Claves de la instalación de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia: entre la escalada y la propaganda
- Las armas que desplegará Moscú están pensadas para atacar en un frente militar
- El anuncio muestra que Bielorrusia se ha convertido en un "estado marioneta" del Kremlin
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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha anunciado el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia. El anuncio significa que Putin vuelve a jugar con la retórica nuclear en el marco de la guerra en Ucrania, pero también que da un paso más en su empeño de volver a colocar a Rusia como una potencia por derecho propio. Se trata de la primera vez desde la caída de las URSS que Rusia situará armas nucleares fuera de su territorio.
El anuncio se suma a las recurrentes advertencias nucleares de Rusia y a la congelación de su participación en el tratado de desarme Nuevo START. La OTAN ha respondido que la "retórica" nuclear rusa es "peligrosa e irresponsable".
¿Qué armas son las que Putin va a desplegar en Bielorrusia?
Cuando oímos hablar de armas nucleares pensamos inmediatamente en Hiroshima y Nagasaki, y en el apocalipsis de una "destrucción mutua asegurada" que fue la clave de la disuasión nuclear durante la Guerra Fría. Pensamos, en ese caso, en armas nucleares estratégicas.
Según la definición del Instituto de las Naciones Unidas para la Investigación sobre Desarme (UNIDIR), el propósito de las armas estratégicas es "alcanzar objetivos importantes ubicados en el interior del territorio enemigo y dar fin a la guerra en forma rápida". La mayor parte de los arsenales de las potencias nucleares están compuestos de este tipo de armas.
Sin embargo, Putin ha anunciado que Rusia desplegará en Bielorrusia armas "tácticas", no estratégicas. Su objetivo y el alcance de los vehículos que portan las ojivas nucleares son distintos.
Las armas nucleares no estratégicas o "tácticas" están concebidas para ser utilizadas cerca del campo de batalla. Tienen un alcance más corto que las estratégicas y están destinadas a ser usadas junto a las líneas del frente, para ganar batallas o detener el avance enemigo.
La carga explosiva es transportada por misiles balísticos de corto alcance y misiles de crucero, aviones bombarderos de combate o artillería de largo alcance.
Debido a su función en el campo de batalla, la carga suele ser de menor potencia, aunque ocasiona igualmente contaminación radioactiva.
Este tipo de armas nucleares, además, no están limitadas por ningún tratado. El Nuevo START, formalmente en vigor aunque "congelado" por Rusia, se ocupa de las armas estratégicas, mientras que el Tratado de Fuerzas de Rango Intermedio (INF, por sus siglas en inglés), que Washington abandonó en 2019 alegando incumplimientos de la parte rusa, se aplicaba a los misiles entre los 500 y los 5.500 kilómetros de alcance.
De acuerdo con el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), Estados Unidos posee unas 200 de estas armas, mientras que Rusia posee unas 1.912.
En el caso que nos ocupa, Rusia desplegaría en su vecino cargas nucleares en misiles Iskander, con un alcance estimado de 400-500 kilómetros.
¿Por qué este anuncio ahora?
El presidente ruso ha justificado este paso por la decisión del Reino Unido de suministrar al ejército ucraniano munición con uranio empobrecido.
Por sus características físicas (alta densidad), el uso de este tipo de uranio en proyectiles permite que estos atraviesen el blindaje de tanques y otros vehículos blindados. Pese a que se usan como munición convencional, al estallar pueden liberar radioactividad que puede provocar contaminación a largo plazo y daños a la salud, alerta la ONU, incluso para los propios combatientes. Así ocurrió con el uso de este armamento por parte de EE.UU. en la guerra de Irak.
Estos proyectiles, sin embargo, no pueden considerarse como armamento nuclear bajo ninguna definición, ya que no se produce ninguna reacción atómica.
Es lo que ha recordado Londres. "Sea como sea, eso está relacionado con la tecnología nuclear. Es algo evidente", ha replicado Putin.
Bielorrusia, por su parte, asegura que se ha visto obligada a "reforzar sus capacidades de seguridad y defensa" ante las "presiones políticas, económicas e informativas" de la OTAN y la UE.
