Desmantelan en Pontevedra el mayor laboratorio de cocaína de Europa, capaz de producir 200 kilos de droga al día
- La organización desarticulada tenía un alto nivel de sofisticación con un claro reparto de funciones entre sus miembros
- Se han llevado a cabo 18 detenciones en Galicia, País Vasco, Madrid y Las Palmas de Gran Canaria
La Policía Nacional, junto con la Policía Judiciaria de Portugal, ha desmantelado en Pontevedra el mayor laboratorio de Europa de procesamiento de pasta base de cocaína, capaz de producir para su consumo 200 kilos de droga al día, en una operación en la que 18 personas han sido detenidas y se encuentran ya en prisión.
Los detenidos, que formaban parte de una organización controlada por narcotraficantes de México y Colombia, se encargaban de transformar la pasta base en clorhidrato de cocaína lista para su consumo desde un chalet de grandes dimensiones situado en el municipio pontevedrés de Cerdedo-Cotobade. Los arrestos se han producido en Galicia (11), País Vasco (1), Madrid (4) y Las Palmas de Gran Canaria (2).
Esta "importantísima" operación, en palabras de Antonio Duarte, comisario jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, ha permitido realizar en los 14 registros realizados, la mayor aprehensión de pasta base en Europa (1.300 kilos), la mayor cantidad de cocaína fuera de sus territorios de producción, además de abortar la puesta en el mercado de grandes cantidades de estupefacientes.
En los registros también se ha incautado 151 kilos de clorhidrato de cocaína, y más de 23.000 litros de precursores y otras sustancias químicas, y se han bloqueado 17 propiedades, por un valor aproximado de 1.700.000 euros, y 37 productos financieros, a la espera de cuantificar el valor de los mismos.
Primero se detectó una organización criminal en Las Palmas de Gran Canaria
Los agentes tuvieron conocimiento en octubre de 2022 de la existencia de una organización criminal asentada en las Palmas de Gran Canaria.
Las primeras investigaciones constataron que esta organización criminal contaba con una potente infraestructura que les permitía introducir grandes cantidades de droga en nuestro país. Algunos de sus miembros ya habían sido objeto de investigaciones policiales anteriores, y había quedado acreditado el alto nivel de vida que mantenían y los vínculos con ciudadanos colombianos que ejercían de suministradores.
Los agentes comprobaron que había un gran número de movimientos entre Las Palmas y la península, concretamente en Madrid y Pontevedra, aunque los investigados formaban varias células de actuación para reducir el contacto entre ellas y evitar levantar sospechas. De este modo, averiguaron que la organización disponía de un chalet en la localidad madrileña de Colmenar Viejo que utilizaba para el almacenaje de una gran cantidad de productos químicos y otros útiles.
En ese chalet de Madrid dejaban "enfriar" los químicos precursores, es decir, almacenaban las sustancias durante un tiempo prudencial para detectar si existían vigilancias sobre las mismas y eludir la posible acción policial.
El entramado recurrió a varias empresas logísticas para transportar los productos químicos simulando tener una actividad legal. De estas gestiones se ocupaba un empresario del País Vasco quien, gracias a sus contactos, servía de "conseguidor" en la península a los investigados canarios. Uno de estos transportes permitió a los agentes localizar una nave industrial, en una localidad de Pontevedra, utilizada en un primer momento como centro logístico para abastecer el macrolaboratorio y, posteriormente, para "enfriar" los materiales antes de trasladarlos.
Nueva tendencia: la sustancia se exportada para su transformación
De hecho, con esta operación los investigadores han constatado una nueva tendencia en el tráfico de droga, en el que la sustancia estupefaciente es exportada sin haber sido sometida al proceso químico para su transformación en laboratorios asentados en Europa, lo que permite ahorrar costes a los carteles de la droga.
Pese a estar instalado en Pontevedra, el macrolaboratorio descubierto no estaba dirigido por ningún clan de narcotraficantes gallegos, sino por ciudadanos canarios, mexicanos y colombianos, todos conocidos por las fuerzas de seguridad por tráfico de drogas.
