Por qué la Explanada de las Mezquitas es un escenario histórico de tensión entre israelíes y palestinos
- La Explanada de las Mezquita concentra lugares sagrados para judíos y musulmanes
- Israel anexionó Jerusalén Oriental en 1967, pero existe un acuerdo con Jordania para el uso religioso de la explanada
La tensión entre israelíes y palestinos está en máximos tras los enfrentamientos de la última semana entre fieles musulmanes y la Policía israelí en la Explanada de las Mezquitas.
Los choques iniciales en Jerusalén, facilitados por la celebración simultánea del mes musulmán del Ramadán y de la Pascua judía, han escalado a un intercambio de cohetes con las milicias palestinas en Gaza y Líbano, bombardeos en Siria, y atentados perpetrados por palestinos que han dejado varios muertos.
A continuación, explicamos qué significado tiene este lugar concreto de Jerusalén y por qué es un foco de enfrentamiento dentro del marco más amplio del conflicto palestino-israelí.
Qué es la Explanada de las Mezquitas
El conjunto de edificios conocido como Explanada de las Mezquitas es un lugar sagrado que se encuentra en la Ciudad Vieja de Jerusalén, situada en la parte oriental de la ciudad.
Para los árabes, todo el complejo es la Mezquita de Al Aqsa o Haram al-Sharif, mientras que para los judíos es el Monte del Templo.
Está considerado el tercer lugar más sagrado para el Islam (después de las ciudades de Meca y Medina, en Arabia Saudí) porque en él se ubican la propia mezquita de Al Aqsa (siglo VIII) y la Cúpula de la Roca (siglo VII, pero reconstruida varias veces), además de otras mezquitas menores.
En la Mezquita de Al Aqsa, según la tradición, rezó Mahoma antes de ascender al cielo. Lo hizo desde una roca cercana, que está bajo la Cúpula. Para los judíos, esa roca era el lugar más sagrado del templo.
Cada viernes, día sagrado musulmán, centenares de fieles acuden a rezar a la Mezquita.
En la parte occidental de la Explanada y en una cota inferior (varios metros por debajo) se encuentra el Muro de las Lamentaciones. Supuestamente, es un paño del último templo del Israel histórico, destruido por Roma en el año 70 de nuestra era. El templo era el lugar más sagrado del judaísmo, y el Muro es lo que queda de él.
Los musulmanes consideran el muro como parte integrante de Al Aqsa.
1967: el año de la anexión unilateral israelí
En el plan de partición de la ONU para repartir el territorio del mandato británico de Palestina entre árabes y judíos, Jerusalén debía convertirse en una ciudad internacional. Sin embargo, tras la primera guerra árabe israelí (1947-48, llamada Guerra de Independencia por los israelíes), Jerusalén Oriental, y con ella la Explanada, quedaron en manos de Jordania, al igual que toda la orilla occidental del río Jordán (Cisjordania).
Pero en la Guerra de los Seis Días (1967), los israelíes conquistaron Cisjordania y con ella Jerusalén Este. El general Moshe Dayan con sus soldados llegó hasta el Muro en uno de los momentos que resume la historia del siglo XX.
Israel anexionó unilateralmente Jerusalén Este y destruyó todo un barrio árabe para despejar el acceso al Muro de las Lamentaciones. La anexión no es reconocida por la legislación internacional, mientras que los palestinos reclaman Jerusalén como su capital, y han convertido la Cúpula de la Roca en un símbolo de la ciudad.
Statu quo: ¿quién administra la Explanada?
Jerusalén es una ciudad que concentra decenas de lugares sagrados para las tres religiones monoteístas. Las potencias europeas del siglo XIX acordaron con el Imperio Otomano, del que entonces formaba parte Palestina, un uso pactado de estos lugares. Este statu quo se ha redactado de diversas maneras en distintos tratados desde entonces.
El acuerdo sobre Al Aqsa (ratificado en sus bases entre Israel y Jordania en 1994, y en 2013 entre Jordania y la Autoridad Nacional Palestina) pone el complejo bajo la protección y organización del Wafq, un órgano dependiente de Jordania.
Los judíos pueden visitar la explanada, pero se les prohíbe rezar en la misma. Los ultranacionalistas israelíes, sin embargo, intentan desde hace años saltarse esta limitación. Hacen uso de su derecho de acceso para después rezar o intentar realizar otro tipo de ceremonias (como el sacrificio de Pascua), lo que provoca la ira de los musulmanes presentes.
También ha ocurrido que, en momentos de mayor tensión en el conflicto palestino-israelí, los musulmanes arrojan piedras contra los fieles judíos que oran más abajo, en el Muro.
Enfrentamientos constantes
Al Aqsa se ha convertido en un termómetro de la situación del conflicto en cada momento. El mes sagrado musulmán de Ramadán, además, es el momento de mayor tensión del año por la concentración de fieles.
El 8 de octubre de 1990, en plena Primera Intifada, la amenaza de un grupo ultrarreligioso israelí de colocar la primera piedra de un nuevo templo provocó una revuelta palestina. La actuación de la Policía israelí en Al Aqsa desencadenó una masacre con una veintena de palestinos muertos. La ONU condenó lo sucedido y exhortó a Israel, como "potencia ocupante", a cumplir con sus "obligaciones y responsabilidades" de acuerdo con la Convención de Ginebra (Resolución 672).
En el año 2000, la visita del entonces líder del Likud, Ariel Sharon, a un túnel arqueológico abierto bajo la Explanada y junto al Muro dio comienzo a la Segunda Intifada, que duró cinco años y provocó miles de muertos.
Ahora, de nuevo, la situación de tensión general ha tenido su traducción en la Explanada. Los primeros meses de este año han sido los más violentos del conflicto palestino-israelí desde el 2000. En lo que va de 2023, han muerto 93 palestinos y árabes-israelíes en incidentes violentos y otras 18 personas del lado israelí.
En Israel gobierna un Ejecutivo de coalición presidido por Benjamín Netanyahu del que forman parte grupos de ultraderecha y supremacistas judíos. El Ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir, del que dependen las fuerzas de Policía, pertenece a uno de estos partidos.