El estallido social por la reforma de las pensiones en Francia deja a un Gobierno "tocado" y una oposición "sin balas"
- El presidente ha descartado realizar cambios en su gabinete e insiste en la necesidad de la reforma
- Después de que el Gobierno sobreviviera a las mociones de censura, la oposición se queda con poco margen de maniobra
Ni las multitudinarias protestas que se celebran a lo largo de Francia ni las dos mociones de censura que se han llevado a cabo por la reforma de las pensiones han logrado acabar con el Gobierno francés. Si las mociones hubieran tenido éxito -una de ellas se quedó a tan solo nueve votos de hacerlo-, el presidente galo, Emmanuel Macron, tendría que haber nombrado un nuevo gobierno o haber convocado nuevas elecciones.
El presidente francés ha descartado realizar cambios en su actual gabinete ni disolver la Asamblea Nacional y ha insistido en que la reforma, que asegura que es necesaria, "seguirá su camino democrático" a pesar del descontento social.
Los expertos consultados coinciden en que el Gobierno de Macron ha quedado "tocado" por esta crisis, que recuerda a la de los 'chalecos amarillos' a principios de 2019. "Desde el punto de vista legal, la ley ha pasado, pero probablemente el 70 u 80% de la población está en contra y una parte de la población continúa manifestándose", afirma a RTVE.es el investigador senior asociado del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB), Francis Ghilès. "El sentimiento anti Macron en la mayoría de los franceses es muy fuerte y eso es peligroso porque hay un sentimiento de injusticia, de que esa ley no era absolutamente necesaria", opina.
En la misma línea, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, Andrea Betti, recalca que el "descontento aumenta si tenemos en cuenta las modalidades". He hecho la reforma "recurriendo a un procedimiento constitucional, que existe, que le permite utilizarlo con legitimidad, pero que al mismo tiempo se ha interpretado como que se ha saltado la voluntad popular de los franceses, evitando un debate nacional que hubiera sido muy importante", añade.
Macron, "acorralado"
El Gobierno francés ha sobrevivido a dos mociones de censura que, de haber tenido éxito, habrían obligado al presidente Macron a nombrar a un nuevo gabinete o a convocar elecciones.
Aunque la situación política no ha llegado a ese punto, cientos de miles de ciudadanos han salido a las calles a protestar contra la reforma de las pensiones, en la que algunos expertos describen como la "mayor revuelta desde los 'chalecos amarillos'".
"El Gobierno se ha quedado tocado porque, por un lado, el texto ha sido aprobado, pero hay un descontento que se queda", afirma en una entrevista en el Canal 24h el catedrático de Política en la Universidad de Montpellier, Christophe Roux. "La dificultad para el Gobierno será poder seguir adelante con una legitimidad suficiente para hacer su política. El Gobierno y el presidente dan la impresión de estar gobernando un poco contra todos los demás, aislados de todos. Va a ser difícil", opina.
Para Betti, las manifestaciones podrían hacer que Macron se sintiera tan presionado como para cambiar a su primera ministra y su Gobierno. "Es una situación muy delicada en la que el presidente se siente de alguna manera acorralado", señala el profesor. "Es el dilema entre hacer reformas -no muy populares, pero necesarias para la sostenibilidad económica-, y el descontento de una población que viene de un año muy difícil en términos de inflación, crisis energética, incertidumbre, guerra y demás", añade.
El impulso a la reforma de las pensiones ha hecho que el inquilino del Elíseo esté pasando por un nuevo mínimo en su popularidad, al mismo nivel que durante las protestas de los 'chalecos amarillos'.
Según el barómetro Ifop publicado por el diario 'Le Journal du Dimanche', el 70% de los encuestados afirma no estar satisfecho con Macron. Estas cifras suponen una caída de 8 puntos en la popularidad del presidente francés respecto a diciembre.
"Macron y los miembros de su partido tienen que tener cuidado porque este descontento popular puede beneficiar a los extremos, que ahora en Francia no solo es la extrema derecha, sino también la extrema izquierda", advierte Betti.
La salida para Macron: abrir otro frente
Las mociones de censura se llevaron a cabo después de que la primera ministra francesa aplicara el artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el proyecto de ley para reformar las pensiones sin que se sometiera a votación en la Asamblea Nacional. El presidente francés ha defendido el proyecto de ley argumentando que el envejecimiento de la población en Francia hace que el sistema actual de pensiones sea insostenible.
El profesor de la Universidad Pontificia Comillas cree que Macron ha usado el poder de ese artículo constitucional "para evitar que el proyecto pudiera quedar bloqueado por todos los actores que están involucrados", pero defiende que "la solución no puede ser simplemente evitar el debate". "La Asamblea Nacional es la sede de la voluntad popular y cuando se toman decisiones en cuestiones tan sensibles, es necesario pasar por ello", recalca.
