El papa Francisco, ausente en un Vía Crucis con la guerra de Ucrania de nuevo presente
- Lo ha seguido desde su residencia en el Vaticano por el "intenso frío"
- El pontífice recibió el alta el sábado tras un ingreso hospitalario por una bronquitis
El papa Francisco no ha acudido este viernes al Coliseo de Roma para presenciar el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo. En su lugar, lo ha seguido desde su residencia en el Vaticano por el "intenso frío".
"Debido al intenso frío de estos días, el Papa Francisco seguirá el Vía Crucis esta tarde desde la Casa Santa Marta, uniéndose a las oraciones de quienes se reunirán con la Diócesis de Roma en el Coliseo", había informado la oficina de prensa del Vaticano horas antes del comienzo del ritual.
El jueves, pese a su reciente alta hospitalaria, el pontífice visitó una cárcel de menores en la periferia de Roma, donde participó en una misa. Allí, incluso se levantó de su silla de ruedas para lavar los pies de doce presos como recuerdo de la Última Cena.
Recibió el alta el sábado
Francisco salió del hospital Gemelli el sábado tras permanecer ingresado tres días por una bronquitis y se dejó ver en aparente buena forma. El papa presidió la misa en un lado del altar, como estaba establecido, debido a sus problemas en la rodilla que, desde hace tiempo, le impiden estar mucho tiempo de pie.
Lo mismo hizo el jueves por la mañana durante la misa Crismal, donde pronunció una homilía en la que pidió a los sacerdotes que eviten las divisiones, que después "fomentan partidos y cordadas" en la Iglesia.
El Vía Crucis es un recorrido anual que cada Viernes Santo centenares de fieles realizan en el Coliseo de Roma, a través de catorce meditaciones que narran la subida al Calvario de Jesús, su crucifixión y su colocación en el sepulcro.
Se trata de la primera vez que Francisco no acude personalmente a este rito, aunque Juan Pablo II tampoco participó en 2005 por su delicado estado de salud, poco antes de fallecer.
La ausencia no ha evitado que el Coliseo, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, volviera a acoger a miles de fieles -unos 20.000 según el Vaticano- para participar en un rito que se remonta al siglo XVIII, en tiempos de Benedicto XIV, aunque fue retomado en 1959 por Juan XIII.
La guerra en Ucrania, presente de nuevo
La meditación de la décima parada ha sido una carta escrita por un joven ucraniano y un ruso.
El ucraniano ha recordado cuando huyó con su familia de Mariúpol hasta Italia, donde vivía su abuela, pero al poco tiempo decidieron regresar, ya que su padre fue reclutado por el Ejército. "Aquí la situación sigue siendo difícil, hay guerra por todos lados, la ciudad está destruida. Pero en mi corazón quedó esa certeza que me decía mi abuela cuando lloraba: 'Ya verás, todo pasará. Y con la ayuda de Dios, la paz volverá'", ha implorado.
Por su parte, el ruso ha admitido que hablaba "con sentimiento de culpa" y ha rememorado cuando una carta informó a su familia del fallecimiento de su hermano: "Todos nos decían que debíamos estar orgullosos, pero en casa había tanto sufrimiento y tristeza".
El año pasado, al poco tiempo de que estallara la guerra de Ucrania, dos amigas, una ucraniana y una rusa, llevaron la cruz juntas en una de las estaciones, lo que provocó las quejas de la Embajada ucraniana ante el Vaticano.
Este Sábado Santo, el papa presidirá la Vigilia Pascual y el domingo en la plaza de San Pedro oficiará la Misa de Resurrección e impartirá la tradicional bendición Urbi et Orbi asomado en el balcón central de la fachada de la basílica vaticana, según el programa.