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La paternidad 'post mortem' más allá del debate ético: ¿qué dice la ley?

  • El nacimiento de la nieta de Ana Obregón casi tres años después de la muerte de su hijo ha despertado el debate
  • Países como España, Estados Unidos, Portugal y Reino Unido permiten la fecundación después de la muerte del donante

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¿Es legal la fecundación post mortem?

La polémica está servida. La noticia del nacimiento de la nieta de Ana Obregón casi tres años después de la muerte de su hijo, Aless Lequio, ha despertado el debate nacional sobre la paternidad post mortem.

Más allá de la controversia ética que está inundando las redes sociales, la pregunta principal que ahora muchos se hacen es si esta práctica es legal y de qué forma en España y en países como Estados Unidos, donde ha venido al mundo la pequeña.

En RTVE.es te contamos todo sobre lo que dice la ley y otros casos mediáticos de fecundación tras el fallecimiento.

Legal en España, pero con requisitos

En España, la norma que regula actualmente las técnicas de reproducción humana asistida es la Ley 14/2006, de 26 de mayo. Y en ella se expresa de manera clara que la paternidad post mortem sí es legal, aunque con algunos requisitos, tal y como ya se dictó en la Ley 35/1988, pionera en Europa.

Según su noveno artículo, el hombre debe prestar su consentimiento libre y formal en una escritura pública, en un testamento o a través de un documento de instrucciones previas. Además, el material reproductor del fallecido solo puede ser utilizado en los 12 meses siguientes a la muerte.

La norma establece también que existe consentimiento si se ha iniciado el proceso de reproducción asistida antes de su muerte y ya hay embriones preservados, que podrán transferirse sin necesidad de los escritos anteriores.

Por otro lado, si la mujer que gestará al embrión y el fallecido no están casados, la ley dispone que la autorización del último sirve para iniciar el expediente de filiación que recoge la Ley 20/2011 del Registro Civil.

El Supremo de EE.UU. respalda la paternidad 'post mortem'

En EE.UU., un país dividido en estados federales, la gestación subrogada está permitida en lugares como California o Washington, situación similar en el caso de la paternidad post mortem. El Tribunal Supremo, además, la respalda e incluso acepta la extracción de semen después de la muerte.

En mayo de 2019, el Supremo estadounidense dictaminó que los padres de un cadete de la academia militar West Point que falleció en marzo podían usar esperma extraído de su cuerpo "sin restricciones" para cumplir el deseo de su hijo de ser padre y continuar el apellido.

El joven se llamaba Peter Zhu y tenía 21 años cuando fue declarado con muerte cerebral tras un accidente de esquí. Al ser donante de órganos, su cuerpo se mantuvo con vida hasta el 1 de marzo, cuando sus padres obtuvieron una orden judicial para la recuperación de su esperma pese a que el cadete no había dejado por escrito su voluntad de ser padre.

“Aunque Peter no declaró expresamente que quería que su esperma se usara con fines reproductivos, si sus padres deciden hacerlo en el futuro no dañaría su memoria”, expresó entonces el juez, según recogió The New York Times.

Un año antes, en 2018, la Sociedad Americana de Reproducción Asistida ya se pronunció sobre el uso de gametos después del fallecimiento del donante y estableció que este era "éticamente justificable" si el difunto lo había autorizado por escrito. No obstante, lo recomendó exclusivamente para los casos en los que la pareja o el cónyuge con vida es quien realiza la solicitud.

¿Qué dicen otros países?: los últimos casos mediáticos

Estados Unidos y España no son los únicos países que permiten la paternidad post mortem. Recientemente, también Portugal aprobó en 2021 una ley que la regula tras el mediático caso de Ángela Ferreira, la primera mujer que logró quedarse embarazada de su marido fallecido en 2019.

Ferreira atendió a TVE cuando estaba en la semana 15 de gestación y contó los detalles de su experiencia: desde la muerte de su cónyuge luchó por embarazarse con su hijo y movilizó a miles de personas en todo Portugal. Los ciudadanos llegaron a recabar más de 100.000 firmas para llevar la norma que ahora le ha permitido convertirse en madre al Parlamento. Tres partidos le apoyaron y, tras varios debates y un veto del presidente, pandemia mediante, salió adelante.

Otro caso que saltó a las portadas de los medios de comunicación fue el de Ellidy, que en 2021 se quedó embarazada en Australia de su marido el deportista y campeón del mundo de snowboard Alex Pullin, que perdió la vida en 2020 mientras realizaba pesca submarina en Palm Beach. Según contó la joven en sus redes sociales, ambos estaban intentando tener un hijo cuando él murió, así que decidió extraer su esperma al morir, algo permitido en algunos estados del país como del de Queensland. Unos 15 meses después se convirtió en madre de una niña.

Años antes, en 2016, el testimonio de la viuda española Mariana González Gómez conmovió a Francia, donde está prohibida la inseminación post mortem, para que la mujer pudiese trasladar el semen de su marido a un hospital en Málaga. Su pareja, Nicola Turri, congeló su esperma previamente a someterse a una quimioterapia y murió el mismo día en el que tenía una cita en el notario para dar su consentimiento para comenzar la reproducción asistida.

La fecundación después del fallecimiento también está prohibida en numerosos países más allá de Francia. En Alemania, por ejemplo, se aprobó en 1990 la Ley de protección de Embriones, que establece hasta tres años de prisión para quien fecunde artificialmente un óvulo con esperma de un hombre difunto. Por su parte, Suiza legisla igualmente en contra en la Ley Federal de 1998 e Italia lo hace en una norma de 2004.

En el lado opuesto se encuentran Reino Unido, que requiere el consentimiento escrito del donante en Ley de Fertilización Humana y Embriología de 1990, y Grecia, en cuyo Código Civil permite la fecundación tras la muerte y concede un permiso judicial cuando la persona sufriese una enfermedad con posible peligro de esterilidad o de muerte.