La Policía de Israel ataca a palestinos en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén
- El número de detenidos supera los 500 y al menos 25 han resultado heridos
- La Policía asegura que respondía a posibles actuaciones violentas de unos hombres atrincherados en una sala
La tensión entre palestinos y fuerzas israelíes ha escalado este miércoles con enfrentamientos en la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, que dejaron cientos de detenidos y fueron seguidos por un intercambio de proyectiles con Gaza, la primera escalada desde el inicio del mes sagrado musulmán de Ramadán.
En la madrugada, grandes grupos de fieles musulmanes que querían pasar la noche dentro de la mezquita de Al Aqsa, ubicada en la Explanada de las Mezquitas en la Ciudad Vieja de Jerusalén Este ocupado, se han enfrentado con fuerzas israelíes que los han desalojado a la fuerza.
Según la Policía israelí, "jóvenes enmascarados se atrincheraron violentamente en la mezquita con fuegos de artificio, palos y rocas" pese a intentos fallidos de "negociar para que salieran", por lo que los uniformados han irrumpido en el templo, se han enfrentado con ellos, y han arrestado a más de 350.
De su lado, fuentes palestinas han denunciado un "uso excesivo de la fuerza" por parte de la Policía y han destacado que el número de detenidos supera los 500 y al menos 25 resultaron heridos, mientras la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha advertido que estos hechos podrían "causar una gran explosión" en la zona.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dicho que "Israel se compromete a mantener la libertad de culto, el libre acceso a todas las religiones" y "no permitirá que los extremistas violentos cambien esto".
La Policía israelí habla de decenas de atrincherados
A partir de la media noche se iniciaron los altercados, con enfrentamientos en los que la Policía lanzó granadas aturdidoras, gases lacrimógenos y utilizó balas de goma, mientras que algunos de los palestinos se atrincheraron en una de las salas de la mezquita, respondiendo con el lanzamiento de palos, piedras y fuegos artificiales dirigidos hacia los agentes.
Los musulmanes, que este mes se encuentran celebrando el Ramadán, se encontraban en la noche del martes rezando en la mezquita, que estaba llena de mujeres, niños y personas mayores, además de hombres, según el medio palestino Maan.
Sobre las 22:00 horas (hora local) se colocaron en las puertas de la mezquita, impidiendo el paso a los fieles. Poco más tarde entraron en el edificio, según la agencia Maan, dejando decenas de heridos por balas de goma, gas pimienta y granadas aturdidoras, e impidiendo, siempre según esta agencia, el tratamiento médico de los afectados.
Las Fuerzas de Seguridad habrían desalojado después a las mujeres y niños de la mezquita, y luego habría comenzado el enfrentamiento con los hombres, que según fuentes de la Policía, citadas por el medio israelí Jerusalem Post, habrían atacado a los agentes con palos, piedras y fuegos artificiales.
Según la versión de la Policía, recabada por el citado medio, habría varias decenas de hombres jóvenes atrincherados en una de las salas de la mezquita desde primera hora de la noche, con intención de cometer acciones violentas. En un comunicado, la policía israelí ha señalado que se vio obligada a entrar en el recinto al estar estos "agitadores" encerrados con fuegos artificiales, palos y piedras.
"Cuando la policía entró, un grupo numeroso de agitadores les lanzó piedras y disparó fuegos artificiales desde el interior de la mezquita", indica el comunicado, que añade que un agente de policía resultó herido en una pierna.
Las autoridades palestinas denuncian las agresiones
El portavoz de la Presidencia palestina, Nabil Abu Rudeineh, ha advertido a las Fuerzas de Seguridad israelíes de que "no crucen líneas rojas" en los lugares sagrados, como la mezquita Al-Aqsa, asegurando que el Gobierno será responsable de los daños y alertando de que una escalada de violencia así "tendrá consecuencias peligrosas para todos", según informa el diario 'Alquds'.