La organización tenía un alto nivel de sofisticación y sus miembros, que contaban un con claro reparto de funciones, empleaban fuertes medidas de seguridad tales como el uso de apodos, la utilización de vehículos lanzadera, el uso de disfraces de transportistas o el sometimiento de sus comunicaciones a un estricto protocolo de seguridad.
Según detalla Interior en un comunicado, los colombianos, distribuidos en diferentes turnos se encargaban de suministrar los medios humanos en forma de "cocineros" o químicos del laboratorio, los mejicanos aportaban los conocimientos técnicos para la correcta extracción de la coca base y se encargaban también de supervisar que la coca base procedente de Colombia fuera convenientemente procesada.
Por último, los españoles se ocupaban del grueso de la operación; es decir, se encargaban de la gestión del transporte de la sustancia desde el país de origen (Colombia) hasta su recepción en Pontevedra para su correspondiente tratamiento en el laboratorio. Se encargaban de la instalación del laboratorio y de la posterior distribución del producto final por todo el territorio nacional.
El entramado criminal pretendía importar desde Colombia una máquina de triturar piedra de grandes dimensiones a través del puerto portugués de Leixoes, en Oporto. Fue entonces cuando la investigación adquirió carácter internacional. Gracias a la cooperación policial con las autoridades portuguesas se detectaron constantes viajes y reuniones de su miembros con personas vinculadas al puerto de Leixoes.
Las gestiones policiales permitieron concluir que detrás de los ciudadanos españoles se encontraban dos potentes organizaciones criminales de carácter internacional, una colombiana y otra mexicana, que se habían unido para poder financiar conjuntamente un laboratorio capaz de producir 6.000 kilos de clorhidrato de cocaína en diferentes fases. Además, pretendían introducir otras tres máquinas trituradoras más.
Así se puso en funcionamiento el laboratorio
Una vez que el entramado criminal culminó la importación y traslado de la trituradora a la nave de Pontevedra, los agentes constataron la llegada a España de dos individuos de origen mexicano, a los que se referían como el "ingeniero" y el "notario", cuya misión era desarmar la máquina y recuperar la cocaína base oculta en su interior.
También se detectó la llegada de seis individuos de origen colombiano que tendrían el papel de "cocineros", es decir, se encargarían de procesar la droga. Se distribuían en diferentes turnos para que la actividad del laboratorio permaneciera pleno rendimiento las 24 horas del día.
Cuando "el ingeniero" consiguió extraer la base de cocaína del interior del primer cilindro de la trituradora, se iniciaron los traslados de la sustancia desde la nave hasta el laboratorio. Para ello emplearon, nuevamente, fuertes medidas de seguridad (vehículos lanzadera, disfraces de transportistas y emisores Wi-Fi para no perder la comunicación durante los trayectos).
Fue entonces cuando se puso en funcionamiento el mayor laboratorio de procesamiento de cocaína de Europa, capaz de producir hasta 200 kilos de sustancia estupefaciente diarios.
Una vez produjeron la primera partida de droga, la organización comenzó a preparar su distribución valiéndose de una furgoneta de reparto de una conocida empresa de mensajería. Simulando la recogida de cuatro bultos, transportaron 100 kilos de cocaína que los agentes incautaron al interceptar dicho vehículo en la entrada de la Comunidad de Madrid.
Ante la existencia de indicios suficientes que acreditaban la actividad ilícita del laboratorio, se realizó un gran dispositivo policial que se extendió a Las Palmas de Gran Canaria, Pontevedra, Madrid y Bilbao y culminó con las 18 detenciones y los 14 registros.
La Fiscalía Especial Antidroga de la Audiencia Nacional abrió diligencias de investigación y, con los resultados obtenidos, ha presentado una querella que ha dado lugar a la incoación de un proceso en el Juzgado Central de Instrucción nº 2.