El legado de la pandemia: más estrés y mayor búsqueda de seguridad
- Informe Semanal analiza las consecuencias de la pandemia tres años después de decretarse el estado de alarma
- Nos hemos vuelto más caseros y más cómodos, nos casamos y separamos menos y usamos menos dinero en efectivo
Han pasado tres años desde que se decretó el estado de alarma y empezamos a buscar síntomas del rastro que la pandemia ha dejado en nosotros. Nos miramos, miramos a nuestro alrededor e intentamos responder a la gran cuestión ¿hemos salido mejores de todo esto?
"Yo Creo que la humanidad no cambia en tan poco tiempo. Desde luego los estudios que tenemos no indican que puede haber un cambio significativo ni a mejor ni a peor. Si miramos los datos a nivel macro, realmente el número de guerras, de conflictos armados, la violencia contra los inmigrantes, la violencia de género, podemos decir que no hemos cambiado nada, e incluso, podemos considerar que algo ha empeorado en estos últimos años. Sin duda, lo que necesitamos es una perspectiva temporal más larga para ver si efectivamente esos cambios se han producido. Pero somos escépticos porque cuando recordamos otros momentos históricos por ejemplo, la gran crisis del 2008, 2009, donde también se decía que habíamos cambiado, habíamos aprendido, que íbamos a ser mejores, hemos comprobado con el tiempo que esas expectativas no se han cumplido".
“Podemos considerar que algo ha empeorado en estos últimos años“
Quien nos lo cuenta es Carlos María Alcover, catedrático de Psicología de los Grupos y Organizaciones en la Universidad Rey Juan Carlos. Aclara que lo ideal es que pase una década para poder llegar a conclusiones fiables sobre nuevos comportamientos humanos. Aunque , con lo analizado hasta ahora, sí se pueden avanzar algunas señales “Se ha detectado un nivel menor de todo lo que tiene que ver con la apertura al cambio, también con lo que tiene que ver con la amabilidad, y con la responsabilidad y con la extraversión", además se ha detectado que tenemos mayor deseo de estabilidad y seguridad “y eso sí que indica un cierto temor ante el tiempo que tenemos por delante o la probabilidad de que ese tiempo se pueda cumplir", matiza Alcover.
Hay algunos datos que llaman la atención. Nos casamos un 25% menos que antes de la pandemia y también nos separamos menos. 90.000 separaciones en 2021 frente a las 100.000 de las serie histórica 2005 a 2018. Pero, aclara Alcover, todavía es pronto para saber si esa tendencia es consecuencia sólo de la pandemia o hay otros factores que contribuyen. "Es decir, muchas personas mantienen una relación de pareja a pesar de que la relación quizá ya no sea tan buena porque hay dificultades económicas para separarse. Y lo mismo ocurre con los matrimonios. Es muy difícil también iniciar una nueva relación o una nueva pareja o tener hijos cuando la inseguridad financiera y la inseguridad en el empleo es muy alta. Probablemente, aunque no es el único factor, el factor económico sea también importante a la hora de tomar decisiones”, aclara el experto.
Vivimos el momento
La pandemia nos familiarizó a todos con el delivery y parece que el hábito ha llegado para quedarse. Según el último gastrómetro realizado por Just Eat, una de las mayores empresas de comida a domicilio el sector cerró 2022 con datos que abruman. "El año pasado se cerró el delivery con 1.120.000.000 de euros de facturación y para el año 2027 se estiman 1.680.000.000 de euros, lo que supondría un 50% de crecimiento".
Nos hemos vuelto más caseros y al parecer también más cómodos, porque además de las comidas principales, almuerzo y cena, el delivery ha aumentado un 90% en el desayuno. Es sólo uno de los hábitos que apuntan hacia donde se dirige el nuevo consumidor pos-pandemia.
Somos grandes compradores online y el dinero cash prácticamente ha desaparecido de nuestros bolsillos. "El dinero, a mi modo de entender -afirma Paco Lorente, profesor de Esic Business School-, ha sido uno de los grandes protagonistas de este tiempo, ya que ha sido un gran perjudicado. El dinero era un vehículo que podía transmitir algún tipo de enfermedad, así que en muchos sitios se prohibió el pago en efectivo y se dio prioridad a otros medios de pago sin ningún tipo de contacto como tarjeta, teléfono móvil, relojes inteligentes...".
Es sólo uno de los rasgos del nuevo consumidor. "Vienen las nuevas generaciones de consumo en las cuales la posesión está menos valorada frente al disfrute", dice Lorente, es decir, "las nuevas generaciones de consumidores prefieren disfrutar, vivir el momento antes que poseer, porque el futuro normalmente lo vemos como algo muy incierto”.