Para Betti, Macron tiene que "inmediatamente abrir otro frente". "En términos de consenso, no va a sacar mucho de este debate. Es muy cuestionable que se haya aprobado una reforma tan importante de esta manera, pero a Macron no le conviene hablar mucho de este problema", explica el experto. "Debería emprender inmediatamente otros tipos de reformas, posiblemente algunas que encuentran un mayor consenso popular", añade.
Asimismo, este profesor subraya que la respuesta del presidente francés debería ser "involucrar a los actores sociales y políticos y buscar una mediación" para calmar a la sociedad. "Hacerlo de esta manera tan draconiana como lo ha hecho termina creando más descontento y da aún más fuerza a opiniones demagógicas", asevera.
Los sindicatos exigen que el Gobierno retire los cambios en las pensiones y han convocado una novena jornada nacional de huelgas y manifestaciones en todo el país este jueves.
"Va a ser difícil que se calmen los manifestantes porque en los meses pasados el Gobierno no ha podido explicar esta ley bien. A veces hay mentiras en las palabras de algunos ministros y también de la primera ministra y eso es muy grave", opina Ghilès. "Cuando hablan, dan la impresión a muchos franceses de que son arrogantes, de que están desconectados del país, de la ciudadanía", subraya.
Miedo a sentar un precedente para una mayor reducción de las pensiones
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Francia cuenta con una tasa neta de reemplazo de pensiones del 74%, una cifra superior a los promedios de la OCDE y la Unión Europea. Además, tiene una de las tasas más bajas de pensionistas en riesgo de pobreza en Europa, según Eurostat. Sin embargo, el Gobierno de Macron afirma que el aumento de la esperanza de vida ha dejado el sistema en un estado cada vez más precario.
Los que se oponen a la reforma de las pensiones cuestionan la urgencia con la que el Gobierno la ha aprobado y a algunos les preocupa verse obligados a jubilarse más tarde. Esto ha llevado a manifestaciones espontáneas y huelgas que se prolongan en algunos sectores desde hace cerca de dos semanas.
"Para muchos puede parecer una reacción fuerte. La idea de tener que seguir trabajando aún más cuando quieres irte es difícil de aceptar y eso es una parte subjetiva de los trabajadores que no ha sido anticipada bien por el Gobierno", afirma Roux. "Esto se ha visto agravado y mucho por la manera torpe de poner adelante el proyecto con argumentos parciales y a veces falsos, como la idea de que la reforma iba a mejorar las pensiones mínimas para muchos. Eso ha sido visto como una mentira para los ciudadanos", subraya.
En la misma línea, Betti afirma que "ver todo este lío por dos años (los que quiere aumentar Macron para la jubilación) puede dejar un poco sorprendido, pero no lo es desde el punto de vista de los que llevan mucho tiempo trabajando, de los que están cerca de la edad de jubilación y de los que tienen miedo a que su pensión se vea reducida".
"El miedo más grande es que esto pueda ser el comienzo a una serie de modificaciones aún más negativas en término de pensiones, trabajar más años cobrando menos. Los sindicatos sobre todo tienen miedo a que se cree un precedente y que se abra un camino", añade.
La oposición, con poco margen de maniobra
Los diputados de la oposición presentaron dos mociones de censura: una de ellas presentada por el partido de extrema derecha Agrupación Nacional -que se esperaba que fracasara y que obtuvo solo 94 votos a favor-, y otra presentada por un grupo de legisladores independientes apoyado por una amplia coalición de partidos de la oposición. Esta última logró 278 votos a favor, quedándose a solo nueve votos de tener éxito, un resultado ajustado que tanto la izquierda como la extrema derecha casi han visto como una victoria.
El profesor de la Universidad Pontificia Comillas señala que la oposición francesa se encuentra "en una fase de debilidad". "Ha intentado dos mociones de censura y han fracasado las dos. Se ha demostrado que la oposición en Francia está muy desunida. Desde el punto de vista parlamentario, Macron podrá disfrutar de una época relativamente tranquila. A la oposición se le han acabado las balas", indica Betti, quien recalca que desde el punto de vista social, en cambio, "la oposición podría capitalizar este descontento, organizar más manifestaciones, tomar las calles…".
En este sentido, Ghilès subraya que nadie en la oposición ha puesto sobre la mesa una alternativa a la reforma de las pensiones del Gobierno. "El problema también es que la izquierda tiene su visión, la derecha tiene a algunos de sus diputados que han votado por Macron y otros no, y la extrema derecha ha sido muy discreta, no ha avanzado un plan", señala el investigador senior asociado del CIDOB. "Para Marine Le Pen, la manera de avanzar es no proponer ideas, pero estar siempre en contra de los ideales del Gobierno y de la izquierda", añade.