una película quiero creerme lo que estoy viendo en la pantalla y eso no sucede mientras veo Ellas hablan, que es eso que podría llamarse una película tramposa (bienintencionada, pero tramposa).

Días de Cine: Ellas hablan.

En estos tiempos que corren cuando salí de verla en el cine, preocupado por lo que estaba pensando de la película, pregunté a un par de mujeres por ver si era cosa mía, por ser hombre, pero ambas me confirmaron más o menos en la línea que estoy diciendo. De modo que más allá de mis cuitas, no entiendo muy bien que hace esta película entre las diez mejores.

Y como hay dos o tres películas que no entiendo que hacen aquí cuando no entiendo como no está aquí un peliculón como Babylon, pues volvemos a la misma historia de todos los años con los Oscar, que no hay quien se aclare con los criterios que rigen en los académicos, cree y que no sé muy bien a qué responde.

Una de ellas ganará, y, si es una por las que y he apostado pensaré que soy muy listo, y si es una de las que yo he rechazado pensaré que estoy fuera de este mundo. Pero, como diría Lilian Hellman, “no puedo recortar mi conciencia para que encaje en el molde de estos años”. De modo que… esto es lo que hay.