El miedo de las niñas iraníes a ir a clase tras los envenenamientos: "Tiene 'flashbacks' y ataques de pánico"
- Más de 5.000 alumnas han resultado afectadas, según denuncian las ONG y activistas
- RTVE.es habla con seis víctimas sobre los síntomas y las secuelas que les han provocado
La sobrina de Azadeh* lleva varios meses sin ir a la escuela en Irán. "Mi hermana ha decidido que no vaya de momento", asegura a RTVE.es. No es la única. 'Yasamin' vive en Teherán, la capital de Irán. Ella fue envenenada junto a sus amigas mientras se encontraban en clase. "Después de percibir un olor desconocido, experimentamos mareos severos y, poco a poco, nos sentimos somnolientas, inconscientes, con dolores de cabeza, vómitos y entumecimiento en las piernas", explica.
Un episodio parecido vivió la hija de Shadi, quien en menos de un minuto "estaba confundida y desmayándose". Cuando recuperó la conciencia, "tenía muchas náuseas, dolores muy fuertes de estómago y cabeza". La hermana de Farah, de 16 años, también fue víctima en un colegio de Amol, una ciudad de la provincia de Mazandarán. Ahora lidia con un trauma que está tratando con su psicoterapeuta. "Tiene flashbacks, ataques de pánico y está tomando medicamentos en este momento", explica Farah a RTVE.es.
En muchas ciudades de Irán se respira preocupación y miedo. Una oleada de envenenamientos a niñas en los colegios sacudió el país desde el mes de noviembre. Estos casos se han registrado en más de 230 colegios y ha afectado a más de 5.000 alumnas, según informaciones de varias ONG y activistas.
"No podía mover las piernas"
La periodista Sharare Mahboudi ha investigado estos casos a través de los testimonios de las madres de varias alumnas afectadas. Es el caso de Fatemeh, uno de los primeros que se dio en la ciudad de Qom. A su madre la llamaron del colegio y le dijeron que acudiera al centro porque su hija tenía problemas de movilidad. "No podía mover las piernas", recuerda. Tras este hecho, Fatemeh decidió que no fuera al colegio y pidió que se le ofreciera una educación online, a lo que el centro se negó. 'Nahtab recibió la misma llamada: "Tu hija no se encuentra bien". Al llegar, vio como muchas niñas estaban tumbadas en el patio con dificultad para respirar, entre ellas, su hija.
Los envenenamientos a alumnas en colegios de Irán coincidieron con las protestas por la muerte de Mahsa Amini. Esta joven fue detenida por la policía por no llevar bien colocado el velo y posteriormente falleció a consecuencia del infarto y el coma que sufrió en una comisaría de Teherán. Su fallecimiento dio pie a numerosas movilizaciones en las calles de Irán por los derechos de las mujeres que han dado la vuelta al mundo.
"Sabemos que miles de escolares han sido envenenadas con gas en las aulas de varias ciudades del país", indica a RTVE.es la directora adjunta del Centro de Derechos Humanos en Irán, Jasmin Ramsey. "Esto ha estado sucediendo desde noviembre, pero el gobierno tardó, hasta finales de febrero, en admitir que estos envenenamientos fueron intencionados", apunta Ramsey. El portavoz de la Asociación iraní Pro Derechos Humanos coincide en que casi cuatro meses después "el Estado lo único que ha hecho ha sido mantener silencio".
El miembro del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo Nacional de Resistencia en Irán, Shahin Gobadi, sostiene que el envenenamiento sistemático de las colegialas en Irán "fue un intento de detener el levantamiento".
Por su parte, el responsable del trabajo sobre Irán en Amnistía Internacional, Carlos de la Heras, sostiene que se trata de una herramienta para "socavar la libertad de expresión a raíz de la muerte de Mahsa Amini".
Los afectados describen un olor "diferente al habitual"
Las seis víctimas con las que ha hablado este medio coinciden en que antes de ser envenenadas y encontrarse indispuestas percibieron unos olores extraños, "diferentes a los habituales". Los describen como "un olor a mandarina, a horno doméstico, a pino quemado o a incienso".
La activista iraní y defensora de los derechos de las mujeres, Nilufar Saberi, afirma a RTVE.es que los envenenamientos no sólo se han producido mediante un arma biológica gaseosa, sino también "a través del agua o la comida". La activista asegura que los hechos comenzaron en las universidades cuando comían juntos estudiantes de ambos sexos. "Les intoxicaron para que no se juntaran y no pudieran continuar con las protestas", sostiene Saberi.
El mismo procedimiento se repitió en muchas escuelas de Irán. Los servicios de emergencia recibieron el aviso de que tenían que acudir a la escuela para trasladar a los afectados. En este sentido, Shadi revela que a su hija, que se encontraba en "muy mala situación", no la llevaron al hospital. Al colegio de la hermana de Farah mandaron una ambulancia, pero tardó "más de una hora en llegar".
Tras presentar signos de mareo, dolores de cabeza y estómago, dificultades para respirar o náuseas, entre otros, las seis víctimas acudieron al hospital para realizarse analíticas, pero nunca llegaron a tener un diagnóstico. Yasamin explica a RTVE.es que tan solo le pusieron "algunas inyecciones y suero intravenoso", y posteriormente les dieron el alta.
Muchos padres se concentraron frente al Ministerio de Educación para denunciar los hechos, pero "fueron reprimidos y agredidos con gases lacrimógenos y sprays de pimienta", según explica la activista Nilufar Saberi.
Los activistas cuestionan la versión oficial
En los últimos meses han crecido las sospechas por parte de activistas y ONG hacia el Gobierno. Estos aseguran que detrás de estos ataques está la República Islámica por las reacciones violentas y las represiones que se han ejercido con anterioridad a las mujeres y a los menores en el país.
En concreto, el último informe de Amnistía Internacional revela que los servicios de Inteligencia y las fuerzas de seguridad iraníes han cometido "espantosos actos de tortura" contra manifestantes menores de edad para acabar con su participación en protestas en todo el país.
Por su parte, el Gobierno de Irán califica los ataques como "imperdonables" y anunció que investigarían las causas de envenenamientos de niñas en los colegios "con rapidez" y los autores "serían castigados con la pena de muerte". Tras este anuncio, las autoridades aseguraron que habían detenido a más de un centenar de personas vinculadas con los envenenamientos.
Carlos de la Heras señala desde Amnistía Internacional que las autoridades iraníes están llevando a cabo "una cortina de humo y juegan al despiste", con el objetivo de "sembrar la confusión".
El miembro del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo Nacional de Resistencia en Irán, Shahin Gobadi, sostiene que desde el Gobierno de Jamenei buscaron "vengarse de las niñas que jugaron un papel decisivo, intentando aterrorizarlas". De hecho, los activistas ponen en duda las explicaciones que ha dado el gobierno. "[El hecho de atribuirlas] al hallazgo de un camión cisterna de combustible en las inmediaciones de las escuelas o a meras bromas de estudiantes plantea signos de interrogación", denuncia el director de políticas de United Against Nuclear Iran, Jason Brodsky.
Las circunstancias en las que se dieron los envenenamientos y las versiones contrarias de los activistas y las ONG respecto a la del Gobierno siembran un camino lleno de dudas que parece cada vez más dificil de resolver.
*Todas las víctimas con las que ha hablado RTVE.es para este reportaje tienen nombres ficticios con el fin de proteger su identidad.