Armas nucleares fuera de territorio ruso por primera vez desde los 90
En 1991, tras la desaparición de la Unión Soviética, cuatro Estados ex-soviéticos tenían armas nucleares en su territorio: Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Kazajstán. Estos tres últimos firmaron un acuerdo, el Memorándum de Budapest (1994) por el que transferían sus armas a Rusia a cambio de garantías de seguridad y de ser admitidos en el Tratado de No Proliferación como Estados no nucleares. La transferencia a suelo ruso se completó en 1996.
Por tanto, cuando las ojivas nucleares rusas lleguen a Bielorrusia, será la primera vez que Rusia vuelve a instalar armas nucleares en suelo de otro país.
Guillermo Pulido, editor de la Revista Ejércitos, explica a RTVE.es que las armas nucleares necesitan un almacenamiento y mantenimiento continuado, y situarlas en Bielorrusia ofrece a Moscú más "flexibilidad operativa" en caso de conflicto en Polonia, las repúblicas bálticas.
"Además tiene la ventaja de que, si vas a desplegarlas, es más difícil detectarlas", añade. Pero el cambio de ubicación no altera el equilibrio de poder "porque no supone tener más armas".
Putin ha alegado que Estados Unidos despliega desde hace décadas armas nucleares tácticas en Europa. Y es cierto. Según el SIPRI, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. tienen desplegadas aproximadamente 100 bombas B61 en seis bases aéreas de cinco Estados miembros de la OTAN: Bélgica, Alemania, Italia, Holanda y Turquía.
Las armas estadounidenses, pese a estar desplegadas en otros países, siempre pertenecen y están bajo el control de EE.UU. Rusia hará lo mismo: las armas siempre estarán bajo control de Moscú, por lo que no se viola el Tratado de No Proliferación (TNP).
José Ángel López Jiménez, doctor en Derecho Internacional y profesor en la Universidad de Comillas, considera que, desde el punto de vista de la legalidad internacional, se trata de un acuerdo voluntario entre dos Estados, aunque Bielorrusia es cada vez más un "Estado marioneta" de Moscú. El anuncio es "incluso tardío", señala el profesor, teniendo en cuenta que Rusia ha usado Bielorrusia como plataforma para atacar Ucrania y para entrenar a sus soldados.
Bielorrusia, Estado marioneta de Moscú
"Bielorrusia es un Estado marioneta de Putin, y Lukashenko es un presidente marioneta", asegura José Ángel López Jiménez, que está especializado en el espacio possoviético y ha escrito recientemente un libro sobre Bielorrusia.
Ambos países firmaron un Tratado de Unión en 1997 que se ha "ido modulando a las circunstancias que en materia de política exterior iba dictando el Kremlin", pero manteniendo la "ficción" de la separación hasta las elecciones presidenciales del 20 de agosto de 2020, denunciadas por la oposición como fraudulentas.
"Desde entonces la unión militar es un hecho, hacen maniobras conjuntas, Rusia tiene instalaciones en territorio bielorruso, y a partir de la agresión a Ucrania, directamente es una plataforma", resume el profesor de la Universidad de Comillas.
¿Mera propaganda o amenaza concreta?
Carme Claudín, investigadora del CIDOB, ha asegurado a TVE que el anuncio del presidente ruso "es una llamada de atención y una amenaza". "Es más el uso político que Putin quiere hacer del aramamento nuclear, que un peligro concreto", ha añadido.
Sin embargo, los documentos de estrategia militar y nuclear de Rusia no descartan el uso de armamento nuclear, incluso frente a una amenaza convencional, cuando la soberanía, la integridad territorial o la existencia del Estado estén en peligro. Y añade que, en el caso de un conflicto, esta política "permite prevenir una escalada de acciones militares o su terminación en condiciones aceptables para la Federación Rusa".
No olvidemos que Rusia anexionó de manera unilateral la península de Crimea en 2014 y ha hecho lo mismo con las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, y por tanto las considera parte de su territorio.
En el contexto mundial, este movimiento de Rusia puede suponer una grieta más en el sistema de no proliferación. "Estratégicamente las armas nucleares están recobrando mucha importancia - explica Guillermo Pulido - y otros países, para no quedarse en situación de inferioridad, podrían verse tentados o forzados a desarrollar sus propias armas nucleares".