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Efectos de la compra de Credit Suisse: alivio efímero del mercado, bonistas penalizados y miles de empleos en juego

  • Los propietarios de los bonos "cocos" ven reducida a cero su inversión y amenazan con demandas
  • La fusión refuerza la concentración bancaria en Suiza, mientras las Bolsas continúan agitadas en Europa

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Varias personas frente al edificio de UBS en Londres, Reino Unido, el 20 de marzo de 2023
La oficina del banco UBS en Londres el día después de acordar la compra de Credit Suisse

En la céntrica Paradeplatz de Zürich, en Suiza, solo unos metros separan hoy a las sedes del banco UBS y el recién absorbido Credit Suisse. La entidad más grande del país se traga a la segunda en tamaño en un intento de rescatar a su sistema bancario y quizás al de toda Europa. Ese patio de armas —como se traduciría el nombre de la plaza del alemán— será pronto el único núcleo del castillo financiero de Suiza, que mira la compra con esperanza, pero también recelo. ¿Qué consecuencias tendrá el movimiento para empleados, clientes y sector financiero?, ¿con qué puede encontrarse UBS al asumir los activos de la devaluada Credit Suisse? Las caídas en Bolsa al terminar la semana con el Deutsche Bank en cabeza, desde luego, no han templado los ánimos.

Accionistas y bonistas, penalizados

UBS ha acordado pagar 3.000 millones de francos suizos por Credit Suisse, es decir, en torno a un 60% de lo que la entidad valía hace una semana. Esto ha penalizado a los accionistas, puesto que se les pagará la acción a 0,76 francos suizos, muy por debajo del 1,86 que cotizaban el viernes o los 4,64 de hace seis meses. Pero, sobre todo, ha sentenciado a los bonistas, los propietarios de los bonos AT1 conocidos como "cocos" ("contingentes-convertibles"), que han visto reducidos a cero los 16.000 millones de francos aportados en total. Esto supone una excepción a la forma habitual de proceder, puesto que los accionistas suelen ser la primera línea en caso en de pérdidas y, después, los bonistas.

"Es un problema porque puede tener consecuencias en el futuro. Los cocos han sido un instrumento muy importante para aumentar el capital y ahora puede estar afectado un tiempo", señala Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director de Estudios Financieros de Funcas, sobre la posible pérdida de confianza en estos productos. De hecho, tras el anuncio de las autoridades suizas, el Banco Central Europeo emitió un comunicado dejando claro que en la zona euro se respetaría siempre el orden establecido: los accionistas "son los primeros en absorber las pérdidas, y solo después de su plena utilización se exigiría" a los bonos AT1, reza la breve nota.

El 20% del accionariado de Credit Suisse está en manos de inversores de Oriente Próximo. El principal es el Banco Nacional Saudí que adquirió casi el 9,9% y ahora habla de una pérdida de alrededor del 80% de su inversión aquí. Pero le ha restado importancia, puesto que suponía menos del 0,5% de sus activos totales y en torno al 1,7% de su cartera de inversiones.

Por su parte, algunos de los bonistas de Credit Suisse ya han anunciado que van a presentar demandas judiciales por la decisión de Suiza de no indemnizarles por la compra, según un comunicado del despacho de abogados británico Quinn Emanuel Urquhuart & Sullivan que recoge Efe. Sin embargo, todavía es pronto para saber si esos litigios prosperarán.

En cuanto a los clientes, de momento, Credit Suisse ha publicado un comunicado en el que les insta a esperar, puesto que la transición puede prolongarse hasta finales de 2023: "No tienen que hacer nada".

¿Qué puede encontrarse UBS al acceder a las tripas de Credit Suisse?

Así, las próximas semanas y meses serán determinantes para el éxito de la operación. Según Santiago Carbó, el riesgo está en UBS que se encuentre "activos con una calidad crediticia inferior a la que supuestamente tenían", algo que en mayor o menor medida se puede asumir. "Pero hay condiciones y, si por alguna razón, hay problemas, UBS se puede ir para atrás", advierte el economista. "Sería la catástrofe, no quiero ni pensarlo".

Los analistas consultados comparan los hechos con la compra por un euro del Banco Popular por parte del Santander: el precio irrisorio se justifica por el coste que se va a asumir. "Las fusiones de cajas a nosotros no nos salieron tan bien como debía, pero es una solución. (…) Con una inyección de dinero se puede hacer la reestructuración y que salga bien", apunta Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano.

Como garantía, las autoridades suizas, que han formado parte de la negociación, han respaldado la fusión con 9.000 millones de francos, mientras el banco central del país ha puesto a disposición un préstamo de 100.000 millones de francos para disipar las dudas de liquidez.

Miles de empleos en la diana

Y los costes que se asumen con la compra se traducirán en recortes. "La absorción, por supuesto, implicará pérdidas de empleo", sostiene Steinberg, sobre unos despidos que amenazan a unos 10.000 puestos de trabajo, según informó Reuters el sábado por fuentes de la compañía.

Mientras tanto, el Gobierno de Suiza ha anunciado que suspenderá el pago de algunas bonificaciones al personal, al menos de forma temporal. La medida afecta a algunas remuneraciones variables concedidas, por ejemplo, en forma de acciones. "El artículo 10a de la Ley Bancaria estipula que el Consejo Federal impondrá medidas relacionadas con la remuneración si un banco de importancia sistémica recibe, directa o indirectamente, ayuda estatal con cargo a fondos federales", justifica el Ejecutivo en un comunicado.