En cualquier caso, la perspectiva que da el tiempo sigue siendo necesaria para afirmar si todos estos hábitos se quedarán con nosotros o no. Porque, por ejemplo, Lorente avanza la práctica de las llamadas “colas lentas” que ya empiezan a experimentarse en los Países Bajos. ¿Qué son? Pues simplemente, colas donde uno puede tomarse un tiempo “normal” para pagar su compra e incluso intercambiar unas palabras con la persona encargada de cobrarle, "cosa que choca directamente con estos modelos de urgencia y de inmediatez que estamos viendo en muchos sectores".
“Todo el mundo quiere que se le vea en su local de ocio“
La pandemia nos ha hecho más conscientes del paso del tiempo y estamos decididos a disfrutarlo aquí y ahora, aunque quizá con pequeñas variaciones. Dice Vicente Pizcueta, portavoz de España de Noche, que el tardeo se ha consolidado. Salimos antes de copas, permanecemos más en los locales y además hemos cambiado las barras de bares y discotecas por las llamadas mesas que ayudaron a mantener la distancia higiénica durante la desescalada. “Y ahora mismo eso es moda y todo el mundo quiere tener una mesa en el espacio más visible, porque todo el mundo quiere que se le vea en su local de ocio".
El turismo, del lujo a la necesidad
¿Y qué papel desempeña en la nueva normalidad el turismo? Pues también hay novedades porque según datos del portal Weekendesk, para muchos los españoles ha pasado de ser un lujo a una necesidad.
“Ha habido un estallido de ganas de disfrutar de escapadas“
"Nosotros desde Weekendesk", afirma Brigitte Hidalgo, directora de operaciones de este portal de turismo, "lo que hemos detectado es que el cliente joven en la franja de entre 18 y 25 ha hecho un boom; y también en lo que denominamos Turismo Silver, partir de los 55 años, en cuanto han podido volver a viajar hemos notado un impulso importante en las reservas. Y en general lo que notamos es que ha habido un estallido de ganas de disfrutar de escapadas. El precio sigue siendo un factor clave a la hora de decidir, aunque estamos bastante sorprendidos de ver que esta inflación no impacta tanto porque hay un cambio de paradigma y la gente considera que viajar es un lujo que se tiene que hacer necesario”.
Buscamos sobre todo el contacto con la naturaleza y disfrutamos de la gastronomía. Hacemos escapadas más cortas, pero más frecuentes. Esto, reflexiona Brigitte Hidalgo tiene que ver con el teletrabajo porque nos permite alargar nuestros fines de semana.
Hacia un modelo semipresencial
Con datos en la mano podemos decir que el teletrabajo ha sido uno de los protagonista de la pandemia y sigue siéndolo en las pospandemia. En España 1.252.000 personas teletrabajan según el último barómetro del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI).
Numia Pompilio es trabajador de Repsol. La pandemia le trajo desde Indonesia a España directo al teletrabajo. Trabaja dos días en casa y el resto en la oficina, “Bueno, el teletrabajo me ayuda sobre todo a concentrarme mejor, porque tengo muchísimas menos distracciones que en la oficina. Al estar teletrabajando puedo estar en una sola cosa, trabajar bien, seguir a la siguiente cosa, si alguien quiere algo me manda un mensaje y lo atiendo luego. O sea, que para mí es el mayor beneficio que tengo; y si me surge algún tema personal también es mucho más fácil atenderlo desde casa”.
Numia trabaja en Repsol, una empresa que lleva delantera en esto del teletrabajo. "En el año 2020, cuando se produjo el momento de confinamiento, ya estábamos teletrabajando más de 2.500 trabajadores, habíamos invertido en tecnología, en medios, los equipos estaban preparados, con lo cual para nosotros fue un fluir bastante razonable. Fuimos declarados además servicios esenciales".
Nos lo cuenta Carmen Muñoz, directora general de Personas y organización en Repsol, que aclara que lo que ellos han implantado es un modelo flexible. "Quiere decir que combinamos teletrabajo, pero también presencia en las oficinas, de modo que unimos lo mejor de los dos mundos el teletrabajo, con todos los beneficios que trae para los empleados; fundamentalmente lo que tiene que ver con mayor eficiencia y mayor capacidad de autogestionarse su tiempo, menor tiempo invertido en desplazamientos, mayor capacidad de conciliación y de organizar tu vida profesional y tu vida personal; pero con los beneficios de la presencia que, no nos olvidemos, es algo para nosotros absolutamente irrenunciable. Las organizaciones tienen que tener también momentos de presencia".
