El opositor partido conservador Kokoomus gana por un estrecho margen las elecciones parlamentarias en Finlandia
- Logra el 20,8% de los votos y 48 escaños y supera al ultraderechista Verdaderos Finlandeses, con el 20,1% y 46 escaños
- El Partido Socialdemócrata (SDP) pasa de ser el mayor grupo político de Finlandia a la tercera posición
El opositor partido conservador Kokoomus, liderado por Petteri Orpo, ha sido la formación más votada en las elecciones parlamentarias celebradas este domingo en Finlandia.
Al final del escrutinio, los conservadores lideran con el 20,8% de los sufragios y 48 escaños, diez más que en las anteriores elecciones, y superan al ultraderechista Verdaderos Finlandeses, que logra el 20,1% y 46 escaños.
Un avance significativo que vuelve a colocar a los conservadores como el mayor partido de Finlandia después de 12 años y que permitirá a Orpo dirigir las negociaciones para formar el próximo Ejecutivo de coalición, que deberá reemplazar al liderado hasta ahora por la primera ministra, la socialdemócrata Sanna Marin.
"Creo que el pueblo finlandés quiere un cambio y ahora abriré negociaciones con todos los partidos para formar Gobierno", ha dicho un Orpo exultante.
El Partido Socialdemócrata, posible socio de coalición
El Partido Socialdemócrata (SDP) de Marin finalmente ha tenido que conformarse con el tercer puesto, al lograr 43 diputados, pese a mejorar sus propios resultados y quedarse solo a dos décimas por debajo de la ultraderecha.
El SDP, hasta ahora el principal partido del país, consiguió tres escaños más y un 2,2% más de votos, un avance insuficiente, pero que le otorga el derecho a ser tenido en cuenta como un posible socio en la próxima coalición gubernamental.
"Mi partido ha ganado apoyos y tenemos más representantes en el Parlamento, así que, como líder del partido, estoy muy contenta", ha indicado Marin, quien concurría por primera vez como líder de su partido a unas elecciones parlamentarias.
Marin avanzó durante la campaña que no tendría inconveniente en gobernar con los conservadores siempre que no se apliquen recortes en educación, sanidad ni servicios sociales, aunque ve casi imposible llegar a acuerdos con los Verdaderos Finlandeses.
El líder conservador, Petteri Orpo, por su parte, ha señalado que quiere negociar con todos los partidos, independientemente de su ideología, porque su intención es crear "un Gobierno con una sólida mayoría". "Hay una cuestión crucial y esa es la economía. Tenemos que arreglar nuestra economía, tenemos que hacer reformas para impulsarla hacia un crecimiento sostenible", ha afirmado.
Por otro lado, los Verdes, en los que milita el ministro de Exteriores, Pekka Haavisto, han perdido siete de sus 20 escaños y la formación de izquierda cinco de sus 16, por lo que difícilmente podrán aspirar a ser tenidos en cuenta para la próxima coalición de Gobierno.
No obstante, el gran perdedor de la jornada ha sido el Partido de Centro, una de las fuerzas políticas más tradicionales del país, que ha perdido ocho de sus 31 diputados tras cosechar un 11,3%, el peor resultado de su historia.
El líder conservador asegura que no hay extrema derecha
Preguntado por la prensa extranjera sobre si estaría dispuesto a formar Gobierno con la extrema derecha, el líder conservador se ha limitado a decir que "en Finlandia no hay partidos de extrema derecha".
Una afirmación extraña, pues el propio Orpo, en su etapa como titular de Finanzas, acordó en 2017 con el entonces primer ministro, el centrista Juha Sipilä, expulsar de la coalición gubernamental a los Verdaderos Finlandeses debido al giro a la ultraderecha que dio esta formación con la elección como presidente de Jussi Halla-aho, representante del ala más radical.
Los conservadores de Kokoomus y el partido de Riikka Purra comparten visiones similares en ciertas cuestiones, principalmente económicas, pero mantienen grandes diferencias en asuntos como la inmigración y las políticas europeas y medioambientales.
El SDP de Sanna Marin fue, junto al minoritario Partido Popular Sueco, el único de los cinco socios de la actual coalición gubernamental que no perdió apoyo popular.
Durante la campaña, la primera ministra planteó las elecciones como un pulso de valores entre la izquierda y la derecha, dando a entender que el único modo de evitar la victoria de la ultraderecha era votar al SDP.
La táctica de apelar al voto útil, dirigida sobre todo a los indecisos, caló en una parte de los votantes tradicionales de Los Verdes y la Alianza de Izquierdas, que esta vez votaron a los socialdemócratas para frenar a la derecha.