Por su parte, el líder del brazo político de Hamás, Ismail Haniye, ha advertido de que "lo que está pasando en la mezquita sagrada de Al-Aqsa es un crimen sin precedentes y tendrá consecuencias". En este sentido, ha insistido en que todos, incluidos palestinos e israelíes, deberán asumir su responsabilidad en los hechos que están ocurriendo estos días.
Según un comunicado recogido por el diario 'Felesteen', Haniye habría llamado a los palestinos de Cisjordania a acudir al lugar para "proteger" la mezquita.
De la misma forma, el primer ministro palestino, Mohamad Shtayé, ha asegurado que lo que está ocurriendo es un crimen religioso contra los fieles, añadiendo que rezar en la mezquita de Al-Aqsa no es "algo permitido por la ocupación", sino que es un derecho de los musulmanes palestinos, recoge la agencia Wafa.
También el Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah) se ha pronunciado sobre el asunto, según Wafa, ha llamado a los palestinos de Jerusalén a enfrentar estos ataques, asegurando que "este terrorismo no servirá para borrar la identidad islámica y árabe de la ciudad de Jerusalén como capital eterna del Estado de Palestina".
El Consejo Nacional Palestino ha condenado el asalto, que supone "un ataque a los sentimientos de toda la nación islámica y una flagrante violación de las resoluciones y pactos internacionales".
También ha hecho un llamado al Consejo de Seguridad de la ONU y al resto de la comunidad internacional para que tomen medidas contra estos actos y brinden protección al pueblo palestino.
Las fuerzas israelies ya realizaron otra actuación similar
El domingo 26 de marzo, la Policía ya realizó una operación similar, desalojando a los fieles que se encontraban rezando en su interior en pleno Ramadán, bajo la sospecha de que se habían atrincherado y preparaban ataques contra los visitantes judíos a la mañana siguiente.
Al menos dos palestinos resultaron detenidos durante la operación, según informó el 'Jerusalem Post' citando a la Policía israelí, que además acusó a los fieles de ignorar la directiva de la autoridad jordana sobre el lugar sagrado, el Waqf, que había ordenado el cierre nocturno.
En respuesta, la Autoridad Palestina ha expresado su repulsa contra la incursión israelí y, en términos generales, "las continuas provocaciones y agresiones israelíes contra los fieles, en particular en y alrededor de Al Haram al Sharif (el Noble Santuario) durante el mes más sagrado del año".
"La potencia ocupante nunca se ha comprometido, como afirma desde la falsedad, a lograr la calma en Jerusalén, sino a provocar deliberadamente a los fieles musulmanes", continuaba el comunicado, en el que recordaba a Israel que "los fieles tienen derecho a orar en y alrededor de Al Haram al Sharif, cuando lo hagan de acuerdo con las prácticas islámicas".
La mezquita sagrada de Al-Aqsa es un punto caliente en Jerusalén durante el mes del Ramadán. Cerca de 250.000 musulmanes acudieron a la oración del viernes 31 de marzo, y la Policía de Israel ha desplegado a 2.300 militares en la zona durante estas semanas.
La Explanada de las Mezquitas --o Monte del Templo para los judíos-- es el corazón religioso de Jerusalén Este y descansa en uno de sus laterales sobre el Muro de las Lamentaciones, último vestigio del Templo de Salomón judío, por lo que los musulmanes temen que Israel busque destruir la Mezquita de Al Aqsa --tercer lugar más sagrado del Islam-- para construir un Tercer Templo judío en Jerusalén.
Rechazo internacional a los enfrentamientos
Turquía, Marruecos, Egipto y Arabia Saudí han rechazado los enfrentamientos en Al Aqsa, mientras Jordania, en coordinación con la ANP, ha llamado a una reunión extraordinaria de la Liga Árabe.
Las "continuas violaciones y ataques a lugares sagrados podrían conducir a una nueva escalada", ha advertido el canciller jordano, Sinan Majali.
De su lado, la Oficina de Asuntos Palestinos de Estados Unidos en Jerusalén se ha mostrado "alarmada por las impactantes escenas en la mezquita de Al Aqsa y los cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel", y ha llamado a "la desescalada para permitir el culto pacífico".