La recuperación del águila imperial
- De 39 parejas reproductoras en la Península Ibérica en los años 70 a 841 en la actualidad
- Castilla-La Mancha alberga el 47 por ciento de las parejas reproductoras a nivel mundial
El águila imperial, ave emblemática de la fauna ibérica, es una especie protegida. Castilla-La Mancha, con 396, es la comunidad autónoma con más parejas reproductoras de águila imperial, casi el 50 por ciento de las censadas a nivel mundial. Esta ave rapaz se aleja, por tanto, del riesgo de extinción que la achechaba en los años 70, hemos pasado de tener 39 parejas reproductoras en la Península Ibérica a contar con 841 en la actualidad, lo que supone un incremento de más del 50 por ciento en los últimos años.
Este aumento de ejemplares se debe a la eficacia de los planes de conservación y recuperación. En Castilla-La Mancha, el águila imperial se encuentra mayoritariamente en las provincias de Toledo con 212 parejas reproductoras, provincia clave para esta especie; y Ciudad Real, aunque podemos contemplar su vuelo en toda la región. “Era un águila relegada a las zonas de montaña inaccesibles, zonas de no había una persecución directa hacia ellas. Con el crecimiento de la población, la protección de esos nidos y de esas áreas el águila imperial se ha ido extendiendo por Toledo y Castilla-La Mancha”, asegura Manuel Mata, técnico de Campo de la Consejería de Desarrollo Sostenible.
El águila se establece en fincas privadas
El 80 por ciento de las águilas imperiales se cría en fincas privadas. Es el caso de la Finca El Castañar, en Mazarambroz, en plenos Montes de Toledo. Aquí conviven águilas imperiales con explotaciones de ganado, caza mayor y menor. En sus cerca de 6.000 hectáreas habitan de siete a nueve parejas reprodcutoras a día de hoy. Han sido varios los programas LIFE de la Unión Europea de recuperación de esta especie y las investigaciones que se han desarrollado en ella.
“Que una finca se explote de manera sostenible y con ganadería extensiva, y caza no impide que el águila viva aquí sino todo lo contrario“
La presencia del águila imperial en el medio natural asegura un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. A su vez, una correcta gestión agrícola, forestal, cinegética o ganadera supone un beneficio para la biodiversidad. “El hecho de que una finca se explote de una manera sostenible y con ganadería extensiva, ganado de lidia, cerdo ibérico, oveja manchega, que también tenemos aquí, o la caza no es un cortapisas para el águila o para el lince sino todo lo contrario. Es bueno para el medio ambiente”, señala Rafael Finat, de la Finca El Castañar.
Amenazas para el águila imperial
El principal motivo de mortalidad no natural en las aves es la electrocución. La corrección de tendidos eléctricos evita que esta y otras aves mueran electrocutadas. Desde 2008 en las torretas eléctricas del medio rural todos los nuevos apoyos tienen que venir adaptados. En las antiguas hay que hacer modificaciones, se aíslan las torretas, se sustituyen los aisladores antiguos de la parte superior de la cruceta por aisladores suspendidos y se forran para evitar el contacto de los conductores con las aves.
La Junta de Castilla-La Mancha ha aprobado ayudas por valor de ocho millones de euros para que empresas, ayuntamientos y particulares adecúen sus torretas. “Se está haciendo un gran esfuerzo en reducir cantidad de torretas peligrosas para la avifauna y así recuperar el águila imperial y seguir aumentando su número”, señala Ángel Pablo Pro, agente medioambiental de Castilla-La Mancha. Hasta el momento se han concedido 96 ayudas por valor de 75.000 euros para cada solicitud.
“Se está haciendo un gran esfuerzo en reducir la cantidad de torretas eléctricas peligrosas para la avifauna“
Otro de los peligros para el águila imperial son los cebos envenenados con tóxicos que se colocan en el campo. Son ilegales pero aún utilizados por algunos para el control de los depredadores y la protección del ganado. Aunque van dirigidos a depredadores terrestres, el águila, al ser carroñera, se ve afectada por este veneno.
La unidad canina de Castilla-La Mancha, integrada por cinco agentes y siete perros, es la encargada de buscar y localizar ese veneno en el campo. “Se hacen batidas, se divide el terreno en líneas, los perros van por delante que son más rápidos. Se les enseña un marcaje y ellos ladran cuando encuentran algo. Están educados para solo marcarlo y no tocar nada”, explica Pedro Delgado, agente medioambiental de Castilla-La Mancha. El adiestramiento de estos perros es diario. Al trabajar con sustancias peligrosas hay que esperar a que tenga un año o año y media de edad y cierta madurez para salir al campo con seguridad. Se practica con cebos de carne y cadáveres y se planifica una zona a batir para que sea lo más parecido posible al trabajo que van a tener que desarrollar después.
“A los perros se les enseña un marcaje y estos ladran cuando encuentran algo. Están educados para solo marcarlo y no tocar nada“
Centro de recuperación “El Chaparrillo”
Las águilas imperiales heridas por estas causas o por impactos o caídas desde los nidos se recuperan en el Centro de Fauna Silvestre “El Chaparrillo”, en Ciudad Real. El año pasado ingresaron allí seis águilas con vida. Más del 50 por ciento de las que ingresan vivas se liberan una vez recuperadas, de media pasan en este centro un mes. A su vez, los cadáveres que llegan a “El Chaparrillo”, once lo hicieron en 2022, se estudian en la sala de necropsias.
“Se valora su estado general, se estabilizan, puede que lleven días deshidratadas después de algunos días desde que se hirieron. Se les hace radiografías, se observan sus heridas y se toman muestras de sangre. Después de esto se les aplica el tratamiento correspondiente”, explica Elena Crespo, veterinaria del Centro de Fauna Silvestre “El Chaparrillo”.
A pesar de estas amenazas la especie ha mejorado notablemente en las últimas décadas y el águila imperial cría en zonas donde antes era impensable.