Cómic Barcelona, un obligado escaparate para un mercado saturado de novedades
- Casi todas las editoriales aprovechan el salón para lanzar sus novedades más potentes
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Todas las editoriales piensan lo mismo, y eso puede ser contraproducente, pero la cita de Cómic Barcelona, que comienza mañana, es un trampolín básico para promocionar las novedades en un voraz "mercado-jungla" cada vez más saturado y sin mucha piedad, ni paciencia, con los "neonatos gráficos".
En la extensísima nómina de títulos que desembarcan estos días se encuentra el trabajo de un veterano, el norteamericano Charles Burns (Washington, 1955), que publica en España Laberintos 2 (Reservoir Books), segunda entrega de las inquietantes experiencias de un joven cineasta que combina los paisajes oníricos en los que el dibujante mueve a sus creaciones -en una fina frontera entre vigilia y sueño- y las enfermizas obsesiones cinéfilas del protagonista.
A pocos metros de donde se celebra Comic Barcelona (Fira Montjuïc), se desarrolla la trama de El museo (Norma), ensayo gráfico del escritor Jorge Carrión (Tarragona, 1976) y el dibujante Sagar (Zaragoza, 1974) sobre los fondos artísticos del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y una reflexión del impacto emocional que supone ponerse hoy ante el arte medieval o los retablos góticos y su influencia en la narrativa e imaginería actual.
También en Barcelona, aunque en otra época y otro ambiente, se desarrolla Bailando (La Cúpula) de Sebas Martín (Barcelona, 1961), dibujante conocido por sus obras de trasfondo homosexual de alto contenido erótico, por utilizar un eufemismo.
En esta novela gráfica, próxima a la memoria histórica, Martín se acerca a la inesperada relación entre un boxeador gay analfabeto y un joven de clase media que despierta a su sexualidad en la Barcelona barriobajera y anarquista de la Segunda República: turbios cabarés y antros del Chino y el Paralelo, con "personajes invitados" de la talla de García Lorca.
Nagisa es una joven tokiota que llega a una pequeña isla del Mar del Japón en los años sesenta del siglo pasado, en una huida o una búsqueda en la que se topa con un grupo de mujeres que bucean desnudas para pescar lapas y que son el eje argumental de Ama. El aliento de las mujeres (Nórdica Cómic), poética y premiada (Montreuil 2020) propuesta del tándem formado por los franceses Franck Manguin (Ajaccio, 1986) y Cécile Becq (Frejus, 1979).
Las adaptaciones gráficas de clásicos de la literatura llevan varias temporadas, con mejor o peor fortuna, recreciendo los catálogos de algunas editoriales, y ahora le ha tocado a Fahrenheit 451 (Planeta Cómic) la distopía de un futuro de libros proscritos de Ray Bradbury, donde Víctor Santos (Valencia, 1977) ha tenido que estrujar su estilo para alejarse de la recordada estética pop de la versión cinematográfica de François Truffaut.
En un tono menos trágico y apocalíptico, se mueve Doncella (Astiberri) de la franco argentina Florence Dupré la Tour (Buenos Aires, 1978) díptico de toques autobiográficos, del que se publica su primer tomo, que acompaña en su transición hacia la adolescencia a la propia Florence, entonces una niña aterrada y poco informada de los cambios que las hormonas y un "extraño concepto" llamado sexo, iban a provocar en su cuerpo y a su impresionable cerebro "católico".
Pero el terror es algo muy subjetivo, cada uno tiene sus propios abismos y propios monstruos, como los que pueblan la misteriosa Hay algo matando niños (Planeta Comics) de James Tynios IV (Nueva Yok, 1987), Werther Dell'Edera (Bari, 1975) y Miquel Muerto, misteriosa historia acerca de las extrañas desapariciones de menores en un pueblo de lo más profundo de EE.UU., de la que Netflix ha anunciado una versión formato serie.
Casi salido esta misma semana de la imprenta, Aquí hay avería (ECC) del madrileño Lorenzo Montatore (1983), es un homenaje algo alucinado y psicotrópico al tebeo español de toda la vida, aunque Viti, su protagonista y un pintor drogodependiente, airado y en búsqueda de la inspiración perdida, a cualquier precio, no hubiera pasado la censura de la época dorada de las cabeceras de Bruguera.
Y para acabar esta lista, el clásico de los clásicos del cómic underground en versión autobiografía: Memorias de R. Crumb, remembranzas y otras chanzas (Libros del Kultrum), del propio Crumb (Filadelfia, 1943), junto a Peter Poplaski (EE.UU., 1951), en una reveladora aproximación a este icono de la contracultura americana y un creador irreverente y polémico, a su pesar, que ha marcado a varias generaciones de lectores, pero sobre todo de autores.