Y esta tendencia ya la corroboran los datos. En el último trimestre el teletrabajo ha caído un punto de un 13,6 a un 12,5, porque como apunta Carmen Muñoz, ni el trabajo se realiza cien por cien a distancia, ni siempre desde casa. Por ejemplo, Henar Landa y Xavi Castillo trabajan en un coworking. Es una modalidad que en España escala posiciones, somos, tras Francia, el segundo país de la Unión Europea en utilizar estos espacios. “Son espacios privados dentro de un espacio común. Compartes cocina, compartes aseos, compartes todo, pero tienes tu propio espacio. Y nos pareció una fórmula muy buena. Incluso no necesitas un espacio grande para todos. Este es un espacio donde nos podamos juntar todos pero no siempre, hay gente que sigue trabajando en casa, hay gente que viene cuando quiere”, así es como Xavi que dirige la empresa de publicidad Miss Sun Shine, se organiza con su equipo de trabajo. Empezaron tras la pandemia en el coworking La Fábrica, en el centro de Madrid, y como Henar Landa, que dirige Round de World Spain, dedicada a estancias en el extranjero, la experiencia del coworking les ha liberado de las ataduras de una oficina convencional. "Para nosotros es muy cómodo, porque al fin y al cabo pagamos una única factura que incluye todo internet, luz, agua, portería…, y sobre todo nos da la flexibilidad de que si hubiera otra pandemia, que esperemos que no, o nos fueran mal las cosas tenemos la flexibilidad de saber que con un mes de preaviso dejamos este espacio y podemos volver a teletrabajar desde casa si hiciera falta”.
La búsqueda de la certeza
Vivimos un tiempo volátil, rodeados de incertidumbre y eso nos provoca ansiedad y estrés. "Los trastornos de la ansiedad y también los trastornos del estado de ánimo están en la base ahora mismo de las de los picos que se están observando en las consultas de salud mental. ¿Puede tener que ver con lo que hemos vivido? Indudablemente”. Quien lo afirma es José Antonio Luengo, vicepresidente del Consejo General de la Psicología de España. La última encuesta del CIS sobre nuestro estado mental tras la pandemia advertía del aumento de un 4% de la ingesta de tranquilizantes. "No estamos bien, a las pruebas nos podemos remitir. Las necesidades relacionadas con la salud mental se han incrementado, van a tener que pasar todavía unos años para tener buenas referencias, pero todos los estudios internacionales nos dicen que estos años y especialmente, el confinamiento nos ha pasado factura”. Quizá la parte positiva de esta nueva realidad mental es que hablamos de ella”, sobre todo los jóvenes. Cuando ahora, les damos esa oportunidad de sentarnos, de hablar, de compartir experiencias, se esponjan y dicen esto probablemente lo necesite más porque puedo compartir, puedo hablar, puedo explicar y compartir lo que estoy sintiendo”.
Los psicólogos como Luengo han detectado que sobre todo buscamos certezas. Quizá por ello la ciencia ha sido la gran protagonista de la pandemia. Nunca como entonces hemos hablamos tanto de virus, vacunas , avances en investigación médica…, pero pasado el trance, ¿qué enseñanzas nos ha dejado la pandemia?
“La esperanza viene primero de la investigación, de la ciencia, de la tecnología“
“Hemos aprendido que ante un problema tan grave de emergencias, la esperanza viene primero de la investigación, de la ciencia, de la tecnología”, dice Margarita del Val , Viróloga e Inmunóloga del CSIC, que esta misma semana junto a otros científicos y médicos han reflexionado sobre las lecciones que nos ha dado este virus.
"La ciencia, afirma el doctor Joan Carles March, médico especialista en medicina preventiva y salud Pública, nos ha contado cosas que son muy importantes, nos ha ayudado a entender mejor y más rápidamente ante determinadas problemas de salud que han aparecido a lo largo del tiempo. Ha aparecido el virus del Zika, luego apareció el virus del Nilo, luego apareció la viruela del mono y ha habido una actuación mucho más rápida, mucho más directa, mucho más concreta, mucho más contundente”.
Del Val y March advierten que otras pandemias llegarán y que hay que invertir más en investigación para estar preparados, al tiempo que insisten en que hay que trabajar más en una salud única.
"La mayoría de las infecciones que tenemos los seres humanos vienen de los animales -advierte del Val- por eso el concepto de una sola salud que ha venido del mundo animal y tiene unos 20 años de existencia está cobrando mucha fuerza”.
Por lo tanto- añade el doctor March- "hay que trabajar en la salud ambiental, hay que trabajar en la salud animal y hay que trabajar en la salud humana desde una visión multilateral que permita un abordaje integral".
La pandemia nos trajo también la telemedicina, pero pasada la alarma, vemos como esta práctica se sigue manteniendo en muchos casos, mientras los médicos de atención primaria reclaman más facultativos y más medios. "La telemedicina es un apoyo más a la medicina, pero donde esté la atención médica personal no puede ser sustituida ni por telemedicina ni por tele consultas. Es un apoyo más que tendremos que saber modular convenientemente para dar la mejor atención a nuestros pacientes", afirma José Luis del Pozo, director del Servicio de Enfermedades Infecciosas y del Servicio de Microbiología de la Clínica Universidad de Navarra.
Poco a poco la nueva normalidad impulsada por la pandemia, pero no sólo, va tomando forma. Ante nosotros hay un inmenso puzzle que tenemos que ir montando y tal vez , lo positivo de esta historia es que se nos brinda la oportunidad de ir colocando las piezas correctamente.