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Un gran banco para Suiza

En 2022, UBS y Credit Suisse figuraban entre los 40 bancos más grandes del sistema financiero global, según un ranking de S&P Global Market Intelligence. Su fusión ahora puede dar lugar a un jugador aún más grande en tablero, con una dimensión que preocupa ligeramente en Suiza.

"En el pasado, cuando se discutía un acuerdo entre Credit Suisse y UBS, un punto de fricción era la concentración, especialmente en el mercado nacional", afirma el analista de Morningstar, Johann Scholtz, en declaraciones a Reuters, si bien también concede que esa sería "la parte más estable del negocio".

En ese sentido, la ministra de Economía suiza, Karin Keller-Sutter restó importancia al tamaño del nuevo banco al anunciar el acuerdo y argüía un motivo: para el Gobierno, la absorción era la única solución posible para evitar "una agitación económica irreparable".

Cambios en mercado global, ávido de estabilidad

Fuera de los lindes de Suiza, con este movimiento, UBS simplemente se hace un poco más grande, pero entre gigantes. "Su liga es el negocio mayorista", recuerda Santiago Carbó, "en el mercado global esto no es un problema de competencia".

De hecho, tanto el Banco Nacional de Suiza como el resto de bancos centrales en Estados Unidos, Unión Europea (UE) y Reino Unido repiten al unísono que el rescate a Credit Suisse era el paso necesario para asegurar la estabilidad financiera. También las partes implicadas se han felicitado por ello: "Dadas las recientes circunstancias extraordinarias y sin precedentes, la fusión anunciada representa el mejor resultado disponible", manifestó el presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, en un comunicado.

Por su parte, el presidente de UBS, Colm Kelleher, aseguró que "la adquisición es atractiva para los accionistas" del banco, aunque tampoco perdió de vista que será necesario reducir los riesgos de la cartera heredada. Los activos de la gestión dudosa de Crédit Suisse se tendrán que adaptar y el grupo —dijo su máximo representante— seguirá siendo "sólido como una roca".

"UBS es un banco muy reputado, que trabaja los productos con largo recorrido. No son entidades sujetas a la improvisación", explica el economista Santiago Carbó, que puntualiza: "Alguna cuenta interior más tendrá que hacer". El analista cree que la compañía ha estado "negociando duro" porque sabe que la compra "al final es costosa en reputación, recursos y riesgos", pero considera que lo mejor que puede hacer es continuar con su "hoja de ruta" para "consolidarse" en el contexto internacional y su expansión en China.

¿Acaba esto con la crisis bancaria en Suiza y Europa?

Y, al final, la duda que sobrevuela en las Bolsas es si esta acción permitirá acabar con el nerviosismo que se ha desatado en las últimas semanas. Tras las pérdidas de la semana anterior, las plazas europeas cerraron en verde el día que se anunció la compra y los valores del sector bancario repuntaron con fuerza en la jornada siguiente, cuando el Banco Central Europeo (BCE) elogió el papel de las autoridades suizas. Pero para los analistas, el epílogo habrá que buscarlo también en Estados Unidos, donde la quiebra del banco Silicon Valley alteró los ánimos.

"Es una crisis que tiene características bastante americanas. Es decir, que seguramente haya más problemas en otros bancos estadounidenses que podrían aparecer en el futuro", valora Federico Steinberg, del Real Instituto Elcano, y recuerda que "la economía mundial está muy interconectada". Así, el fin de la crisis bancaria depende de si siguen apareciendo incidentes en el sistema financiero estadounidense y si eso se contagia o no a otros países.

El otro punto sensible se revela en la política monetaria "En general, la regulación de la supervisión bancaria en Europa es más sólida que en Estados Unidos. Se aplican mejor los criterios de Basilea y hay un poquito más de solidez en los bancos, pero con una subida de los tipos de interés muy intensa no sabes cómo van a reaccionar los bancos", afirma Steinberg, puesto que el aumento del precio del dinero es lo que ha precipitado la caída de entidades que venían arrastrando problemas de gestión.

Sin embargo, tanto la Reserva Federal como el BCE han preferido no hacer aspavientos ante la crisis y, de momento, han mantenido las actuaciones previstas para contener la inflación. En Estados Unidos, los tipos de interés han subido en marzo 25 puntos básicos hasta el 4,75 - 5%, mientras en la Unión Europea han alcanzado el 3,5% tras subir medio punto porcentual. La decisión del banco central estadounidense el miércoles hizo cerrar en rojo a la Bolsa de York (-1,6%) y las pérdidas se trasladaron a las acciones de UBS y Crédit Suisse el jueves, con caídas del 4,33% y el 3,61%, respectivamente.

La semana bursátil se cierra sin haber despejado las dudas. El Deutsche Bank está ahora en el ojo del huracán y ha llegado a caer un 14%, arrastrando a todas las Bolsas europeas. Los parqués de Alemania, Francia, Italia y España se han dejado más de un 1,5% al cierre del viernes, pese a las llamadas a la calma de los Veintisiete. El sistema bancario es sólido, han repetido los líderes de la UE tras el Consejo Europeo.

Por todo ello, en opinión de Santiago Carbó, convendría bajar el ritmo en adelante. "La inflación en este momento ha perdido cierta prioridad hasta que se calmen las aguas. Y esto puede ser cuestión de semanas", comenta.