Las primeras pinceladas del niño Picasso en Galicia: "Con diez años era un dibujante excepcional"
- Una exposición en A Coruña rastrea la huella de la infancia en su obra de madurez
- El artista pasó cuatro años en Galicia donde se formó y vivió sus primeros éxitos
En 1891 la familia Ruiz Picasso se trasladó de Málaga a Galicia y el pequeño Pablo arrancó su formación académica en el instituto Eusebio da Guarda y en la Escuela de Bellas Artes de A Coruña donde su padre impartía clases.
Es la semilla fértil de un periodo difuminado pero esencial en el ser íntimo del artista. Su etapa coruñesa se encuentra encapsulada entre la infancia malagueña y la explosión creativa de Barcelona, pero es tan totémica como solo puede serlo el rito de paso de niño a adolescente, ya que Picasso dejó la capital herculina con trece años en 1895.
La huella permaneció indeleble en su vida y trayectoria. En las playas gallegas aprendió a dibujar y pintar, bosquejó sus marinas con la inmutable "torre de caramelo" como llamaba a la Torre de Hércules, realizó sus primeras exposiciones y colisionó con el amor y la muerte (la de su hermana Conchita).
Auspiciado por su mecenas y coleccionista, Ramón Pérez Costales, y por el rompedor maestro escultor, Isidoro Brocos, el niño genio despega su espíritu crítico y una técnica virtuosa que apabulla en su precocidad.
“Era un dibujante excepcional porque hay que pensar que las clases eran de 150 alumnos y él siempre era uno de los más destacados, siendo uno de los más pequeños con diez años. Las edades estaban mezcladas porque era otro concepto académico pero Picasso ganaba a los de 40 y 30 años”, relata Rubén Ventureira, uno de los comisarios de la exposición Picasso blanco en el recuerdo azul en el Museo de Belas Artes da Coruña (hasta el 25 de junio).
Una muestra motivada por el 50 aniversario de la muerte del pintor, que se cumple este sábado 8 de abril, y que rastrea la marca gallega en su prolífica carrera.
“El primer retrato al óleo de su hermana Lola con una muñeca lo hace en Coruña en 1895, pero volverá a este tema en 1938 con el maravilloso Maya y su muñeca que es una de sus obras icónicas [Ver la imagen que encabeza la noticia]”, explica el comisario sobre una combinación de dibujos coruñeses con su reflejo en pinturas de madurez en las que dinamita el canon sin complejos.
“Otro tema que nace en Galicia es el del fauno que atraviesa su carrera o el erotismo. Es en la playa de Riazor donde ve por primera vez una mujer desnuda y la dibuja. De aquí vienen sus primeros desnudos”, añade Ventureira que señala que mucha de la producción gallega se conserva gracias a la pasión coleccionista de su madre, María Picasso.
Por su parte, Coruña muestra orgullo como sede "picassiana": el recuerdo del creador sobrevuela su casa museo que reproduce las habitaciones donde estudiaba o en la escultura de la paloma de la paz que preside la Plaza de Pontevedra.
La evolución de niño a artista integral
En sus años de aprendizaje, el malagueño consolidó la metamorfosis: transita de la niñez al estatus de artista integral. El talento rebosa y no pasa desapercibido en sus éxitos como principiante.
La primera exposición de Picasso se exhibió en 1895 en una tienda de muebles de la Calle Real de A Coruña. Recabó alabanzas en la prensa local como apuntaba esta profética crítica en La voz de Galicia que instaba al jovencísimo pintor “a seguir así y tendrá días de gloria y un porvenir brillante”.
Por su parte, Pablo Picasso nunca olvidó la patria de la infancia. El título de la muestra-"blanco en el recuerdo azul"- refiere en parte al “cielo de plata” de la capital gallega que describía en las cartas a su familia.
Años después, le contaría a su amigo el actor Fernando Rey como Galicia siempre habitó su memoria más sensorial. “Coruña es la ciudad en la que se despertaron mis sentidos. Y eso es algo que ni el tiempo ni la distancia pueden borrar”. Palabra de Picasso.