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Cómic

Igort da voz directa a las víctimas de Ucrania en 'Diario de una invasión'

  • El dibujante italiano ha presentado este apasionante reportaje gráfico en el Cómic Barcelona
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Detalle de la portada de 'Cuadernos Ucranianos. Diario de una invasión'
Detalle de la portada de 'Cuadernos Ucranianos. Diario de una invasión'

Dmitri, Julia, Anton, Vika... Cuadernos Ucranianos. Diario de una invasión (Salamandra Graphic) está plagado de nombres, porque el dibujante italiano Igort huye en este reportaje gráfico de las cifras asépticas que sepultan la identidad de las víctimas de guerra, un conflicto al que se acerca de forma quirúrgica y coral.

"Ya lo dijo Stalin: un millón de muertos es una estadística, una sola muerte, vista desde cerca, una tragedia. Yo no quiero centrarme ni en las estadísticas ni en los héroes, quiero contar cómo lo está viviendo la gente normal, la gente de la calle", afirma a EFE en una entrevista Igor Tuveri (Cagliari, 1958), nombre administrativo de Igort.

Lo que el historietista hace en estas crónicas, publicadas por Salamandra Graphic, pero nacidas como blog desde el primer día de la ocupación rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, es puro periodismo gráfico, periodismo con mayúsculas, a través de los testimonios de perplejidad inicial y luego de horror y desesperación que fue recibiendo de amigos y conocidos que tiene en la zona.

Páginas de 'Cuadernos Ucranianos. Diario de una invasión'

"Amo la cultura rusa y al pueblo y la cultura ucraniana"

Países que conoce de primera mano ya que residió allí varios años, desde finales de 2008, unas vivencias que plasmó en sus reportajes "Cuadernos ucranianos y rusos", en una estancia que le permitió comprender "que algo estaba a punto de pasar" por los "movimientos estratégicos" -eufemismo para las guerras de Vladímir Putin- en otros territorios (Chechenia, Georgia, Crimea...).

"Amo la cultura rusa y al pueblo y la cultura ucraniana -su esposa es de este país- y cuando hice esos libros hace quince años, vi que había una fractura muy grande entre ambos países, una historia de mucho dolor y sufrimiento. Cuando empecé a ver cómo se movía Putin y la hipocresía de los gobiernos europeos entendí que iba a pasar lo que ha ocurrido. Ha sido muy duro, atroz, pero previsible", comenta el autor, invitado por Comic Barcelona.

Al estallar la guerra, Igort dejó lo que tenía entre manos y se puso con las crónicas de inmediato gracias a los testimonios que le llegaban desde diferentes puntos de Ucrania por redes sociales o por teléfono.

"Pensé que era necesario escribir y dibujar todo esto, testimoniar todo lo que estaba pasando. Tenía que dar voz a estas personas", recuerda.

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Se ha marcado líneas rojas para no espectacularizar el dolor

Para este trabajo, además del día a día de la guerra, que narra de forma quirúrgica con las descripciones y detalles cotidianos de las víctimas, Igort introduce información histórica y política que ayuda al lector a componer el escenario del conflicto, los intereses rusos, mezcla de nacionalismo y expansionismo económico territorios estratégicos por sus recursos.

Como dibujante, se ha marcado algunas líneas rojas para no caer en la espectacularización del dolor.

"La primera regla ha sido prohibir la pornografía de la violencia, de la guerra. No era lícito. Es un libro de testimonios, en el que no tengo derecho a convertir la violencia en algo estético, he intentado un estilo que reprodujera las formas, los uniformes de forma fidedigna. Pero cuando el dolor supera lo aceptable no sabía cómo plasmarlo", desvela.

De hecho, en algunos de los instantes más brutales de la guerra, el día 41 de la invasión, con el testimonio de un grupo de niños a los que los soldados rusos obligaron a ver el asesinato de sus padres y violaron, Igort se sirve de una opción contundente.

"Cuando la violencia va a más es directamente negro, una página en negro. No puedes decir nada, no puedes contar nada de una violencia tan extrema, tan lejana. No lo puedes convertir en algo estético", revela.

Para otros momentos, echó mano de un "ayudante mágico" como Picasso y su "Guernica", dibujar sin nada de color "la devastación del dolor", explica el historietista, que reconoce que tuvo dudas ante su editor de poder continuar con las crónicas.

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"Los gobiernos occidentales han mirado a otra parte"

Igort cree que los gobiernos occidentales han mirado hacia otra parte mientras Putin continuaba con su expansión territorial para hacerse con áreas estratégicas, ahora con el arco del Mar Negro, y del Dombas, que concentra la mitad del PIB ucraniano, como ya hiciera Stalin en los años treinta para financiar el primer plan quinquenal de la URSS.

"Occidente lo vio llegar pero les traicionó el sistema diplomático hipócrita de buenas maneras, algo que Putin no respeta. Es como una reunión de presidentes invitados a tomar el té en la que uno coge un mazo y comienza a destrozarlo todo mientras los demás siguen bebiendo té, hablando y viendo como el otro destroza. Cualquiera que conozca a Putin de cerca dice lo mismo: sólo respeta el lenguaje de la fuerza, ningún otro", apunta Igort.

Ante la posibilidad de que el conflicto se cronifique y a pesar de la diferencia de poder armamentístico entre ambos países, Igort subraya que "los rusos todavía se acuerdan de lo que pasó en Afganistán" (cuando la URSS sufrió una trabajada derrota militar).

Igort en el Salón del Cómic de Barcelona (EFE/Alejandro Garcia)

El historietista, insiste en recalcar que "los rusos no son el Kremlin" y añade que "China no puede seguir consintiendo que este señor (Putin), porque quiera tener un imperio, destruya el comercio internacional", a lo que se sumaría una posible oposición interna.

"Hubo una 'epidemia de suicidios' de oligarcas rusos con sus respectivas familias, pero tampoco los puede matar a todos", ironiza Igort sobre la presión que Putin podría comenzar a tener dentro de Rusia.

Pero el peor temor que tiene el cronista italiano es el riesgo que genera el exceso de información e imágenes que se reciben y que puede inmunizar a la opinión pública de Occidente y otras potencias.

"Nos estamos acostumbrando a ver a civiles bombardeados, y eso es profundamente criminal. Como seres que vivimos en una democracia, hoy estamos en peligro, porque lentamente nos estamos acostumbrando a unas atrocidades inaceptables", advierte y teme.

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